2017-06-del 12 al 19 LA PALMA, LA ISLA BONITA, UNA LEYENDA, UN SUEÑO. (SÓLO TEXTO)

 

Como tantas y tantas veces, Fran curioseaba por la red, observando, entre muchas otras cosas, instantáneas de lugares asombrosos y paradisíacos. Cuando las imágenes llamaban poderosamente su atención, entraba en su web y se recreaba en el contenido, en las explicaciones, en los comentarios… y fantaseaba sobre posibles viajes a esos lugares.

En eso andaba, hace unos meses, cuando quedó cautivado por unas fotos espectaculares. Entró en la página, contempló su belleza y leyó una de las leyendas sobre la zona que le dejó enamorado. Sintió que ese era, sin duda, su próximo destino.

Aquella maravilla no era otra que la isla de La Palma.

Cercano a los 60, solitario, complicado, cascarrabias, senderista, diabético, agorafóbico, medio ciego, casi sordo… Entre otras muchas cosas, hacen de Fran el curioso personaje de esta andanza.

La Palma, la que llaman ‘la isla bonita’, no sólo era el destino elegido por Fran, había otro objetivo; realizar sin compañía esta aventura y procurar vencer así los picos de agorafobia que padece desde hace muchos años.

Allá marchó, en busca de esos bellos rincones, en busca de caminos, senderos, montañas y, cómo no, también en busca de sí mismo.


Un lunes, 12 de junio, da comienzo este periplo.

Prácticamente medio día perdido entre vuelos y aeropuertos. Fran llega a Santa Cruz de la Palma a eso de las 14:30. Entre recogida del auto de alquiler y llegada al hotel, la tarde del primer día ya se ha echado encima. Mientras se instala en el apartamento, recorre las calles solitarias buscando un sitio para comer algo y algún comercio donde comprar provisiones, el día está casi terminado. Si a todo esto se le añade que apenas tiene cobertura en su móvil y que el gps, en el que ha guardado todos los senderos que quiere realizar, se acaba de estropear, la aventura no puede comenzar peor.

Ya en la noche, preocupado por estos contratiempos, cena temprano y empieza a replantearse cómo serán los próximos días.


Martes… y 13. Fran lleva toda la noche pensando en eso mismo.

Comienza el día muy temprano, prepara unos sandwiches, una botella de agua, la mochila y… toma el coche para dirigirse hacia el norte, al municipio  de Puntallana, para realizar el sendero de ‘El cubo de la Galga’. Una caminata por un barranco que tiene uno de los bosques de laurisilva más bellos del mundo.

Fran recuerda bastante bien el recorrido de este sendero y es por ello que se anima a hacerlo sin el gps. Además, es algo que él no sabía, está estupendamente señalizado y no tiene pérdida alguna.

Un ascenso entre enormes tilos y helechos milenarios, que se entremezclan con viñáticos, aceviños, barbusanos y laureles. Este espectacular rincón, y otros muchos, convierten a La Palma en Reserva Mundial de la Biosfera.

El recorrido es absolutamente mágico. Fran tiene la sensación de encontrarse en un pasado de hace miles de años. Ha comenzado a muy temprana hora, el bosque tiene esa tenue luz del amanecer reciente y tan sólo se oye el canturrear de los pájaros.

En un punto del sendero se accede, tras un suave ascenso por pista, al llamado Mirador de la Somada Alta, desde donde se observa con claridad la extensión y la exuberancia de este bosque.

A partir de este punto comienza el descenso y el regreso al punto de partida.

Antes, aproximadamente a la altura del kilómetros 4’9, y tras unos metros de asfalto Fran se encuentra con otro de los miradores de la ruta, el de San Bartolo.

Después retoma el sendero hasta la caseta de información que hay al inicio del recorrido

Fran no hace otra cosa que disfrutar de este fantástico encuentro con la naturaleza; la Naturaleza en mayúsculas.

La sensación de malestar que le había dado el día anterior, con esta ruta ha quedado totalmente compensado.

Incluso, en muchos momentos del recorrido, agradeció el momento de encontrar, a través de aquella leyenda, esta isla tan especial.

