En la carretera CV-847, la que da entrada a la población de Aspe desde Alicante, en un claro a mano izquierda, entre el cauce del río Vinalopó y la Línea de Alta Velocidad (AVE), Jesús y yo dejamos el coche para iniciar la caminata de este primer jueves del mes.
Esta es una ruta que nos llevará por los caminos de la Sierra de la Temerosa y el P.N. de los Algezares, haciendo un recorrido por algunos de los puntos de interés de estos entornos.
Nos dirigimos por pista, hacia el sur, hasta una primera bifurcación. Nos incorporamos a la senda de la derecha que nos lleva al Puente de los Dos Ojos. Seguimos en dirección suroeste, por camino, y enlazamos con la pista, Camino de la Temerosa, que nos lleva, hacia el oeste, a cruzar al otro lado del puente por donde pasan las vías del AVE.
Pocos metros después hacemos un pequeño desvío, a mano derecha, y llegamos hasta la zona de la Fuente de la Coca.
Volvemos hacia atrás al Camino de la Temerosa, ahora hacia el suroeste, y en el kilómetro 2’5 (aprox.) del recorrido, nos desviamos por una senda a mano izquierda que nos conduce, de forma ascendente y en dirección sureste, a la parte alta de la Sierra de la Temerosa.
Una vez arriba, atravesamos un angosto paso que nos acerca al mirador donde podemos admirar el hermoso paisaje de los Algezares.
Los Algezares (Denominado también Yesar o Algezería) son antiguas canteras de mineral de yeso ubicadas en distintas zonas de la península. La palabra algez es la denominación en árabe del mineral de yeso, y la procedencia de su explotación se suele remontar en la mayoría de los casos a los periodos de romanización que posteriormente se continuaron empleando durante la época del Al-Ándalus.
La senda, ahora descendente, nos lleva, por el sureste, a incorporarnos a la pista, Camino de Pere Mina.
En un punto de este recorrido tomamos un desvío, en dirección sur/suroeste, que nos conduce hasta el Aljibe y el Puente de los Cuatro Ojos.
Ahora deshacemos los pasos, volvemos al Camino de Pere Mina y, a mano izquierda y hacia el oeste, tomamos el camino que nos lleva al Puente de los Cinco Ojos.
Volvemos de nuevo a la pista y, en la encrucijada, nos dirigimos, por senda hacia el este para atravesar el río Vinalopó por un pequeño puente/pasarela.
Ya al otro lado tomamos, por la derecha y hacia el sur, la pista que nos acercaría al embalse pero, a los 300 metros a mano izquierda, cogemos un desvío que nos lleva a darle un rodeo a este conjunto de cerros y nos devuelve al acceso del paso del río, pasando antes por el Mirador del Pantano, el Túnel de Cantera Román, una casa en ruinas y un horno de cal.
Deshacemos los pasos y volvemos al cruce de sendas del Camino de Pere Mina.
En este punto tomamos la pista, en dirección noreste/noroeste, comenzando el regreso al punto de partida, pasando por el Mirador de la Cola del Pantano, el Puente de Hierro, el Molino de la Caraseta/Casa de la Luz y un Molino en ruinas.
A unos 700 metros después llegamos al lugar donde se encuentra el vehículo y…
Volvemos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Absolutamente recomendable. Han sido algo más de 13 kilómetros, con un desnivel cercano a los 150 metros, en una mañana agradable y luminosa y con una grata compañía.
Un inesperado giro de los acontecimientos ha desencadenado que la caminata preparada para esta jornada se haya visto postergada para otra ocasión más propicia.
Un aviso (preocupante?) en el panel del auto me ha obligado a visitar al mecánico en busca de respuesta/solución y, debido al tiempo que me ha llevado la cuestión en el taller, he decidido realizar una ruta cercana y corta; he comenzado en la sierra de Santa Pola un recorrido sencillo.
Me dirijo hasta el depósito de agua, cerca de las Casas de Meleja, donde aparco el auto.
Camino por pista durante 200 metros y en dirección noreste (Camino del Faro-PR-CV61) hasta una primera bifurcación. Ahora, por la izquierda y hacia el norte, tomo la senda que me lleva a los barrancos Nou y de Lillo, en la zona del Pla de la Sitja.
Paso por el abrevadero y continúo por pista, hacia el norte, atravesando la carretera del Faro, entre las zonas de Pla de Garri y Pla de Tonyina.
En un cruce de sendas, me dirijo por la pista de la izquierda (aquí ya me he incorporado a la PR-CV61) y durante unos dos kilómetros (noroeste/noreste) llego al borde del Barranc del Salt y al Aljibe homónimo.
Continúo por la PR, ahora en dirección sureste, bordeando el Barranco del Salt durante unos 1300 metros hasta llegar a una intersección de sendas. En este punto tomo una de ellas en dirección suroeste y de forma serpenteante llego a la carretera del Faro.
Camino unos 600 metros por asfalto hacia el este hasta una senda, a mano derecha, que me lleva al camino de la Casa de la Pinada (PR-CV61) y a las ruinas de la Casa homónima.
Esta pista me conduce, hacia el suroeste, y prácticamente en línea recta, al camino del Faro y, 200 metros después, al lugar donde he dejado mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 1*
Recomendable: Sí, por supuesto, a pesar de ser una caminata súper sencilla. Han sido cerca de 9 kilómetros, con un desnivel que no ha sobrepasado los 50 metros, hechos en un tiempo más que correcto y en una mañana de calor insoportable donde la máxima dificultad era caminar con la boca cerrada, ya que los cientos de miles de moscas podían entrar en ella 😉 .
Hoy me propongo terminar octubre visitando una cima que he realizado en numerosas ocasiones, aunque casi siempre he accedido a ella comenzando desde otro punto.
Me dirijo hasta el puerto de montaña de la Carrasqueta y dejo el auto frente al Pou de Neu del Surdo.
El recorrido de esta jornada será el mismo tanto de ida como de vuelta y en todo momento el camino se hará por encima de los 1000 msnm.
Tomo la pista/senda, en dirección noreste, la llamada Camino de la Carrasqueta (PR-CV232) hasta la bifurcación del kilómetro 1’5, en el Cerro del Racó de Matet.
En este punto el camino de la derecha conduce al vértice Montagut y al pueblo de Torremanzanas y la pista de la izquierda, la que yo tomo,, hasta el kilómetro 4’8, sigue siendo el Camino de la Carrasqueta y, pasando por el Cerro del Racó de Chamarra, el Portet y el Collado homónimo, me encuentro un nuevo cruce de sendas.
La senda de la derecha lleva al Port de Benifallim y pasa por el Pou de Neu de Rentomar, la de la izquierda, que es la que yo sigo, se llama Costera de la Mare de Déu y me lleva directamente al vértice de Plans (1330 msnm) y es el punto final de mi camino.
Momento para hacer un descanso, beber, comer una fruta, hacer unas fotos y maravillarme con las impresionantes panorámicas.
Inicio el retorno al punto de partida. Como ya he indicado, el camino de vuelta es el mismo que el de ida, salvo alguna minúscula variante.
Paso por la Costera de la Mare de Déu, por el Portet, el Cerro del Racó de Chamarra, el del Racó de Matet y el Pou del Surdo, hasta el auto.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Cómo no, por supuesto. Han sido, entre unas cosas y otras, unos 13 kilómetros, con un desnivel próximo a los 400 metros, hechos en un tiempo aceptable y en una jornada agradable y luminosa.
Superado el jet lag de estos pasados días trepidantes, vuelvo a mi rutina semanal y me animo a efectuar una caminata por alguna de las sierras alicantinas. Concretamente me dirijo hasta el Parque Natural del Carrascal de la Font Roja, próximo a la ciudad de Alcoy.
Un itinerario que me hará recorrer puntos importantes de esta serranía y, con un poco de suerte, contemplar el espectáculo que ofrece su carrascal en esta época del año.
Comienzo desde el parking del Santuario de la Font Roja y, atravesando su área recreativa, asciendo por pista, coincidente en sus primeros 2’9 kilómetros con la GR7, accedo a la Cova Gelada, la Carbonera, el Mirador de la Mina y el Mirador de Pilatos.
Llego hasta el Mas de Tetuán, su área recreativa y el Teix Centenario; aquí abandono la GR7 y sigo ascendiendo para llegar al Pou de Neu del Menejador y al depósito contraincendios (kilómetro 7’5 del recorrido).
Quinientos metros después llego hasta la cima de este recorrido, el vértice geodésico del Menejador (con sus 1356 msnm) y pasando antes por la caseta de vigilancia forestal.
Momentos ahora para tomar un respiro, beber, comer una fruta y contemplar la desolación que dejó el último incendio que se produjo en esta sierra y que llegó hasta la cima de esta atalaya.
Inicio el regreso al punto de partida, vuelvo sobre mis pasos y llego a la caseta forestal y al depósito contra incendios.
Aquí, por pista y senda a mano derecha (coincidente con la PR-CV26), comienza, de manera descendente y serpenteante. el camino que atraviesa el Carrascal de la Font Roja; una zona de gran belleza que destaca aún más si cabe en otoño, ofreciendo su impactante colorido; aunque este año se ha retrasado bastante.
El final de esta senda me lleva a la pista donde se encuentra la Carbonera y el Mirador de la Mina.
Ahora sólo tengo que incorporarme a la pista (GR7) y, por la derecha, llegar al Santuario de la Font Roja y al coche.
Vuelvo a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto; esta es una de las caminatas indispensables de la provincia. Han sido unos 9 kilómetros, con un desnivel de 330 metros, hechos en un tiempo aceptable y en una mañana limpia y luminosa.
20/09/2025 Comienza el inicio de esta ‘aventura ‘. No se puede decir que, estos dos primeros días, sean especialmente atractivos; el hecho de viajar en avión (aviones en este caso) de un punto a otro tan lejano del planeta lo convierte en una experiencia bastante estresante. Después de llevar el auto al parking donde pasará una temporada hasta mi regreso, la furgoneta de esta empresa me acerca a la terminal de salidas del aeropuerto de Alicante. Facturación de equipaje para Madrid. Control de aduana. Espera junto a la puerta de embarque correspondiente. Salida hacia la capital. 45 minutos de vuelo.
Señalar que, en los dos primeros vuelos, he estado acompañado por Angie, una muchacha colombiana super simpática con la que he compartido charla y complicidad y que volvía a casa tras pasar una temporada en Torrevieja con parte de su familia.
Madrid. Facturación de equipaje. Control de aduanas. Búsqueda de puerta de embarque. Salida hacia Bogotá. 10’30 horas de vuelo. Llegada a la capital colombiana. Control de pasaportes, aduana y recogida de maleta. Bogotá. Facturación de equipaje. Control de aduanas. Búsqueda de puerta de embarque. Salida hacia Buenos Aires. 6’30 horas de vuelo.
21/09/2025 Llegada a la capital argentina. Control de pasaporte, aduana y recogida de maleta. Buenos Aires. Facturación de equipaje. Control de aduanas. Búsqueda de puerta de embarque. Salida hacia Santiago de Chile. 2,30 horas de vuelo. Mediodía de un domingo frío y luminoso, el taxi me conduce al hotel, en la comuna de Providencia. Estoy realmente muerto y contento. Hago el check-in, deshago la maleta, me doy una ducha, me cambio de ropa y salgo a comer algo a un restaurante de la zona, compro después algo de beber y de picoteo en un mini-market cercano, vuelvo al hotel y… el sueño me puede. Ya duermo como un lirón hasta el siguiente día.
Lunes, 22 de septiembre.
