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Microrrelatos Mayo-24

Título: La tierra llama.
Microrrelato: De allí nadie volvía sin la sensación de haber estado en un lugar tranquilo y seguro. Era, sin duda, lo más parecido a una tierra prometida. El hambre y la guerra, entre otras circunstancias, habían hecho que se marcharan buscando una mejor vida. En cambio, nadie se planteaba, salvo si les sorprendía la muerte, permanecer para siempre en ese ‘paraíso’. Todos, tarde o temprano, tenían ese impulso de regresar, de volver a sus raíces. La tierra que les vio nacer, donde se desarrollaron sus primeras vivencias, donde vivieron sus padres, sus hermanos, sus amigos de la infancia; todo eso pesa mucho en sus mochilas.

Título: Mala racha.
Microrrelato: Con una piruleta como único consuelo marchó a su casa el muchacho, con la cabeza gacha, las manos en los bolsillos de su chaqueta y sorteando los charcos de la calle ancha. No había sido ésta una gran noche… ‘Qué mala racha’, pensaba. Había roto con su chica, con sus padres ni se hablaba, su trabajo se tambaleaba y acababa de perder sus ahorros en el póquer y el black jack… ¿Qué más podía pasar? Quitó el plástico al dulce que cogió a la salida del casino, se lo metió en la boca y, en el envoltorio, leyó… ‘Enhorabuena, has ganado el viaje de tu vida’.

Título: Una salida.
Microrrelato: Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos, esos que le piden con insistencia en el instituto, pero hoy tendrá que conformarse con los apuntes de los compañeros. Con suerte, si comprueba que está ingresada la manutención, realizará ese gasto… e incluso llenará la nevera, ese electrodoméstico vacío desde hace días. Su empresa lleva meses sin abonar las nóminas y Jorge, su ex, no siempre es puntual con las obligaciones. En esta situación a Raquel el mundo se le viene encima, necesita una salida, una luz al final del túnel. Mientras, sus ojos llenos de lágrimas, sólo se fijan en el ventanal del salón, en la planta catorce.

Título: Tiempo de fantasmas.
Microrrelato: Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos de dibujo y esas ceras que tanto deseaba por su cumpleaños, pero… ‘De momento, tendrás que esperar’, le dijo, mientras le lanzaba una amplia sonrisa de oreja a oreja, más falsa que un euro de corcho… ‘Te vas a quedar con las ganas’, pensó para sus adentros. Se despidió del chaval, con un dulce beso en la comisura de los labios, y tomó la avenida, camino a su casa, dejándolo con cara de idiota ilusionado. Manuel tenía pensado hacer eso tan ‘maravilloso’ que se ha puesto de moda en muchas relaciones, el ‘ghotsting´, ignorarlo en WhatsApp y borrar su teléfono.