Es bastante temprano todavía y, en lugar de regresar a Santa Cruz, Fran decide dirigirse por la LP4 hacia el punto más elevado de la isla, visitar el Roque de los Muchachos y contemplar la Caldera de Taburiente.

A medida que asciende por esas zigzagueantes carreteras y traspasa las espesas nubes el espectáculo es sublime.

Fran llega hasta la cima, con ese espeso mar de nubes a sus pies que le dan al paisaje un toque inquietante.

Es un lugar de una belleza extrema y con una gran cantidad de puntos de interés. Los miradores del Roque de los Muchachos y de los Andenes, el vértice geodésico (2.421 m.s.n.m.), los observatorios y telescopios Isaac Newton, Mercator, Liverpool, William Herschel, Duch Open, Jacobus Capteyn, Cherencov, Nordic Optical, Nazional Galileo y el Gran Telescopio de Canarias.

En estos momentos Fran se da cuenta, como en otros muchos viajes que ha realizado, cuan diminuto es el Hombre ante la magnitud de la Naturaleza y del Universo.

Ahora ya toca regresar a Santa Cruz. La mañana ha estado bastante llena de actividades y emociones.

Fran llega al apartamento, toma una ducha y duerme una importante siesta.

Ya en el atardecer da una vuelta por el centro de la ciudad, toma unas cervezas en una tasca y, en la noche, cena en un buen restaurante de la avenida Marítima.

Vuelta al hotel a descansar que… este ha sido un gran día.


Miércoles, 14 de junio.

Hoy tiene que dejar el apartamento para trasladarse a otro lugar de la isla.

Sin mucha prisa, desayuna algo, recoge sus cosas y sale hacia su nuevo destino.

Fran tiene por costumbre, es una recomendación de uno de los psicólogos que ha visitado, diseñar de antemano, bien por escrito, bien mentalmente, todo aquello que desea hacer, en el orden en que lo desea realizar… tenerlo todo perfectamente planeado y… hacerlo. De este modo se siente más seguro a la hora efectuar cualquier acción.

Claro está que, todo no puede ser siempre perfecto, si alguna vez cualquiera de sus planes falla… el bloqueo es máximo y puede entrar en un pánico extremo que puede conducir al caos.

 

Y dicho esto, tal y como lo tiene organizado, Fran deja Santa Cruz de La Palma para dirigirse hacia El Paso, en el centro de la isla. Tiene que pasar necesariamente por Breña Alta y está dentro de sus planes pasar por un rincón de este municipio donde se encuentra el símbolo vivo de la leyenda que le ha traído hasta aquí.

A pesar de la extrema amabilidad de la gente, Fran se despista y se pierde tratando de encontrar lo que busca. Se detiene en un lateral de la carretera, respira y procura tranquilizarse; no está dispuesto a entrar en el pánico del que antes os he hablado.

Sabiendo que ésta es la zona, Fran piensa que habrá posibilidades en los próximos días.

Así que, sin más, toma la carretera LP301 que le conduce al municipio de El Paso, donde se encuentra el siguiente apartamento.

Antes, en el camino, hace una parada en el Refugio de Montaña El Pilar para comer algo y efectuar una pequeña caminata por la zona.

Comienza desde el mismo Refugio y, por carretera, se dirige al Mirador Astronómico del Llano del Jable.

A medio camino se desvía por un sendero a la derecha para visitar los restos del Poblado de Cabañas del Lomo de las Casas, Los Corrales o Barranco de las Ovejas, construcciones de los antiguos aborígenes de la isla.

Vuelve a la carretera para llegar al Mirador del llano del Jable, una hermosa atalaya donde poder contemplar las estrellas en noche claras.

Siguiendo en descenso la misma carretera, a unos 500 metros, Fran accede al sendero que por el interior le conduce hasta el Refugio El Pilar.

Después de un breve descanso Fran vuelve al coche y a eso de las 16:00 llega a su próximo alojamiento.

Un magnífico y amplio apartamento que dispone de una gran terraza con barbacoa, piscina y pista de tenis; todo un lujo.

Una buena ducha y sale en busca de un supermercado para hacer una pequeña compra de alimentos.