Después del desayuno vuelvo a la habitación para terminar mi aseo, hacer mis necesidades y vestirme adecuadamente. La temperatura en esta mañana es de 6° y el cielo muy despejado. Algo que me hace pensar que voy a tener unas vistas espectaculares desde lo alto de la torre sky-costanera. Hasta allí me dirijo por entre las calles de la comuna de Providencia dando un agradable paseo. Entro primeramente al centro comercial y le hago un recorrido por sus plantas, curioseando escaparates. Paso por Decatlon Santiago y hago un par de compras.
Ahora tomo el elevador ‘supersónico’ que me deja en las dos últimas plantas (61 y 62) del edificio (el rascacielos más alto de Sudamérica). Efectivamente, las panorámicas de hoy son espectaculares.
Un buen rato gozando de las vistas, haciendo fotos y selfies… y me dirijo a la planta baja para salir del complejo comercial y dirigirme al Museo Parque de las Esculturas, situado en uno de los márgenes del río Mapocho. El lugar es muy agradable, con muy buena vegetación y salpicado de esculturas, muchas de ellas geniales.
Un largo rato después me dirijo por los alrededores del hotel para cambiar euros por pesos, curiosear algunos locales para alguna futura comida o cena y finalmente he entrado a tomar algo en Calabria Manuel Montt (un par de jugos de piña y una pizza 4 quesos).
Al terminar, y antes de ir al hotel, he pasado por un minimarket, he comprado algo para cenar y ya en la habitación he estado escribiendo un rato, he dormido algo de siesta, he estado viendo tele y no he tardado en volver a dormir hasta la mañana siguiente, que hay que madrugar bastante para hacer una excursión que ya estaba reservada desde España.
Martes, 23 de septiembre.
Madrugando al canto. En el hotel me han preparado algo para desayunar y a eso de las 5:30 ya estoy en la puerta del alojamiento esperando la furgoneta que me va a llevar, junto a un grupo reducido, a una actividad en el Cajón del Maipo.
Los componentes de esta excursión son gente de distintos países (Brasil, Colombia, Costa Rica, Perú, etc…) que junto con Juan, el guía, haremos un recorrido por el embalse del Yeso. Nos dirigimos hasta San José de Maipo, un pintoresco pueblo, que se encuentra a 50 kilómetros de la capital chilena. Aquí, en una venta, aprovechamos para tomar el desayuno; estamos a unos 0°. Después de esta parada continuamos circulando, siguiendo el curso del río Maipo, por entre las paredes de este cañón, el llamado Cajón del Maipo, cuyas aguas descienden directamente de las cumbres andinas. Llegamos al espectacular Embalse del Yeso, famoso por el intenso color turquesa de sus aguas. Aquí las nieves están a nuestros pies y tenemos que realizar andando una pequeña caminata por los alrededores. En este punto estamos a unos -12°.
Seguimos, después del paseo, hacia Las Melosas y el Puente El Cristo, dos puntos emblemáticos con unas vistas panorámicas impresionantes.
Más tarde, hacemos una pausa en un restaurante de la zona para almorzar, cada uno por su cuenta. Ya con el estómago lleno, Juan nos lleva a la famosa Casa del Chocolate (al estilo del cuento de Hansel y Gretel), un rincón ideal para los amantes de los dulces. Ideal también para dejarse algunos miles de pesos.
Después, nos lleva a una hacienda vitivinicola donde, junto a otros grupos de excursionistas, nos ofrecen juegos, música y un pequeño pícnic que incluye, de forma gratuita, quesos, aceitunas, salami, vino y zumos.
Por último, emprendemos el camino de regreso a Santiago de Chile.
A la llegada a la capital empieza a caer la noche. Ya poca actividad, llego al hotel y a dormir hasta el día siguiente.
Miércoles, 24 de septiembre.
Hoy el día ha amanecido muy frío y, después del desayuno y el aseo matutino, he salido a la calle embutido en ropa de abrigo. La ciudad está teniendo unos días de vaguada térmica (mañanas frescas y mediodías sofocantes). La intención de esta jornada es pasear por la ciudad, contemplando parques y avenidas, llegar hasta el centro, visitando el Museo Chileno de Arte Precolombino y terminar en la Plaza de Armas y el Palacio de la Moneda.
Hasta ahí todo perfecto. Antes de llegar al primer parque, el de Inés de Suárez, ya me había quitado las dos prendas de abrigo que llevaba. Al paso por el Parque Bustamante, el Parque San Borja y el Cerro Santa Lucía el calor era insoportable. Y al llegar al Museo Chileno de Arte Precolombino yo ya iba totalmente empapado.
Después en la Plaza del Palacio de la Moneda y en la Plaza de Armas hago un par paradas reparadoras. Lo bueno, o lo fuerte, viene ahora… le doy ‘instrucciones’ a Google maps para que me dirija al hotel, hasta ahí todo correcto. Yo comienzo a hacer caso de sus indicaciones cuando… me doy cuenta que me había llevado por todo Santiago y había vuelto a la Plaza de Armas…
Cabreado como un mono le vuelvo a ‘pedir’ que me lleve hasta mi hotel… Por fin, después de dos horas dando vueltas y 5 kilómetros de más, llego agotado a la zona, hago un compra en el minimarket (ahora ya, mi minimarket) y entro en la habitación tan agotado que sólo quiero dormir. Han sido unos 17 (÷/_) kilómetros de calles y asfalto demoledores… pero feliz porque esta ciudad me encanta. Después de dormir un par de horas, me como lo comprado en la tienda, me tomo un café y me pongo a ver tele y a escribir un rato sobre cómo ha ido el día. La noche ha caído y yo con ella rendido en la cama. Antes, una buena ducha y… a soñar con los angelitos.
Jueves, 25 de septiembre.
Hoy me lo voy a tomar con más calma que ayer. También recorreré las calles de este Santiago primaveral. Antes, mi buen desayuno y mi tiempo para que mi vientre se recomponga. Además hoy es mi cumpleaños y quiero un día sin grandes sobresaltos.
Salgo en dirección norte, hacia el Jardín Japonés de la Amistad; un pequeño espacio sublime que nos transporta a los Jardines Nipones del siglo XII por sus distintivas especies japonesas como cerezos de flor, flor de loto, acer japónico, cotoneaster rastreros y azaleas. Diseñado por el arquitecto Tadashi Asah por iniciativa de la Cámara Chileno Japonesa de Comercio para conmemorar 100 años de relaciones entre ambos países. Inaugurado en 1997 por el Príncipe Hitachi, en el Jardín Japonés en el Parque Metropolitano llama la atención su rueda de agua y pileta con flores de loto. Este jardín, se ubica a sólo 400 metros de altura desde el acceso por Av. Pedro de Valdivia Norte. Un buen rato de relax en este magnífico espacio y continuo mi paseo por el Parque Metropolitano de Santiago y el Cerro San Cristóbal visitado los miradores de Vista de Santiago, de la Cordillera y de Peñihue.
Ahora ya por entre las calles de Pedro Valdivia Norte y las de Providencia me dirijo nuevamente a los alrededores de mi hotel (Casa de Todos, magnifico). La comida la hago en Local Buguer Providencia, una hamburguesa vegana y una cola zero. Y como fin de fiesta un postre de chocolate con las velas de la suerte ( el 6 y el 8) y la canción de cumple feliz por parte de las amables empleadas. Un pequeño paseo por los alrededores para bajar la comida y disfrutar de un tiempo luminoso, me acerco por el minimarket, compro cuatro cosas de pikipiki y algo de beber y me dirijo al hotel a dormir siesta, ver tele, escribir, cenar ligero y dormir… que mañana hay pegarse un buen madrugón (toca dejar Santiago y tomar un vuelo al sur, la Patagonia)
Viernes, 26 de septiembre.
El hotel de Santiago me ha preparado un desayuno para llevar y el taxi me ha recogido antes de las 6:00. Ya en el aeropuerto he facturado la maleta, he pasado el control policial y me he dirigido a la puerta de embarque correspondiente. La verdad es que todo ha ido sobre ruedas, el vuelo ha salido puntual y la llegada a la parada técnica, en Puerto Monnt, antes de la hora prevista… Después el aterrizaje en el aeropuerto de Punta Arenas también casi con media hora de adelanto. Por lo que el Uber que tenía contratado no ha tenido que esperar, me ha dejado en la puerta del hotel y he efectuado el check-in antes de lo previsto.
El equipaje se ha quedado en la habitación y me he ido a comer a un restaurante recomendado por el gerente, La Casa De Doña Maria. Un lugar limpio, agradable y con comida de calidad. Vuelvo al alojamiento, un poco de descanso, otro poco de orden de los bártulos de las maletas y… salgo, aprovechando la luminosidad de la fría calle, a callejear por la ciudad, Plaza de Armas y sus alrededores.
Para finalizar, me tomo un cortado en ‘Bendito Pan’ una cafetería que me trae muy buenos recuerdos de la anterior visita a la ciudad; hasta las empleadas me han recordado, eso me ha emocionado, la verdad.
Sábado, 27 de septiembre.
A eso de las 9:00, y después del desayuno en el hotel, he estado esperando el transporte para la excursión al Fuerte Bulnes. Creí que llegaría una furgoneta con varios participantes y ha llegado un taxi con el chófer (Juan Antonio) y un solo compañero (Ezio, natural de Perú con orígenes italianos). Con ellos se ha iniciado el viaje hacia el fuerte.
A 52 kilómetros de la ciudad de Punta Arenas, Fuerte Bulnes es un viaje al pasado. Fue aquí donde se asentó el primer poblado patagónico que tomó posesión del Estrecho y Tierras aledañas (1843). La construcción original data de 1843, y se edificó dada la necesidad de ejercer soberanía en el extremo austral de Chile. Este monumento histórico invita a sentir cuán dura fue la forma de vida de los colonos chilenos que lograron con éxito habitar esta región. En el tour se visitan varios sitios de interés, tales como el centro interpretativo que alberga una muestra sobre la historia humana y natural en relación al Estrecho de Magallanes, el mirador del Estrecho, el faro O’higgins, la iglesia, el correo, la cárcel y los establos. Mientras Juan Antonio hacía, con sus explicaciones, un recorrido histórico, Ezio y yo permaneciamos atentos a su ‘speach’.
Realmente impresionado con el lugar, yo pensaba que me encontraría con cuatro viejos tablones de madera, algún cartelucho explicativo y poco más… Nada más lejos, un área bien cuidada y conservada, sus chozas, sus cobertizos, sus empalizadas, su pequeña iglesia, etc… Todo con el sabor de aquellos duros tiempos. Un centro de interpretación, con su cafetería y su tienda de recuerdos muy lindo y bien diseñado. Tomamos en él un café y charlamos un buen rato de ese pasado y también de nuestro presente particular. Mientras, en el exterior, la lluvia, que nos había respetado hasta entonces, caía sobre el bosque que nos rodeaba. Pasado el mediodía volvemos al auto y nos dirigimos hacia la ciudad. Dimos por terminada la experiencia al llegar a Punta Arenas. El chófer me dejó en la calle Libertador Bernardo O’Higgins, una de las zonas con buenos restaurantes. Yo he dado una vuelta por los alrededores, he recordado el rest. asiatico de hace dos años (Nuevo Siglo) y he comido en él. Al terminar, una pequeña compra y el café lo he tomado en Bendito Café. Después me he dirigido al localKuarto Nirvana Studio, en la calle Capitán Ignacio Carrera Pinto, he preguntado para hacerme un pequeño tatuaje yFabián, el chico del pelo rojo, me ha hecho lo que le he pedido.
A media tarde he vuelto al hotel, algo de relax, algo de tele, algo de escritura y, con calma, descansar hasta el día siguiente.
Domingo. 28 de septiembre.
