La última semana de noviembre comienza y yo me dirijo al norte de la Región de Murcia para pasar unos días en dos poblaciones de la Comarca del Altiplano.
Salgo temprano de casa, después del desayuno, y a eso de las 9:00 ya me encuentro en la ciudad de Jumilla.
Historia de la ciudad.
Con la llegada de los romanos a la península y su sentido práctico de la vida, se ocupó la Comarca de Jumilla por el sistema de centuriaciones, es decir, cuadriculando y distribuyendo las tierras de cultivo entre los legionarios una vez licenciados de sus tareas bélicas. Esto dio origen a las «villas» que tan abundantes son en la Comarca y que tan ricos restos materiales nos han legado, como los magníficos mosaicos pertenecientes a la Villa de los Cipreses, del siglo IV d. C., que se pueden contemplar en el museo municipal Jerónimo Molina. De época romana son El Casón, monumento paleocristiano del siglo V, que es uno de los pocos que quedan bien conservados en la Península Ibérica, y el dios «Hipnos», estatua de bronce encontrada cerca de El Casón, y en la actualidad en el Museo Nacional de Berlín.
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Dejo el coche frente a la entrada del hotel (Pío XII **) y como hasta la hora de hacer el check-in aún queda bastante tiempo, decido hacer un recorrido por sus calles.
Recorrido urbano, el Casón, Charco del Zorro, Castillo de Jumilla.
Tomo la avenida de Yecla, que coincide con un tramo de la GR251, y, hacia el sur, por la calle Cánovas del Castillo, plaza de la Glorieta, calle Pasos, calle Valencia y avenida de la Libertad, llego hasta la avenida del Casón, donde se encuentra este monumento funerario homónimo.
El Casón es un sepulcro familiar de reducidas dimensiones perteneciente al siglo V (tardorromano) y en 1931 fue declarado Monumento Nacional. Está considerado como la mejor edificación en su especie conservada en España y una de las mejores del mundo.
Continúo hacia el sur y en una rotonda, a la salida de la ciudad, se encuentra la ermita de San Agustín, una edificación del siglo XVI que alberga la imagen de Nuestra Señora de la Asunción, patrona de Jumilla.
Vuelvo a entrar a la ciudad, ahora hacia el norte, por la avenida Ronda de Poniente.
Paso muy cerca de la chimenea Aurelios, resto de una antigua fábrica de licores.
Entro, por el oeste, recorriendo las calles hasta llegar a la parroquia Mayor de Santiago por una de sus fachadas laterales (espero poder verla con más detenimiento en un próximo recorrido). Ahora tomo la cuesta del Cura y la calle Santa María, paso por la iglesia de Santa María del Arrabal.
Accedo por la calle Cantarerías al camino de los Molinos y llego, a través de él, al Charco del Zorro.
Este es un humedal, al oeste del cerro del Castillo, de gran valor paisajístico, un lugar entre una extensa arboleda ideal para pasar el tiempo disfrutando de la fauna y la flora.
Deshago mis pasos y, por el camino del cementerio, a muy pocos metros y a mano derecha, se inicia una sinuosa y zigzagueante subida al Castillo, por su ladera oeste, que me lleva hasta esta importante fortaleza.
El cerro ha sido testigo, a través de los siglos, del paso de muchas culturas. Desde la Edad de Bronce, los íberos en la Edad de Hierro, los romanos, los árabes, etc… Todos dejaron su impronta sobre el monte.
Pero el castillo como tal se levantó en 1461 por el marqués de Villena, tal y como se conoce en la actualidad.
Dejo el cerro, no sin antes hacer las ya típicas fotos en el vértice geodésico que allí se encuentra.
Desciendo ahora por la ladera noreste, por la pista llamada ‘camino del castillo’.
Accedo a la ciudad por la avenida de Yecla y, un par de kilómetros después, llego al hotel.
Tras hacer el check-in, como cerca del alojamiento en un restaurante ecuatoriano, vuelvo a mi habitación, un rato de descanso y… salgo para continuar con una caminata vespertina.
Esta vez me dirijo en coche hasta la carretera de Santa Ana.
Hago una parada para observar los restos de la Villa Romana de los Cipreses.
Después, cerca de la urbanización El Roalico dejo el coche en un claro de la carretera e inicio una pequeña caminata. En ascenso por el monte hasta llegar al Yacimiento Arqueológico Íbero de Coimbra del Barranco Ancho.
Villa Romana de los Cipreses, Yac. Arqueológico de Coimbra.
Este complejo corresponde a los siglos IV-II a.C. e incluye los restos de un poblado, un santuario y tres necrópolis.
Una vez concluida esta interesantísima visita vuelvo sobre mis pasos hasta llegar al lugar donde he dejado el auto y… regreso a Jumilla.
Tiempo en el hotel para una ducha, un cambio de ropa y… dar una paseo por el centro de la ciudad y sus zonas comerciales , algo de picoteo en un bar, a modo de cena, y vuelta al hotel para descansar hasta el día siguiente.