Ya en la tarde/noche merecida cena en la terraza y un buen descanso hasta el día siguiente, en el que Fran ya tiene prevista la actividad.


Jueves, 15 de junio.

Madrugar es algo habitual en nuestro protagonista. Hoy no iba a ser menos.

Un buen desayuno.

Un par de bocadillos y una botella de agua en la mochila y Fran sale, aún no ha amanecido, en dirección al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente para hacer el sendero del Barranco de las Angustias – Cascada de Colores.

El día está tremendamente despejado y entrar solo en la Caldera rodeado de esas majestuosas paredes, sinceramente, impone.

Fran camina con la solemnidad que requiere la ocasión, casi sin hacer ruido para no romper la magia.

Es alucinante. Brutal.

El sendero está bien señalizado pero, en algunos momentos, embobado con lo maravilloso del espectáculo, Fran se despista y pierde las indicaciones.

No le queda más remedio que ‘inventarse’ el camino… que, luego más adelante, retoma correctamente.

Esto hace que el recorrido se haga algo más largo y más duro de lo que debiera.

Llega, finamente, a la bifurcación. Recto, a la zona de acampada. Derecha, a la Cascada de Colores.

500 metros de recorrido para llegar a esta curiosa caída de agua.

Sobre los años 60 se construyó este dique para contener las aguas de la Caldera y los años han hecho que la piedra negra, el musgo y, sobre todo, el hierro le hayan dado este aspecto coloreado.

Ahora Fran regresa sobre sus pasos para volver al punto de inicio.

Fran llega al apartamento a eso de las 15:30, una buena ducha, una buena comida, una siesta, algo de tele, escribir, la cena y, sin prisas, hasta el día siguiente, que vuelve a tener cambio de alojamiento y ubicación.


Viernes, 16 de junio.

Después de un desayuno tranquilo, Fran deja el hospedaje, despidiéndose antes de la señora de la vivienda de enfrente que ejerce de casera. Una persona de una amabilidad exquisita.

Antes de abandonar el municipio, se acerca hasta la Ermita de la Virgen del Pino. Edificio situado en las laderas de la Cumbre Nueva, centro de veneración mariana que celebra su fiesta el 8 de septiembre.

Ahora Fran, y para coger el camino del sur de la isla, se dirige hacia el oeste y se desvía a la población de Tazacorte para ver su puerto y tomar un refrigerio.

Deja Tazacorte y, tras unos cuantos despistes de carretera, logra tomar la LP2 que es la carretera que lo conducirá hasta Fuencaliente de La Palma.

Su destino realmente es una zona llamada Las Caletas pero como ha quedado con los encargados del alojamiento a las 14:00 y hay tiempo de sobra, Fran deja el coche en Fuencaliente y se sienta en una cafetería a tomar un refresco.

Llega a su hora a la puerta de la residencia. Le atiende una señora que dice ser la madre de la dueña y que vive en la casa contigua. El apartamento es una pasada auténtica, Fran alucina en colores. Es precioso… y las vistas espectaculares.

Esa tarde decide quedarse descansando, pensando y relajado en la casa. Traía comida del hospedaje anterior y no necesita salir a comprar nada. Asi que hasta el día siguiente.


Sábado, 17 de junio.

El día ha amanecido plomizo y frío.

Fran pasa por la cafetería del día anterior a desayunar, luego va al supermercado de Fuencaliente para hacer algo de compra, la lleva a la casa, la organiza y vuelve al pueblo para hacer una visita al Volcán San Antonio.

Una breve caminata a la que se accede por un control de visitantes, pagando una entrada y que te permite ver de cerca este volcán, su cráter y su caldera.

La última erupción de este volcán data de 1.677 y desde su mirador se puede contemplar el Teneguía, otro de los volcanes más visitados de la isla, las Salinas y el Faro de Fuencaliente.

El tiempo empieza a empeorar, comienza a llover y Fran vuelve al hospedaje donde pasa el resto del día hasta la mañana siguiente.


Domingo, 18 de junio.