Hoy, domingo, el día ha amanecido nublado, lluvioso y muy frío (-2°). Por ello las calles están desiertas y se respira una tristeza en el ambiente; eso es al menos lo que yo pienso, seguro que la gente, al ser su día libre, está en la cama calentita repantigada y disfrutona. Yo, después del desayuno, he salido a dar una vuelta por las calles de Punta Arenas… Con esa ‘alegría’, la mañana pedía un paseo por el cementerio Sara Braun; una visita indispensable en esta ciudad. En sus 8 hectáreas de terreno, se observan más de 600 cipreses en hileras a lo largo de sus avenidas, creando un ambiente solemne y de gran belleza.
Inaugurado en abril de 1894, este cementerio nos lleva a la época dorada de Magallanes, cuando Punta Arenas era el único puerto de conexión entre los océanos Atlántico y Pacífico.
La ciudad se erguía en un clima inhóspito, y el esfuerzo de sus habitantes la convirtió en un símbolo de progreso.
En 2012, el Cementerio Sara Braun fue declarado Monumento Nacional Histórico, y ha sido reconocido internacionalmente entre los diez cementerios más hermosos del mundo por diversos medios de comunicación.
Una de sus características más distintivas es la presencia de mausoleos y sepulturas de organizaciones de beneficencia, que se encargaban de dar sepultura a aquellos inmigrantes que llegaron a Punta Arenas de manera solitaria, sin familiares cercanos.
Chilenos, principalmente provenientes de la provincia de Chiloé, europeos y pueblos originarios habitaron la Región. Recorrer este lugar es ingresar en la historia de la Patagonia, un viaje que revela el legado de quienes contribuyeron a formar la ciudad. Después de un buen rato de paz entre tanto muerto, me dirijo al centro en busca de uno de los pocos negocios que hay abiertos, un supermercado. Aquí he hecho una compra de bebida y alimentos para el resto del día. De nuevo, sin prisa, caminando por las calles he llegado al hotel. Una ducha reparadora, me he preparado un bocadillo de jamón, un zumo de manzana y un plátano, algo de tele, algo de siesta, algo de escritura y la tarde ha dado paso a la noche de un domingo bastante frío y solitario. Un poco de cena, de tele y… hasta el día siguiente.
Lunes, 29 de septiembre.
Este lunes amanece frío y despejado. Bajo al comedor del hotel para el desayuno. Al terminar me retiro para el aseo y ‘esas cosas’. Hoy me he propuesto caminar por la ciudad y subir al Cerro de la Cruz, aprovechando la mañana luminosa y contemplar algunos de los mosaicos que adornan sus calles. Eso sí, el frío está ahí (-2°).
Bajo al centro, curioseo en algún comercio de souvenirs, cambio euros por pesos argentinos en un change-shop, me paseo por el puerto, se ha levantado un viento de cojones, miro al horizonte para buscar, entre las naves atracadas, el posible barco que me lleve al día siguiente de crucero. Sólo se ve uno que, quién sabe, podría ser.
Vuelvo callejeando a la zona centro, paso por el asiático de la última vez y entro a comer. Todo muy rico.
Al salir, el día se ha nublado y está cayendo aguanieve, además con el fuerte viento se hace muy desagradable. Compro unos imanes de frigorífico e una tienda de regalos, hago compra de alimentos y agua para la cena en un market y… entro en la cafetería Bendito Pan y me tomo un cortado. A la salida me dirijo al hotel para dormir siesta. A media tarde voy a comprar un par de regalos y vuelvo a la cafetería Bendito Pan y… esta vez me apetece un helado. Ahora ya sí, vuelvo al alojamiento, una ducha, preparo mi equipaje y a dormir (bueno, a intentarlo al menos; el crucero de mañana me tiene nervioso).
Martes, 30 de septiembre.
Hoy, por fin, es el día señalado para la salida del crucero desde el Muelle Prat, en el puerto de Punta Arenas. Hasta la hora del check-in (sobre las 15:00) tengo tiempo más que suficiente para, después del último desayuno en el hotel, dejar el equipaje en el alojamiento y dar un paseo por la ciudad, comprar alguna cosa, tomar un café, dar una vuelta por el puerto (hacer comprobación visual), comer en un restaurante y volver para recoger la maleta y esperar el Uber que me lleve al muelle.
Hago el check-in e, igual que todos los pasajeros, esperamos algunas horas hasta un transporte interno nos acerque hasta el barco. Una vez dentro, todo muy bien organizado, nos acomodan a todos en nuestros camarotes. El mío, individual, es una auténtica pasada!!!
Por idiomas, somos de muchas nacionalidades diferentes, nos emplazan en un salón del buque para darnos un pequeño refrigerio y una charla de bienvenida (funcionamiento, normas de seguridad, programa a seguir, etc…) En este momento, los reunidos para la bienvenida en español, somos testigos de la reacción de una de las pasajeras… De pronto se quedó como dormida, se puso a llorar desconsolada y, seguidamente, comenzó a convulsionar. Nos quedamos todos atónitos. Nos dirigimos después cada cual a su camarote correspondiente hasta la hora de la cena. Ya en el comedor cada uno tenía una mesa asignada. La mía la comparto (imagino que será así durante toda la travesía) con otros tres ‘singles’ de habla española. La cena estupenda, la verdad. Suerte o desgracia que en la mesa de al lado estaban dos parejas y una de las mujeres era casualmente la del ataque en la charla. Un nuevo ataque le dio, en esta ocasión se quedó como en blanco y comenzó a chillar, cada vez más alto y con más violencia. Momentos muy desagradables que dejaron en shock a todo el salón. Finalmente la tripulación intervino, su pareja estaba descompuesto y, procurando calmarla, hicieron que se retiraran a su camarote correspondiente. Ya la cena transcurrió sin más incidentes. Al finalizar, yo me retiré a mi cuarto para dormir (o esa era la intención) hasta el día siguiente.
Miércoles. 1 de octubre.
Ha sido una noche mágica, la visión del mar por el ventanal me ha tenido entusiasmado y he dormido con intermitencias. El día se presenta interesante. Tenemos el desayuno a las 8:00, aunque mucho antes yo me he recorrido las cinco cubiertas, curioseando.
Después he vuelto al camarote para terminar mi aseo y prepararme para una excursión por el exterior; un sendero muy atractivo por los alrededores del glaciar Marinelli, en la bahía Ainsworth, paseando por entre el bosque magallánico y visitando un viejo dique de castores.
Al término de la caminata volvemos al barco. Nos reciben con un chocolate caliente y… nos dirigimos a nuestros camarotes para cambiarnos de ropa, ponerla a secar y prepararnos para el almuerzo, en el comedor de la cubierta 1.
A media tarde está prevista una salida, de nuevo en zodiac, para visitar una colonia de pingüinos pero se ha puesto a llover (aguanieve) y el mar está demasiado movido por lo que han anulado esta excursión.
El pasaje pasamos el tiempo entre las cubiertas y las cafeterías del barco hasta la hora de la cena.
Después, y por recomendación de la tripulación, pasamos a nuestros camarotes para recibir una noche de mar brava.
Jueves, 2 de octubre.
Glaciares Pía y Porter. Una de las actividades principales del día de hoy. Después de una noche muy movida, con un mar embravecido a causa del choque con el océano Pacífico, hemos tenido un desayuno tranquilo. Está organizada la visita, en zodiacs, al glaciar Porter por turnos de idiomas. El barco ha fondeado en el fiordo, frente al glaciar Pia, un hermoso espectáculo helado. A los pasajeros de habla hispana nos toca a las 10:00 am. A la espera de nuestro turno, nos mantenemos expectantes.
Por fin entramos en un grupo de ocho personas, junto al guía y el capitán. La zodiac se adentra varios kilómetros en el fiordo Pia, dejando atrás el glaciar homónimo y acercándose por las frías aguas, entre pedazos flotantes de hielo, al majestuoso Porter. El espectáculo es absolutamente increíble. Tanta belleza causa el efecto ‘síndrome de Stendall’ y las lágrimas son las compañeras de este mágico momento. Momentos que te dejan sin palabras y te recuerdan que el ser humano no es más que una minúscula partícula en un espacio infinito. Vuelvo después al barco, un rato en el camarote, momentos de relax y asimilación. Llega la hora de la comida, charla distendida con los compañeros de mesa y, casi sin tiempo, se ha organizado otra actividad, una caminata por los alrededores del glaciar Pía, en una pequeña península frente a él. Tres niveles de dificultad, yo me apunto al más difícil (chulo que es uno!!!).
Para esta salida y esta dificultad, mi grupo toma primero la zodiac y, al llegar, comenzamos el recorrido. Un primer tramo, algo más sencillo, hasta un mirador. Las vistas de este glaciar son alucinantes. Un segundo tramo hasta una pequeña cumbre, mucho más dificultoso, más empinado, pisando entre piedras, árboles patagónicos, barro y agua. Si el ascenso es difícil, la bajada lo es mucho más. Finalmente se cumple con el recorrido y el grupo, reducido, vuelve a la zodiac y al barco. Tiempo posterior para secar las ropas mojadas, limpiar las zapatillas, darse una ducha y descansar un rato hasta la cena. La nave deja el fiordo Pía y se dirige, por la Avenida de los Glaciares, hacia su próximo destino. Por megafonía van nombrando los glaciares que vamos encontrando. Ha sido una jornada intensa.
En la cena, llamada ‘del capitán ‘ nos recibe y saluda en la entrada al salón. Momentos de charla distendida con los compañeros, foto del grupo incluida. Al terminar, es tiempo de retirarse a descansar; el día siguiente tiene una actividad a primerísima hora que no interesa perderse.
Viernes, 3 de octubre.
La jornada da comienzo a eso de las 6:00 am en la cuarta cubierta. Un desayuno informal y preparados para la actividad. Está previsto un desembarco, en zodiac, al Cabo de Hornos, el punto más meridional del continente americano; la Antártida está muy cerca. Estamos todos realmente excitados. Habían avisado que las posibilidades de realizar esta salida eran de un 50%; todo dependía de las condiciones metereológicas.
Un mar embravecido y un viento de 70 nudos ha sido la causa de cancelar la actividad. De todas formas, el barco ha estado dando vueltas por los alrededores del Cabo, se acercaba y se alejaba, dando la posibilidad al pasaje de sacar todas las instantáneas que hemos deseado. Fabuloso!!! Los Albertos y yo hemos tenido nuestro momento fotográfico. Vuelvo al camarote, estoy un rato charlando con el chaval de limpieza, comentamos anécdotas de éste y de otros cruceros anteriores; momento agradable junto al trabajador. Es muy pronto y vuelvo a la cama. A eso de las 8:30 dan aviso por megafonía delinicio del desayuno en la cubierta 1 (ahora ya es el segundo). Al término subo a la cuarta cubierta y estoy un rato contemplando el paisaje y escribiendo. Llega la hora de la comida; hoy el menú es típicamente chileno, incluso nos amenizan con unos bailes folclóricos. Por la tarde está preparada una última excursión. Esta vez también tiene tres niveles, yo elijo el intermedio, aunque tratan de convencerme de hacer el difícil. Al principio accedo al complicado pero, una vez iniciado, llego a un punto del recorrido y cambio al intermedio.
Era en la bahía de Wulaia y había que llegar a media montaña, a un mirador desde donde se divisaba la ensenada donde ha fondeado el barco, rodeado de islas de impresionante belleza. Vuelvo al crucero, me preparo la maleta y la ropa con la que voy a poner fin a esta aventura. Tiempo de cena, despedida de la tripulación y una copa en la cubierta de la 5 planta y poco más.
Sábado, 4 de octubre.
La noche la hemos pasado fondeados en el puerto de Ushuaia. A las 8:00 he retirado el pasaporte ya sellado. He bajado al comedor para el último desayuno, despedida de todos los pasajeros con los que he tenido más contacto… Los compañeros de mesa, David, Raúl y Ricardo, la simpática pareja de argentinos (Pedro y su esposa), los Albertos (el padre y el hijo, holandeses), el matrimonio de chilenos de la mesa de al lado, el médico y su mujer, él atendió a la chica que sufrió el ataque, ‘Rocio’, la guía y algunos más que no recuerdo sus nombres. Todos han sido una agradable compañía. Bajo del barco, paso por una aduana casi inexistente… Ya estoy en Argentina.
Camino con mi equipaje hasta el hotel, que está bastante cerca del puerto, dejo las maletas en la recepción; es muy pronto para hacer el check-in. Me doy una vuelta por la ciudad.
Una primera toma de contacto con un Ushuaia frío y luminoso, rodeado de blancas montañas. Vuelvo al hotel y, tras unos minutos de espera, puedo ocupar mi habitación. Voy a evitar describir la sensación al entrar al cuarto; después de pasar 4 noches en un camarote de lujo esto era de-cep-cio-nan-te. Vamos, una pocilga. Hago de tripas corazón, me aseo, me cambio de ropa y salgo a buscar un lugar para comer. Después de una hamburguesa-quesochedar-patatas-cerveza-café, ya algo más repuesto del primer impacto me dirijo a un supermercado para hacer una primera compra (mañana es domingo y quizá no haya nada abierto) Una vez llego a la habitación, ordeno mis cosas y la compra, me dedico a ver qué se puede planear para el día siguiente, reservo un Uber para que me lleve al aeropuerto el día de la partida, escribo un rato y… poco más. El día ha sido un choque a la realidad, estoy cansado y mañana será otro día.
Domingo, 5 de octubre.
Si ayer el hotel me produjo una profunda depresión, hoy me la ha incrementado la ciudad… Ufff, es súper caótica, no tiene un orden urbanístico, no hay aceras, y las que hay están destrozadas, las viviendas, en un alto porcentaje, son como barracones de chapa, destartalados, no hay una simetría en las calles… Un desastre!!! Sinceramente, me ha impactado para mal. Además de anunciarme vía whatsapp anoche que la excursión reservada para hoy se anulaba por no llegar al cupo mínimo… vaya, el colmo!!!
Después del desayuno (esto también merecería comentario negativo), he querido improvisar una caminata hacia un paraje cercano, al borde de las montañas del alrededor y… entre el caos urbanístico y un fallo de cobertura me he liado por las calles, no he sabido encontrar el camino y, al final, he tirado por ir al puerto, dar un paseo por él y volverme al hotel cabreado como un mono. Vaya mierda de Ushuaia!!!
Lunes, 6 de octubre.
Trekking en la Laguna Esmeralda La guía, Maia. El chófer., Daniel. Una noche más en el hotel de los horrores (ya queda menos) Tengo el consuelo de haber reservado una actividad que comienza a primera hora y me tendrá ocupado casi todo el día. Se trata de un trekking a la Laguna Esmeralda.
Esta esuna laguna en Ushuaia, muy conocida por su intenso color verde esmeralda y su popular trekking, con un sendero de dificultad media. Después del desayuno y un tiempo para el aseo, salgo a la calle en busca una tienda de alquiler de material de montaña. Encuentro una que abre a las 8:00. Yo necesito unas botas de media caña (lo exige la agencia y yo no tengo). Al principio me sorprende pero después se entiende perfectamente. Vuelvo al ‘hotel’ y sobre las 9:00 pasa la furgoneta por mí, recogemos a otros excursionistas. Somos en total siete más el chófer (Daniel) y la guía (Maia). Un coreano del sur, una brasileña, dos argentinas de Buenos Aires, una pareja de venezolanos y yo. Nos dirigimos, por la carretera 3, hacia el noreste y a unos 20 kilómetros de Ushuaia, hasta la entrada de este trekking.
Es una zona con muchas posibilidades de diferentes caminatas. Este camino en concreto, y sobre todo en primavera, discurre por sendas surcadas por multitud de arroyos llenas de barro (de ahí la necesidad imperiosa de llevar botas de media caña). Atravesamos, de forma ascendente, varios valles, algunas castoreras y un bosque fueguino. Enormes barrizales, entre grandes placas de nieve (heladas) y cursos de agua hasta llegar a la Laguna. En esta ocasión estaba en un 90% congelada, pero el 10 restante sí tenía ese color verdoso característico.
Realmente espectacular, con las montañas nevadas de fondo y el Glaciar Esmeralda imponente. Después de unos 5/6 kilómetros, al llegar al lago, hacemos un alto para reponer fuerzas (la organización nos ha preparado un pequeño lunch y bebidas calientes). Tiempo de charlas, risas, boberías y fotos de rigor. Iniciamos después, y por el mismo sendero, el camino de regreso. Llegamos a la furgoneta y comenzamos la vuelta a Ushuaia. A mi me dejan el primero a la puerta del alojamiento, despedida emotiva con todos, especialmente con Maia, que ha sido una compañera excepcional. Una vez en mi cuarto, momentos necesarios de aseo y de relax. Al rato, salgo a cambiar dinero, a comprar una maleta que había visto en oferta en una tienda cercana, la dejo en el cuarto y marcho al súper para surtirme de bebida y pikipiki para la noche y el día siguiente (que tengo otra excursión a primera hora). Ya en el alojamiento, hago el cambio de bártulos de una maleta a otra, me quedo tumbado en la cama relajado y escribiendo, veo en RTVEplay el último Saber y Ganar, picoteo algo y ya me dispongo a dormir… hasta mañana!!!
Martes, 7 de octubre.
Excursión a los lagos Escondido y Fagnano Hoy toca otra excursión; esta vez a los lagos Escondido y Fagnano. Después del desayuno vuelvo a la habitación, me aseo y me preparo para la salida esta jornada. La furgoneta llega a eso de las 9:20 am, ya lleva una pareja de argentinos, vamos a recoger a otra de españoles. Con el chófer y el guía somos siete. Comenzamos el recorrido, vamos por la nacional-3 en dirección noreste. Aunque está nublado y han anunciado lluvias y nevadas la temperatura es bastante agradable; sobre los 5°. Una primera parada en el mirador Valle Carbajal desde tenemos una hermosa vista de la Cordillera Andina. Hacemos una segunda parada en el Paso Garibaldi.
Se nombró a este punto, importante en la cordillera, en memoria dePaka Honte, un individuo del pueblo ona (yámana) que fue bautizado como Luis Garibaldi Honte por un sacerdote italiano, y al que él, para honrar sus raíces indígenas, adoptó el nombre de pila de su madre «Honte», convirtiéndose así en Luis Garibaldi Honte, haciendo esta ruta que atraviesa la Cordillera en un importante punto referencial. Ya desde aquí se puede contemplar el primero de los lagos, Escondido. Seguimos nuestro recorrido hacia el noreste y nuestra tercera parada es una granja donde podemos tomar una bebida caliente y una empanada. Ahora ya nos dirigimos al Lago Fagnano. Hacemos la cuarta parada, el tiempo se ha puesto algo feo, llovizna y hace frío. A pesar del clima adverso, la belleza de este enorme lago, también llamado khami, (nombre asignado por los selk’nam) es un lago de origen glaciar extendido longitudinalmente (es decir de oeste a este) ubicado en el centrosur de la isla Grande de Tierra del Fuego, en el extremo austral de América del Sur y su superficie es de 590 km². Se presta a un breve pero hermoso paseo. Iniciamos el regreso a Ushuaia haciendo un par de paradas más, una para visitar un curioso museo de moto y degustar un gin y otra, en una venta de carretera, donde haremos el almuerzo; en mi caso probaré el asado de cordero fueguino o patagónico, plato típico de la zona. Ahora, la furgoneta nos lleva a la ciudad, me deja en mi alojamiento, me despido de los compañeros y entro en mi habitación para preparar el equipaje y descansar un rato.
Miércoles, 8 de octubre.
Ushuaia, impresión. Estos cuatro días en esta ciudad, los primeros en Argentina, han sido decepcionantes. Salvo las dos excursiones, que han estado geniales… el resto de estas jornadas, sinceramente, una mierda pinchada en un palo. La ciudad es fea de cojones, destartalada, caótica y, al menos esa es mi impresión, abandonada. El hotel, ya ni te cuento. El mobiliario, más viejo que yo, sucio, roto y sin sentido. Las sábanas, las almohadas y las toallas viejas, gastadas y llenas de mierda (literal). Los grifos de la bañera pierden agua. La tapa del váter rota. La moqueta con boquetes deshilachados y ,supongo, que con ácaros del jurásico. Todo ha sido tan asquerosamente horrible que lo único que me apetecía era salir de Ushuaia cuanto antes. En esta última noche en esta ciudad apenas si he dormido y lo único que estaba deseando era, al terminar el desayuno, salir a la calle con mi equipaje, esperar el Uber contratado, llegar cuanto antes al aeropuerto y salir de esta pesadilla. Finalmente el vuelo estaba programado a una hora, después lo adelantaron 15 minutos y, una vez facturado y pagado el exceso de peso (cosas del lowcost) han vuelto a retrasar la salida por causas climatológicas… No, si al final no salgo de aquí!!! Entre unas cosas y otras, el vuelo parte hacia El Calafate. Aterrizar ha sido otra odisea. El fortísimo viento, una vez en la pista, zarandeaba tanto el avión que nos ha mantenido sin poder bajar de la nave casi una hora. Una vez fuera, he recogido el equipaje y, en la entrada, me esperaba el chófer para llevarme al alojamiento. Antes hemos pasado por el centro de la ciudad y, en una agencia, he contratado una excursión para el día 10, en barco, para hacer la ruta de los glaciares. Bastante cansado llego al hotel. Esto ya es otra cosa!!! Está algo alejado del centro y tiene muy buena pinta, parece una casita de las montañas suizas. Hago el check-in y, aunque estoy realmente cansado, dejo los bártulos en el cuarto y salgo en busca de algo para comer.
Me pego una buena caminata, me pilla un chaparrón, encuentro una bakery, me tomo un cofre-milk y un muffin. Me preparan un surtido de salados, un par de dulces y unas bebidas para llevar. Sigue lloviendo y no quiero volver a mojarme, la dueña me pide una especie de Uber y me acerca al hotel. Ya en la habitación, una ducha y una pequeña siesta.
Más tarde, un poco de escritura, algo de tele, un zumo de frutas y un pastel de carne. Sigo cansado, voy a dormir que mañana es el día del glaciar Perito Moreno y el paseo en barco.
Jueves, 9 de octubre.
Ha amanecido nublado y frío pero, al menos de momento, no llueve. He desayunado y he ordenado cosas del equipaje. El hotel es muy chulo, tiene aires de cabaña suiza. Hasta la hora que pasen por mí para la excursión del día voy a dar una vuelta por los alrededores. Poco he podido caminar, he comenzado por tomar el paseo Kirchner en dirección a El Calafate, que rodea la laguna Nimer, junto al Lago Argentino, y al poco se ha levantado un viento (vendaval) helado que, apenas unos kilómetros después, me ha hecho volver al hotel.
Ha llegado la hora de la recogida (han sido bastante puntuales). El chófer, el guía y unos 11 ó 12 excursionistas de diferentes nacionalidades (colombianos, brasileños, argentinos, venezolanos, españoles, etc…). Destino: El Glaciar Perito Moreno (Patrimonio de la humanidad)
Este glaciar es parte del campo de hielo Patagónico Sur teniendo parte de su origen en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena de Chile, con el límite demarcado con el acuerdo de 1998. En su descenso, alcanza el brazo Sur del lago Argentino, con un frente de 5 km de longitud, aflorando sobre el agua con una altura de unos 60 m. Gracias a su constante avance, forma una represa con las aguas del brazo Rico de dicho lago, lo cual genera un desnivel con respecto al resto del lago de hasta 30 m. Por la presión de esta masa líquida se producen filtraciones en el hielo que crean un túnel con una bóveda de más de 50 m de altura. El derrumbe de esta bóveda constituye un inusual espectáculo natural y es uno de los mayores atractivos del parque.