La mañana amanece tan gris como la del día anterior pero Fran no quiere quedarse en la casa. Prepara temprano su mochila y, primero, hace un desayuno en su ‘cafetería favorita’, después se dirige hasta la entrada al volcán San Antonio donde se inician dos senderos, uno, muy corto, al vértice geodésico llamado ‘Tablas’, y otro, el sendero que recorre la ruta llamada de Los Volcanes del Teneguía. Con ésta segunda opción Fran quiere llegar al vértice geodésico que está en el cráter del Teneguía pero, siguiendo senderos y marcas sin gps, ocurre lo que le ha ocurrido a él; ha dado vueltas y vueltas y, creyendo que está en el Teneguía, casi se vuelve loco buscando un vértice que no encuentra.

Claro que el Teneguía es otra montaña distinta.

También ha contribuido al despiste la niebla que había en el inicio de la ruta.

Fran mira y busca algún vértice en la lejanía pero… no encuentra nada.

Ahora, eso sí, el paisaje es espectacular.

Y quizá no os habréis parado a pensarlo pero con toda la cantidad de despistes y equivocaciones que Fran ha tenido en todos estos días… no ha habido ni un agobio, ni un ataque de nervios, ni un bloqueo,… ni nada.

Tampoco vayáis a pensar que se le ha olvidado aquello que en el tercer día no pudo encontrar. El símbolo vivo de su leyenda aún esta en su mente.

Después de una buena caminata, Fran termina su ruta y vuelve al coche.

Ya el resto del día lo pasa preparando el siguiente, que es el último en la isla y hay todavía mucho que hacer.


Lunes, 19 de junio.

La maleta preparada desde la noche anterior.

Fran acude por última vez a desayunar, se despide de los chavales que la atienden, ni que decir tiene que son amables a rabiar.

Después, con el coche, se dirige al Faro de Fuencaliente, una vuelta por los alrededores, visita rápida de las Salinas y fotos con el vértice geodésico ‘Salinas’.

Fran regresa al apartamento, se despide de la señora y vuelve a Fuencaliente, a esas horas ya han abierto una tiendecita de regalos, para comprar algún detalle.

Pone rumbo al Aeropuerto de La Palma y regresa a su ciudad.

Pero antes, dos paradas.

La primera pilla de camino: El Parque Arqueológico de Belmaco.

El conjunto prehispánico de Belmaco es, sin ningún género de dudas, el más emblemático de La Palma. Se trata del primer yacimiento arqueológico descubierto en Canarias. El conjunto está formado por una preciosa estación de grabados rupestres geométricos que cuenta con 4 paneles en los se representan, sobre todo, espirales, círculos concéntricos y meandriformes. La cueva, presenta unas magníficas condiciones de habitabilidad y fue ocupada de manera permanente por los benahoaritas. La leyenda sostiene que fue el lugar de habitación de los capitanes del cantón de Tigalate, que eran dos hermanos conocidos por Juguiro y Garhagua. Otro dato interesante es que en el interior de la cavidad también se llevó a cabo el enterramiento de una persona. Por todas esta y otras evidencias, también se ha relacionado estas cuevas como lugar de santuario mágico-religioso en el que llevarían a cabo todo tipo de ritos relacionados, fundamentalmente, con la petición de lluvias.

Y la segunda, cómo no…

Los Dragos Gemelos.

A Fran se le han hecho esperar pero, finalmente, ha encontrado la carretera que le ha llevado hasta estos dos árboles entrelazados, símbolo de una de las leyendas que cautivo a nuestro amigo Fran y que hizo que realizara esta aventura.

La leyenda de los Dragos Gemelos se remonta justo a la época previa a la conquista y en la misma participan dos hermanos gemelos, Urunte y Timizara, y una bonita doncella benahorita de nombre Urbina. Ambos hermanos pretendían a la misma mujer, hasta el punto de que los celos les llevaron a disputar su amor en una contienda. La fatalidad se encargó de que no sobreviviera ninguno en el combate y en el mismo lugar donde derramaron su sangre, Urbina, en su inmensa tristeza, plantó dos esquejes de drago para recordarlos eternamente.

Fran no sólo ha encontrado estos dos magníficos árboles entrelazados, también una isla de una belleza inmensa, un sueño… y ha sacado de su interior la fortaleza necesaria para afrontar retos y reveses del día a día.

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