El nombre del glaciar hace honor a Francisco Moreno, director del museo de la Sociedad Científica Argentina y activo explorador de la zona austral de ese país. Nos dirigimos por la carretera 11 hasta la entrada al Parque Nacional de los Glaciares. Con los tikets abonados accedemos al parque y llegamos hasta la zona del embarcadero. Comenzamos primero por subir a uno de los ferrys. Éste nos acercará hasta la inmensa mole de hielo, dejándonos a todos sin palabras. Surcando las aguas, entre icebergs de diferentes tamaños, se aproxima cada vez más a esa barrera helada. Impresionante!!!
La sensación de seres minúsculos frente a la grandiosidad de la naturaleza se hace presente en ese momento. Qué hermoso es el mundo y que insensato el ser humano que sólo se da cuenta de ello cuando lo ha destruido y lo ha perdido. Qué lugares hermosos tiene el planeta y que poco hace el hombre para conservarlos!!! Después de la navegación nos recoge la furgo y nos traslada a la zona de las pasarelas; otra forma de observar el glaciar. Una serie laberíntica de sendas metálicas que recorren, con diferentes miradores, la ladera del monte y te aproximan al gigante de hielo.
A media tarde, llegamos todos al punto de encuentro señalado por el guía e iniciamos el recorrido de vuelta a la ciudad. Pido que me dejen a la altura de la bakery, tomo un café cortado y una pasta, hago compra de salados y bebidas para la noche y el día siguiente, me piden un transporte, me lleva al hotel… Una ducha, cambio de ropa (ya listo para dormir), un poco de cena, algo de escritura y… hasta el día siguiente.
Viernes, 10 de octubre.
Hoy es día de otra de las excursiones. Es también temprano por lo que he madrugado y después del desayuno han pasado por mi. No éramos muchos, el chófer, dos alemanes, cuatro ingleses y yo. Nos hemos trasladado hasta Puerto Bandera, el lugar donde se embarcadero para hacer el recorrido de Todo Glaciares.
Hemos hecho el check-in, junto con otros grupos de excursionistas (seriamos alrededor de 250 personas) y a eso de las 9:00 hemos iniciado el recorrido. Por la parte oeste del Lago Argentino, entre fiordos que se forman en esa parte de los Andes y visitando algunos de los glaciares de la zona. Ésta es otra de las grandes atracciones, junto con la del Perito Moreno. Un barco en el que abundaban españoles (un grupo de unos 30 andaluces) y también un montón de niños (grrr)… En el asiento en que me acomodan tengo un matrimonio de porteños y una uruguaya (María Graciela) con la que hay muy buena conexión desde el minuto uno.
Nos pasamos toda la travesía charlando, compartiendo risas y vivencias; una viajera sensible y solitaria a la búsqueda de la paz interior. El barco nos lleva navegando entre grandes y menudos icebergs y nos acerca a los glaciares Heim y Peineta (principales aportes de hielo del Glaciar Spegazzini), el Seco y el Heim son de los llamados ‘colgantes’ y el Upsala (el más grande de todo el parque) y el Spegazzini. ¡Este último es el más alto de todos!
Atracamos frente al Spegazzini y permanecemos durante bastante tiempo para gozar de imponente belleza.
Después la nave se dirige hasta una pequeña bahía donde se encuentra el refugio y los miradores del Spegazzini. Allí tiempo para poder almorzar y hacer una caminata para volver al barco y regresar a Puerto Bandera y finalizar la excursión. La furgoneta espera al grupo y me deja en el hotel. Tiempo de aseo, de preparar el equipaje, cenar algo de lo que compré el día anterior, ver algún programa por el móvil, escribir y ir pronto a dormir… que el tiempo en El Calafate termina y a la mañana siguiente, a las 6:00 viene el transporte para llevarme al aeropuerto.
Sábado, 11 de octubre.
Hoy, realmente, ha sido un día de tránsito. A eso de las 5:00 am, me he levantado, tenía el equipaje preparado desde el día anterior, aseo rápido, desayunar con tranquilidad y… a las 6:00 ha llegado el transporte y he dejado el hotel. Una vez en el aeródromo, esperar para la hora del check-in, esperar hasta la hora del embarque y volar hasta la ciudad de Buenos Aires. Todo sin problemas y tal como estaba planeado. En el aeropuerto de la capital, espera por la maleta, espera por el transporte al hotel y, a eso de las 13:30, atravesando esta brutal ciudad, llego al alojamiento, hago el check-in, subo a mi cuarto, en la novena planta del edificio Recoleta.
He salido del congelador y me he metido en el horno; aquí hace una temperatura de 27°. He cambiado la manga larga, el pantalón de trekking y la chaqueta térmica por un pantalón corto y una camiseta ligera. Salgo a la calle en busca de un lugar para comer. Tengo que tomarme mi tiempo para enfrentarme a esta trepidante urbe. Cerca del alojamiento encuentro un restaurante con menú (10000 pesos=unos 7 euros), como un asado de cordero con su guarnición, 2 coronas y un café cortado. Un total de 10 euros. Tengo que medir el gasto, que aún quedan días, quiero ver cosas y el dinero vuela. Por hoy no he hecho mucho más. Antes de volver al hotel, he comprado en un minimarket bebida y algo de pikiki para la noche. Ordenar cosas, algo de siesta, un poco de tele, escribir la crónica del día, cenar y a dormir. Mañana es domingo y ya veremos cómo se porta Buenos Aires.
Domingo, 12 de octubre.
Hoy y mañana, en Buenos Aires, son feriados; son los días del Respeto a la Diversidad Cultural. Al haber tanto festivo la ciudad se quedó bastante vacía y, después del desayuno, he aprovechado para patearme las calles y ver algunos puntos emblemáticos de BA. Me dirijo por Gral. Lucio Norberto Mansill, calle Larrea, calle Paraguay (Facultad de Medicina, plaza doctor Bernardo Houssay), avenida Callao (plaza Rodríguez Peña), calle Tucumán, plaza Lavalle (Teatro Colón), calle Lavalle, avenida 9 de Julio (Obelisco), plaza de la República, avenida Presidente Saez Peña, avenida Rivadavia (Catedral Metropolitana de BA), plaza de Mayo (Museo Histórico Nacional, Monumento al General Manuel Belgrano y Bandera de la República), Casa Rosada (palacio presidencial de la República).
Desde este punto (cerca de 5 kilómetros de recorrido) inicio el regreso al hotel, con alguna variante y parada para tomar un café y un croissant (y aprovechar para ir al baño). Unos 10 kilómetros (+/-) de tranquilo paseo dominical. Después un rato en el alojamiento conectando por Internet con España. Vuelvo a la calle, como en el mismo restaurante del día anterior; esta vez unos tallarines con salsa y albóndigas, una cerveza y un café.
Vuelvo al hotel pero antes paso por un minimarket, compro bebida y pikipiki para la noche. Tenía pensamiento de pasarme por el cementerio de Recoleta (parece algo macabro pero es un lugar emblemático de la ciudad) pero el día está nublado y comienza a llover… así que lo voy a dejar para otro momento. He comprado el ticket del bus turístico para mañana, igual hago esa visita que ha quedado pendiente. Tarde tranquila viendo la lluvia tras la ventana, tele, escribir la crónica del día, curiosear por las redes, cena y a dormir; mañana será otro día.
Lunes, 13 de octubre.
Un día más en esta ciudad. Hoy, aunque es festivo, Buenos Aires ha despertado con mucha actividad (demasiada para mí gusto) y, aunque hay negocios cerrados, el ritmo es trepidante ya de buena mañana. En la noche ha habido tormenta y ha comenzado el día con una brisa fresca que se ha tornado en un bochorno sofocante cuando se acercaba el mediodía.
Después del desayuno me he lanzado a recorrer las calles en dirección al cementerio de Recoleta; lugar desde donde parte el bus turistico (el amarillo) que me ha llevado a la avenida 9 de julio y el teatro Colón, después a la plaza de Mayo y la Casa Rosada, siguiendo luego por la avenida de Mayo y el café Fortuny, siguiendo por el Congreso de la Nación, el casco histórico, el Museo de Buenos Aires, barrio San Telmo, la Bombonera, el barrio de la Boca para llegar a Caminito.
Aquí bajo del bus y recorro sus calles más emblemáticas, con su aglomeración y su colorido. Un alto para tomar un café y un polvorín de maicena. Sigo mi recorrido bonaerense de regreso al alojamiento, esta vez caminando. Siguiendo los pasos del bus voy por el Parque Lezana, por Puerto Madero, por Galerías Pacífico, Plaza San Martín y tomando la avenida 9 de julio, por la avenida Marcelo Torcuato de Alvear, calle Larrea y Gral. Lucio Norberto Mansilla llego al hotel.
Un buen paseo!!! Entre unas cosas y otras han sido unos 13 kilómetros urbanos. Después he comido en un restaurante un plato de pollo al horno con puré de papas de guarnición, un jugo de pomelo y un cortado. He hecho una compra de bebida y pikipiki y me he retirado a mis ‘aposentos’, jejeje. Una ducha, un cambio cómodo de ropa, una siesta, un poco de escritura… Y a la cama, que mañana hay otro día por delante.
Martes, 14 de octubre.
El día ha despertado limpio y luminoso. Después del desayuno he vuelto a la habitación para ultimar el aseo, recoger la mochila y salir a la calle. El plan para esta mañana es el de recorrer algunos de los parques de BA, sobre todo los de la zona de Palermo.
Me dirijo por la calle Dr. Tomás Manuel de Anchorena para girar a la izquierda por la avenida Santa Fe hasta el primer parque de mi recorrido, el Jardín Botánico Carlos Thais. Por la calle Republica Árabe Siria, calle Juan Francisco Seguí, calle República de la India y avenida de Libertador llego al siguiente parque, Ecoparque ex Zoo de Palermo. Ahora, en la avenida de Libertador, en la rotonda, se encuentra el Monumento de los Españoles, a mano izquierda la plaza Intendente Seeber y a la derecha el Parque Almirante González Fernández. Por la avenida Iraola, hacia el norte, está el conjunto de parques del Jardín de los Poetas, Patio Andaluz, Parque 3 de Febrero y Parque El Rosedal, con su conjunto de lagos. Todo ello increíblemente magníficamente cuidado, un pulmón esencial en una ciudad con muchísima zona verde.
Me dirijo ahora por la avenida del Presidente Figueroa Alcorta, donde se encuentra la plaza de la República de Perú y el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires); esta es una zona donde se encuentran muchas embajadas y consulados.
También, a ambos lados, están los parques de la República de Uruguay, el parque Naciones Unidas, plaza Evita, parque Mitre y plaza Francia, entre otros. Llego al espacio del cementerio de Recoleta, lo rodeo (dejo la visita para días posteriores) y por la avenida del Presidente Manuel Quintana llego a la avenida Callao y en la Confiserié Monet hago una parada técnica para tomar un café y ‘algo más ‘.
Ahora pongo rumbo al hotel, por entre calles de Recoleta, 2’5 kilómetros, haciendo otras dos paradas, una para cambiar euros y otra en un minimarket para comprar bebida y pikipiki..
A eso de la media tarde, después de una siesta fallida, un rato de curiosear por las redes, escribir parte de la crónica del día y preparar el equipaje para mañana, he vuelto a vestirme y he salido a tomar un café y un dulce en Doppio Caffe, muy cerca del alojamiento, he comprado un sándwich para cenar, he vuelto al hotel y… Ahora, ya sí, cenar, una buena ducha y a dormir; mañana me espera Iguazú.
Miércoles, 15 de octubre.
Hoy es el día de Iguazú. Todo preparado a primera, bajo a desayunar tranquilamente y, de repente, recibo un mensaje… ‘donde está usted?’, perdón pero no sé de qué me habla, le contesto… ‘estoy en el aeropuerto y no lo encuentro’ me dice… Se debe confundir, yo estoy en Buenos Aires, a las 9:30 viene un transporte para llevarme al aeropuerto y a las11:00 tengo el vuelo a Iguazú… Yo sigo mis planes, llega mi transporte, voy a sacar mi tarjeta de embarque y… me dicen que mi avión ya salió hace horas, a mi el cambió no me lo habían avisado y lo he perdido… Me toca hacer una compra de billete nueva para un próximo vuelo… Empezamos bien el día!!! Ahora entiendo el mensaje del primer conductor; él sí sabía del adelanto del vuelo. Le mensajeo y explicó lo sucedido… ‘sin problema, cuando sepa qué vuelo tiene me lo comunica y le espero en Iguazú para recogerlo’ Parece que todo empieza a aclararse. Y una mierda!!! Subo a embarques, paso control de policía y espero en las pantallas que den puerta de embarque. Todos los vuelos programados cancelados… TODOS!!! La zona de embarque se empieza a llenar de gente, cada vez más y más, un caos!!! A eso de las 18:00 empiezan a asignar puerta a los vuelos… Por fin el mío lo anuncian a las 18:30… Comienza el embarque, empieza el vuelo y dos horas más tarde llego a Iguazú. Una hora más y llega mi transporte. Llego a una ciudad en plena noche. Todo el día perdido. Entro en el hotel. Salgo a cenar algo, después de estar todo el puto día en la terminal y… muerto me meto en la cama súper cansado.
Jueves, 16 de octubre.
Algún pequeño detalle del día de ayer que se me ha pasado el alto… y creo necesario contarlo ahora. Cuando llego al alojamiento (decepción total), es un hotel totalmente céntrico pero viejo y la habitación que me asignan, creo, es la peor del edificio. La recepcionista lo sabe y me promete que al día siguiente me cambiará a una mejor. Antes de dormir hago una reserva de excursión para hoy (16/10) a las cataratas del lado brasileño. Bueno, parece todo empieza a ser ‘perfecto’. Hoy me levanto pronto, preparo mi mochila con unas empanadas, unos dulces y agua. Salgo a desayunar; tengo tiempo de sobra, a eso de las 9:00 tienen que venir a recogerme. Alrededor de esa hora ya estoy listo para recibir al transporte. Pasan 15 minutos y no viene nadie, 20 y tampoco… ya ha pasado media hora y yo, desesperado, busco en mapa la oficina de la compañía organizadora. Voy hasta Nordic Travel Iguazú, en la calle Guaraní, y a la amabilisima trabajadora le cuento mi caso. Efectivamente ve que está hecha la reserva pero las excursiones del día estaban ya cerradas y yo no estaba en la recogida. No hay problema. Me la puede cambiar para mañana. Ok, acepto, no tengo problema. Además, para pasado reservo la excursión al lado argentino. Bueno, todo resuelto. Entre la muchacha y yo hay muy buena conexión. Ella es bonaerense y mantenemos conversación sobre Buenos Aires y otros temas. Me indica una serie de cosas y lugares que puedo hacer y visitar en este día para no darlo por perdido.
Llego al hotel algo más animado. Me propongo acercarme hasta una de las zonas recomendadas. Por la avenida Victoria Aguirre llego a la plaza San Martín y tomo la avenida homónima, que desemboca en la plaza de las siete calles, aquí, por la avenida Brasil llego a la calle Félix de Azara y a la Feria Puerto de Iguazú; este es un colorido mercado donde se venden principalmente vinos, aceite, quesos y productos de la región.
Llegado aquí se pone a llover para pasar a diluvio de forma exageradamente tropical, me voy refugiando bajo las marquesinas de viviendas y hoteles. Estoy empezandoa calarme y de pronto se abre la puerta del edificio en el que me encuentro, una joven me invita a pasar al interior y me ofrece un chubasquero largo que me permite seguir mi huida hacia el hotel.
Me quedo en el cuarto viendo como la lluvia se intensifica cada vez más.
A eso de las 14:00 se detiene el tormentón, me armo de valor, me visto, tomo el chubasquero que tengo en mi equipaje y me propongo, y consigo, llegar hasta el hito de las tres fronteras, siguiendo la larga avenida homónima que conduce hasta ella.
La gente seguramente ha pensado lo mismo que yo y, aprovechando la calma, se ha dirigido al mismo lugar. Aquello parece ‘las rebajas del Corte Inglés’ y resulta difícil hacerse una foto entre tanta persona.
Sigo después caminando por la avenida de la Costanera, avda. del Río Iguazú, pasando por varias plazas, con diferentes miradores, hasta llegar a una donde hay un embarcadero para salidas en catamarán por las aguas del río.
Desde aquí subo de forma ondulante por la larga avenida Victoria Aguirre, paso por la plazuela de los artesanos y, unas cuadras después, al hotel.
Antes compro algo de bebida y pikipiki, me retiro a mi habitación, un poco de tele, algo de escritura, cenar y… a dormir que al día siguiente se vienen, por fin, cositas.
Viernes, 17 de octubre.
Hoy es un viernes súper . He salido a desayunar y el cielo, aunque estaba cubierto, amenazaba una lluvia que no ha tardado en caer. He estado esperando el transporte que me tiene que llevar a Foz de Iguazú, en el lado brasileño. Después de esperar y esperar… por fin aparece un minibus, me lleva cerca de la frontera, hago el cambio a otro transporte, nos acercamos a la aduana… Sigue lloviendo, cada vez con más fuerza. Hasta que controlan los documentos y los pasaportes pasan bastantes minutos. Por fin ya estamos todos listos para dirigirnos al parque donde se encuentran las cataratas del lado brasileño.
Lucho, nuestro guía, nos hace una introducción al parque y nos da una serie de instrucciones. Sigue lloviendo a mares. Los que no tenemos la entrada al parque debemos ir a comprarlas en las taquillas correspondientes. Nos acompaña el aguacero.
Todo listo y nos dirigimos al bus que nos deja cerca de las pasarelas. No van a ser muchos kilómetros y el día no acompaña en absoluto. Aún no sé vislumbran los saltos de agua y todos los excursionistas ya estamos muy empapados. Lucho, el guía, nos indica cómo tomar la mejor dirección para poder disfrutar de los saltos, aunque la climatología no acompaña; sigue el aguacero con una intensidad exagerada. Totalmente empapado camino por los pasos y los miradores casi sin visibilidad; entre la neblina que produce el agua al caer y la fuerte tormenta que golpea hace muy difícil disfrutar del espectáculo. Finalmente terminamos el recorrido y nos encontramos todos en un punto determinado por nuestro guía.
Allí, una zona techada con un kiosco y baños, esperamos a la totalidad de los excursionistas de nuestro grupo. Momentos que se prestan a socializar de alguna manera; un argentino que vivió muchos años en España, la pareja de ‘amigos’ jovencitos bonaerenses, la madre estupenda y su hija que parecían hermanas, Alex Rodríguez, el colombiano con el que mantuve conexión y conversación especial… y otros más con los que también socialicé. Llegó Lucho, ya estábamos todos, fuimos hasta el bus y nos volvimos hasta la frontera con Argentina. Una vez llegamos a Puerto Iguazú, el bus nos fue dejando en nuestros respectivos alojamientos. Yo llegué a mi hotel tan mojado y arrugado que tuve que poner toda la ropa a secar. El pasaporte estaba hecho una mierda, chorreando y deformado; la chica de recepción me dejó un secador de pelo para poder recuperar el documento. Y lo ‘mejor’ de todo… El móvil estaba hecho una sopa, le había entrado tanta agua que estaba muerto. Sí, con un 14% de batería, no me dejaba estar conectado ni poder cargarlo… Casi entro en shock. Toda mi vida, contactos, fotos, aplicaciones, billetes de vuelos, etc… estaban en ese aparato muerto, Muerto, MUERTO. Sin el casi, entré en shock. Después de estar dando vueltas para ver cómo podía resucitarlo… aplicando aire, sacándolo con una toalla, etc… pude apagarlo del todo, esperé un tiempo prudencial y lo puse a cargar… funcionaba, comenzó a cargarse. Cuando llegó al 100%, lo encendí, lo reinicié y le hice una actualización. Al final quedó a punto, para mi sorpresa. A eso de las 2:00 pude descansar pensando que a las pocas horas comenzaba una jornada con una nueva actividad y… tenía mi celular a punto.
Sábado, 18 de octubre.
Llega el día de la excursión a las cataratas del lado argentino. A eso de las 7:00, casi sin desayunar, ya estoy yo en la puerta del hotel esperando el transporte que me lleve a la entrada del parque. Hace un mañana estupenda, algo nublada pero con pinta de ser un buen día. Creo que voy a tener suerte, por fin!!!
Una vez en el parque, Nancy, la guía del grupo, nos da indicaciones de seguridad y comportamiento. Es un espacio natural, Patrimonio de la humanidad, que está súper explotado y tremendamente masificado; por lo que hay que seguir unas normas muy estrictas.
Sacamos las entradas al parque (45000 pesos) y nos dirigimos, tras Nancy, al tren que nos adentra por la selva hasta la parada 4 desde la que haremos una primera caminata por pasarelas hasta ver, desde una explanada/mirador, el primer conjunto de cascadas. Espectacular!!!
Volvemos de regreso a la estación 4. Tiempo de tomar alguna bebida y comer algo, siempre con el máximo cuidado, ya que algunos de los animales pueden saquearnos nuestros víveres. Entre tanto excursionista (muchísimo, la verdad) se suele socializar con alguno de ellos y, además, coincido con una pareja y su niño, compañeros de la actividad del día anterior (Martín, su mujer y el chaval de él, naturales de Bariloche) y, en esta jornada, acabamos teniendo bastante complicidad. El chaval (Luca) y yo tenemos una gran conexión y nos lo pasamos genial juntos.
Una vez que el team Nancy termina su tiempo de relax, volvemos al tren y hacemos una nueva parada en la estación 3. Aquí se realiza otro recorrido por otra serie de pasarelas que nos mostraran un conjunto de saltos de agua, a cual de todos más espectacular.
Volvemos a la 3a. estación y entramos en una serie de restaurantes y comedores, donde nos preparamos para almorzar.
Después tenemos varias opciones, hacer alguno de los pequeños circuitos que quedan o esperar al regreso de los que los hagan para ir todos juntos a la ciudad. Yo decido esperar; los de Bariloche también. Finalmente decidimos volver a Puerto Iguazú en el colectivo (bus). Bajamos en nuestras paradas correspondientes, intercambiamos teléfonos para mantenernos en contacto y llego, al fin, al hotel. Ha sido una jornada maravillosa!!! Algo de siesta, de tele, de escritura… y al caer la noche salgo a la avenida Brasil para cenar. Al terminar, vuelvo al hotel. Ha sido un día genial.
Domingo, 19 de octubre.
Hoy toca regresar a Buenos Aires. Con tranquilidad preparo la mochila, salgo a desayunar, vuelvo al alojamiento, me pego mi buen rato de charreta con el chaval de recepción, espero en el cuarto, salgo a la calle, paseo por la ciudad, hago alguna compra, entro la bakery donde compro las bebidas y los pikipikis, un buen rato de conversación con la muchacha… Todo para matar el tiempo de espera hasta que llegue el transporte que me lleve al aeropuerto. Llega el momento. No viene nadie. Recibo un mensaje de la compañía Nordic Travel diciendo que al haberse suspendido el vuelo no habrá transporte al aeropuerto. Entro en cólera. Compruebo mi referencia de vuelo. Efectivamente el vuelo 3141 se había suspendido pero tengo asignado el 3143, lo comunico a Nordic y me dicen que la recogida era para el 3141, o sea que no hay traslado. Grrrrr!!! Intercambio de mensajes, de quejas, de reproches… todo sin éxito. Les digo que si no hay transporte que me devuelvan el dinero. Es la hora de ir al aeropuerto, tomo una especie de Uber, me lleva al aeródromo. Al llegar y pretender hacer el check-in veo una enorme cola de gente enfadada… De momento el vuelo 3143 (el mío) tiene un retraso y no se sabe cuándo se podrá realizar. Este puede ser el ‘mejor’ fin de fiesta a estos 5 días en Puerto Iguazú. Pasan un montón de calamidades más y, finalmente, un avión nos lleva a Buenos Aires. Nuevamente otro día prácticamente entero en el aeropuerto. Tendría que haber llegado a BA a eso de las 16:00 y llego cerca de las 211:00. Sólo quiero comer o cenar algo (llámalo como quieras) y dormir. He tenido tiempo suficiente, en las últimas horas, para sacar una conclusión a esta etapa del viaje (la de Iguazú)… No hay duda alguna que las cataratas son una maravilla de la naturaleza. Pero mi viaje, a excepción del 4° día, ha sido una ‘caca de la vaca’, ‘una gran boñiga’, una mierda pinchá en un palo. Ya tenía ganas de llegar a BA.
Lunes, 20 de octubre.
He despertado más tranquilo de lo que me fui a la cama ayer; me asignaron la misma habitación que hace cuatro días y estoy contento. Estos tres últimos días que me quedan de este viaje los pienso tomar con calma. Son momentos, después de tantas jornadas, después de tantas experiencias, después de situaciones variopintas que mi cuerpo ya necesita algo de sosiego.
Con todo y con eso me aseé y baje a desayunar, volví al cuarto para coger mi mochila y salí a la calle para recorrer la ciudad. Llegué hasta el Ateneo Gran Splendid, considerada la librería más grande de Sudamérica, fue elegida por el diario británico The Guardian como la segunda mejor librería del mundo, y la revista estadounidense National Geographic la destacó como la más linda. Realmente es un espacio cultural hermoso. A la salida del mismo me he dirigido hasta el cementerio de Recoleta (ya es la tercera vez que paso por su entrada) pero cuando he visto que cobran por entrar (y de forma tremendamente abusiva a los extranjeros) he pensado… ‘yo no pago para ver tumbas, por muy importantes y especiales que sean sus muertos!!!’). Así que he tomado la opción de callejear, de tomarme un café con leche y un croisant de crema de pistacho en Josephina’s Café, pasar un buen rato contemplando el ir y venir de la gente en la plazoleta Pedro Miguel Obligado.
Después he tomado la calle Montevideo, la plaza Vicente López y Planes, avenida Santa Fe, avenida Callao… y tras varios despistes hacia arriba y hacia abajo, he retomado rumbo al hotel… he comprado alguna bebida, pan, fiambre y unas chips y he vuelto al alojamiento, he comido, he dormido siesta, he visto tele por Internet y… Vuelvo a la calle, al Doppio Café, a tomarme uno con leche y unos lazos con crema… Subo a mi habitación, estoy viendo capítulos de Saber y Ganar con la aplicación de RTVEPlay, ceno algo, escribo, curioseo por la red y me voy a dormir. Mañana será otro día.
Martes, 21 de octubre.
Esto ya va empezando a llegar a su fin y la verdad es que ya tengo ganas de llegar a mi casa y comenzar la rutina; aunque seguramente a los dos días quiera volver a salir.
Por la calle Dr. Tomás Manuel de Anchorena, pasando por la plaza Miguel de Andrea, tomo la avenida Córdoba hasta la calle Thames y llego a la avenida Corrientes y entro en el Parque Andes, le hago un buen paseo y me dirijo ahora, por avenida Guzmán al cementerio de la Chacarita.
Aquí le hago también un buen recorrido al camposanto, visitó algunos mausoleos de gentes importantes en la vida del país, sobre todo el de Carlos Gardel. Dejo el cementerio e intento volver al hotel. Estoy tan cansado que en el cruce de la calle Thames con avenida Córdoba, en la cafetería Primero Café, me tomo uno con leche y me pido un Uber que me lleve al hotel. A lo tonto he caminado unos 10 kilómetros de asfalto, entre gentes que van a toda velocidad y tienes que ir sorteando, salvo en el cementerio que ahí, desde luego, no se mueven, jejeje. Mi idea era descansar un rato y salir a comer pero… acabo con algo de pikipiki y un refresco que tenía en la habitación y salgo a tomar un café en Doppio Café y me vuelvo al alojamiento a dormir una siesta. Veo videos por Internet y dos capítulos de Saber y Ganar. Escribo un rato y… empiezo a estar bastante nervioso; sé que los dos próximos días van a ser súper estresantes. La verdad es que tengo ganas de que pasen rápido. Ahora me pregunto si saldré a cenar algo o no…
No, mañana será otro día.
Miércoles/Jueves, 22 y 23 de octubre.
Este es el último día en Buenos Aires. Bueno, el último en Argentina.
El viaje finaliza.
Me lo tengo que tomar con calma, mi vuelo sale a eso de las 21:00, a las 18:00 viene el transporte que me lleve al aeropuerto y la habitación la tengo que dejar a las 10:30. O sea, tengo horas muertas para aburrir y hoy no me apetece nada patearme las calles de la capital.
Voy a desayunar con calma, voy a estar en la habitación preparando la maleta y duchándome, apurando hasta el momento del check-out.
Dejo el equipaje en la recepción del hotel hasta las 18:00.
Hago un pequeño paseo por los alrededores buscando una pastelería para comprar alfajores, encuentro, en la avenida Santa Fe, la cafetería Havanna, especializada en alfajores. Compro unas cajas para regalo.
Vuelvo a los alrededores del hotel, hago una parada en Doppio Caffe, tomo una cerveza y un aperitivo salado.
En la misma calle se encuentra el restaurante Entre Amigos y voy a comer.
Vuelvo a Doppio Caffe y me tomo un café con leche y un agua con gas.
A lo tonto son las 17:30 y vuelvo al hotel, recojo mi equipaje y espero el transporte.
Puntual llega y me lleva al aeropuerto, facturo mi maleta, espero que indiquen la puerta de embarque.
Casi con puntualidad británica el avión sale de Buenos Aires. Ya me encuentro en el día 23 de octubre. Catorce horas después llego a Barcelona.
Ocho horas de espera y a la hora estipulada sale mi avión para Alicante.
Para este tercer martes del mes me he decidido por una caminata que, a pesar de estar muy cercana, no la había realizado nunca, un recorrido por el Clot de Galvany.
Llego al lugar por la carretera de los Arenales del Sol a Gran Alacant, a la altura del Barranc dels Botelles, donde se encuentra el Aula de la Naturaleza, un área recreativa y el parking donde dejo el auto.
El Clot de Galvany es un espacio protegido con la categoría de Paraje Natural Municipal y una superficie de 366,31 que se extiende por las pedanías ilicitanas de Arenales del Sol y Balsares.
Este paraje es un enclave de gran valor ambiental. En él se pueden distinguir diferentes ecosistemas, que contienen una flora y fauna de gran relevancia a escala autonómica e incluso estatal. Así podemos destacar la presencia de especies de avifauna como la cerceta pardilla, la garcilla cangrejera, la malvasía cabeciblanca y el porrón pardo.
Entre los anfibios destacan el sapo corredor y la rana común, así como una gran variedad de reptiles.
Así mismo, este paraje destaca por la presencia de diversas comunidades florales dunares, saladares y comunidades palustres, destacando endemismos como limonium furfuraceum (siempreviva alicantina), limonium parvibracteatum y limonium santapolense.
El Clot de Galvany alberga asimismo la mejor formación dunar de la provincia de Alicante y una de las mejores de la Comunidad Valenciana, con un sistema de dunas móviles, semifijas y fijas.
Un recorrido circular por las sendas y caminos de este espacio natural me lleva a pasar por entre varios miradores y antiguos búnkeres de la Guerra Civil Española, así como por algunos espacios para la observación de aves.
También, dentro del entorno del Clot de Galvany, se encuentran las Ruinas Romanas.
Se trata de los restos de una granja unifamiliar de la época romana (finales del siglo I a. C.) de estilo íbera y una ermita del siglo XVII de la cual no se tienen constancia documental de su existencia en los archivos de Elche. Esta última estaría situada sobre la cimentación romana, aprovechando su estructura.
Finalmente termino el recorrido, pasando por tres estructuras para la observación de aves, llego al lugar donde se encuentra el coche y…
Vuelvo a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Totalmente. Han sido cerca de 10 kilómetros, con desnivel mínimo, en un entorno muy interesante y en una mañana limpia y luminosa.
Para este jueves la caminata da comienzo, como en tantas y tantas ocasiones, en el parking del hotel de Xorret de Catí, un entorno emblemático dentro del Paisaje Protegido de las Sierras del Maigmó y del Cid.
Hoy me acompaña Jesús y he preparado un recorrido por pistas, sendas y trochas por los alrededores de estas sierras tan conocidas y cercanas a la ciudad de Alicante.
Dejamos atrás la zona del alojamiento y, por pista en dirección sur, accedemos al cruce de caminos de la Ferrería, pasando antes por la mina, el pozo y el estanque del área recreativa del hotel.
Continuamos, hacia el sur, por la pista que lleva a otra encrucijada de sendas, el Mirador del Mar.
Tomamos ahora el camino/trocha, hacia el sureste, llegando a la parte oriental de las Peñas de la Foradá, unas elevaciones rocosas emblemáticas de la zona, con numerosas vías de escalada.
Seguimos el camino por la ladera sur de estos riscos y, por esta misma dirección, llegamos a otra encrucijada. Tomamos la senda/trocha que, hacia el oeste, de forma descendente y por entre un frondoso pinar, nos conduce hasta el Racó de la Servera, obviando la pista paralela que accede a la misma zona (esta segunda opción es mucho más aburrida).
Al llegar a este punto de la ruta, uno de los menos elevados de la misma, recorremos la pista entre campos de cultivo y pasamos por las ruinas del Mas del Calafate.
En un momento del itinerario la pista enlaza con otra a través de una estrecha senda que conduce, después, con un sendero/trocha, a mano izquierda y hacia el oeste, llegando a las peñas del Cantal del Moro, otra elevación rocosa con vías de escalada.
Seguimos hacia el oeste/suroeste (rodeando un pequeño cerro) y accedemos al parque de montaña Rabosa.
El Parque de Montaña Daniel Esteve, más conocido como Rabosa, es un área recreativa ubicada en la naturaleza, en pleno corazón del Paisaje Protegido de la Sierras del Maigmó y del Cid. Este espacio es de titularidad privada, propiedad del Centro Excursionista Eldense, entidad que lo gestiona y mantiene, y el acceso está abierto al público dispuesto a disfrutar de la naturaleza, siempre con respeto al entorno y a las personas.
Tras unos minutos de relax en este paraje, retomamos el itinerario previsto. Desandamos nuestros pasos unos doscientos metros para enlazar, por el este, con un camino que, de forma ascendente, circunvala el cerro por su cara norte (el que antes rodeamos por su ladera sur).
Ahora nos incorporamos a una pista de fuerte subida que nos lleva, en dirección norte/noreste, al Collado de Amorós.
Este cerro es, además de un importante cruce de sendas, un fabuloso mirador desde donde se puede admirar el paisaje y las sierras de los alrededores.
Ahora, comenzamos el retorno al punto de partida, tomamos la senda/trocha ascendente que, por el norte, nos lleva a la parte alta del monte de Catí, y enlaza con otra pista por la que fluyen un montón de PR’s.
Caminando hacia el oriente se encuentra la Torre de Vigilancia forestal y más allá se accede a la Ermita de la Purísima.
Dejamos la ermita, volvemos a la pista y llegamos al cruce de caminos de la Ferrería. Aquí sólo queda tomar el mismo camino que nos llevó hasta este punto; ahora nos dirigimos en dirección norte, durante 1’5 kilómetros, hasta llegar al hotel de Xorret de Catí y al parking donde se encuentra el auto.
Volvemos a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido cerca de 12’5 kilómetros, con un desnivel de unos 270 metros, hechos en muy buen tiempo, en una mañana agradable y en muy buena compañía.
Este lunes no he querido calentarme demasiado la cabeza y me he decidido por un recorrido en una zona cercana y cómoda, la Sierra de Santa Pola.
Hasta las proximidades de las Casetes de Meleja, al norte de esta población costera alicantina me he dirigido. He aparcado el auto junto al depósito de aguas y he comenzado, como en tantas ocasiones, la caminata de esta jornada.
Inicio mi andadura por el ‘Camí del Far’ (PR-CV61), en dirección noreste, durante unos 300 metros. En este punto tomo el desvío, a mano izquierda y por el mismo sentido (NE), llamado ‘Camí de la Casa de la Pinada’ (PR-CV61).
Aproximadamente 1’5 kilómetros después llego hasta las ruinas de la mencionada casa, una de las tantas que habían en esta sierra, dedicada a la explotación agrícola y ganadera. Hasta la mitad de siglo XX se utilizó como refugio de ovejas en los meses de invierno, luego el desuso y el abandono la relegó a ser un triste recuerdo de lo que fue.
Camino ahora por senda paralela a la carretera del faro durante unos 400 metros para pasar al otro lado del asfalto y entrar en una de las pistas que, durante 700 metros y en dirección norte, me lleva a enlazar nuevamente con otro tramo de la PR-CV61.
Ahora, esta pista, hacia el este, me conduce directamente hasta el faro.
Aquí da comienzo un camino perfectamente preparado con tablas de madera (lo que lo convierte en una senda adaptada) que lleva al borde del cabo, a sus pasarelas y sus miradores.
La mañana de hoy, con el cielo cubierto y niebla en el horizonte, no se ha prestado a ello pero… cuando el tiempo lo permite es indispensable disfrutar al máximo de las vista del Mediterráneo, de la costa alicantina y de la isla de Tabarca.
Después de unos minutos, abandono el lugar y me dirijo, por senda, hacia el interior para encontrarme con los asentamientos de baterías antiaéreas de la Guerra Civil y con el búnker/vértice geodésico.
Las ya clásicas fotos en el vértice y… continúo el itinerario previsto.
Me incorporo de nuevo a la PR-CV61, en dirección oeste, y a unos 300 metros, en un cruce, tomo una nueva pista, por la izquierda, llamada ‘Camino de la Torre’, que me da acceso, hacia el sur, a la Torre de Escaletes.
La torre de Escaletes es una de las muchas torres de vigilancia que se levantan en la costa alicantina con el fin de prevenir, en su época, los ataques de piratas berberiscos . Está situada en la sierra de Santa Pola y su construcción data del siglo XVI, concretamente en 1552, si bien parece ser que fue levantada sobre otra torre de origen andalusí. Erigida con muros de mampostería, su altura es de ocho metros y cuenta con ménsulas de piedra en su parte superior. Ha sido declarada Bien de Interés Cultural por el Consell de la Generalitat Valenciana.
Después de un rato de relax junto a la torre, vuelvo sobre mis pasos, tomo la pista ‘Camino de la Torre’ y a unos 400 metros giro a la derecha y tomo el camino que me lleva al Pla de Sant Pere y a la ‘Senda de Roberto’.
Esta vereda, en dirección norte, me acerca al monolito en memoria de Roberto Castro, realizado por su hermano.
Al término de esta senda me incorporo, nuevamente, al ‘Camino de la Torre’ y pocos metros después, a mano izquierda, tomo la vereda/trocha que me acerca al paraje de la ‘Foia Roja’.
Este rincón de la sierra rodeado de abundantes eucaliptos debe su nombre a la coloración roja de sus tierras.
Ahora ya, y siguiendo la senda, me incorporo de nuevo a la pista ‘Camino del Faro’ (PR-CV61 y, en dirección oeste, llego al lugar donde se encuentra aparcado mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 2**
Recomendable: Sin ninguna duda. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel próximo a los 125 metros, hechos en muy buen tiempo y en una mañana que ha comenzado bastante nubosa, aunque después se ha despejado y, en todo momento, extremadamente calurosa.
El Valle de Polop es una gran extensión de terreno, dividido administrativamente en Baix y Alt, que se encuentra en el término municipal de Alcoy, entre las montañas de la Sierra de Mariola y la Sierra del Menejador.
Este viernes voy a realizar un recorrido por la parte alta de este valle donde, entre tierras de cultivo, se encuentran un conjunto de masías, unas más modernas que otras, que dan a esta zona un toque especial.
El auto queda aparcado junto a la Ermita de San Isidro Labrador, un edificio construido entre los siglos XVII y XVIII para dar servicio religioso a los habitantes de las casas del valle.
Aquí comienza la ruta de esta jornada, en el sentido de las agujas del reloj, pasando por algunas de las principales edificaciones; algunas de ellas con varios siglos de antigüedad, incluso con su propia ermita.
En mi recorrido diviso el Maset Nou, más adelante, y algo más alejado, el Mas de la Cordeta y su Ermita de Sant Jaume. Ahora paso junto al Mas de l’Alquerieta y el el Mas de l’Alquería Vella.
Llego a un cruce de caminos, tomo el de la izquierda, sigo en dirección oeste/suroeste, y a mano derecha tengo el Mas de l’Alquería Nova, el de Servereta de Baix a mi izquierda y, algo más alejado, el Mas Torre Redona.
El camino me lleva hasta el Mas El Chocolatero y, desde aquí, la senda/trocha cambia ligeramente de dirección, ahora voy hacia el noroeste/noreste para llegar a las ruinas del Mas del Fondo de Baix.
Pocos metros después, y teniendo el Mas del Fondo de Dalt enfrente, hago un cambio total de dirección; ahora me dirijo al norte para pasar por la misma puerta del Mas de la Ferrera y alcanzar la carretera CV-803, la que une Onil con Banyeres.
Apenas unos metros de asfalto y un nuevo cambio de sentido; ahora me dirijo hacia el noreste/este, teniendo al fondo, a lo lejos, el Mas de l’Altet de Sant Vicent.
Accedo al Mas de la Menora Vella o de Baix y vuelve a haber un cambio de dirección; ahora camino hacia el sureste durante unos 300 metros para volver al noreste y encontrarme con el Mas de la Menora Nova o de Dalt y su Font de la Menora. Me encuentro en la parte más elevada del recorrido (990 ms.n.m.).
En este punto da comienzo el regreso al punto de partida. Hacia el noreste primero y el sureste después, paso por las ruinas de un horno de cal y, más adelante, por el Mas de Don Pedro y su Ermita de San Roque, llegando, unos 700 metros después, al cruce de caminos del comienzo de la ruta.
Ahora tomo la pista de mi derecha, el llamado Camino del Chocolatero, llego a la carretera CV-795 y su intersección con la CV-801, que une las poblaciones de Banyeres de Mariola-Ibi-Alcoy, y poco después llego hasta la Ermita de Polop o de San Isidro, lugar donde se encuentra mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Absolutamente recomendable. Una caminata bastante cómoda, de algo más de 12 kilómetros, con un desnivel de 220 metros, hechos en un tiempo más que aceptable, por una zona con mucho encanto y en un día estupendo.
Primera caminata de un septiembre cargado de expectativas.
En esta ocasión, como en muchas otras, comienzo la ruta desde la Ermita de los Santos de la Piedra, a las afueras de la población de Biar, lugar donde dejo aparcado mi coche.
Este pequeño templo, rodeado por una reducida zona recreativa, fue construido en el siglo XIII y está dedicado a los primeros mártires del cristianismo, San Abdón y San Senén.
Desde este punto me dirijo, hacia el NE/SE/NE, por la senda ascendente de la Solana de la Campaneta (coincidente con la PR-CV55), en el extremo suroeste de la Serra de les Fontanelles.
En el kilómetro 1’5 de mi recorrido, en una bifurcación, tomo el camino de la izquierda, abandonando la PR, que transita a media altura de la sierra, y camino durante algo más de 2 kilómetros (y este es un tramo totalmente novedoso) por la parte alta de la misma, llegando al llamado ‘Canto del Gallo’ (845 msnm), para volver a incorporarme, después, a la PR-CV55.
Ahora la senda me conduce a otro cruce de caminos, por la derecha llego hasta el paraje de la Cova Negra.
Se trata de un gran abrigo abierto en la roca y utilizado como corral y refugio de pastores.
Después de tomarme unos minutos para el refresco, comer algo y la contemplación del magnífico paisaje, dejo el paraje y me incorporo a la senda/trocha que tengo a mano izquierda, descendiendo hacia el sureste, hasta llegar a la gran pista donde comienzo el camino de regreso al punto de partida, pasando antes por un abrevadero cercano a una replana en la que hace unos meses había colmenas.
Esta pista, que corresponde a un importante tramo del Camino del Cid (o de la Defensa del Sur), me lleva en suave descenso y en dirección suroeste, hasta las proximidades de la población de Biar, pasando por una Caseta Forestal, la Casa de Segura y la Casa de la Campaneta.
Sobre el kilómetro nueve se encuentra otra encrucijada, me incorporo al ramal de la derecha, abandonando el Camino del Cid, y, en dirección suroeste/oeste, por la zona de la Solana de la Campaneta, llego al primer tramo del camino inicial.
Ahora sólo tengo que descender por esa parte de la senda hasta llegar a la Ermita de los Santos de la Piedra y al coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Pues claro, muy recomendable. Han sido unos 9’5 kilómetros, con un desnivel próximo a los 210 metros, hechos en muy buen tiempo y en una mañana fabulosa.
Entre las sierras de la Serrella y Aitana, en la Vall de Guadalest, un lugar por donde discurre el río Frainós, uno de los principales aportes del Serpis, inicio la caminata preparada para despedir las salidas de este mes de agosto.
Me dirijo hasta la población de Penáguila , en la comarca de l’Alcoiá, y, desde las afueras de la misma, muy cerca del Pont de l’Arcada, comienzo el recorrido de esta jornada.
Tomo la senda/pista, en dirección este, que me conduce hasta la localidad de Alcoleja, en la comarca alicantina del Comtat, caminando por entre campos de cultivo y un par de corrales.
A pesar del verano tan tórrido que estamos padeciendo, lo bueno de caminar por entre sierras que aún tienen algo de agua que las recorren es pasar por campos que te muestran los frutos de la temporada.
Moras, higos, uvas, manzanas, peras y un melocotón han sido el segundo desayuno antes de llegar a Alcoleja.
En este caso, entro en el pueblo por el norte y hago un recorrido por su centro donde se encuentra la Torre d’Alcoleja (o Palacio de Malferit), la iglesia de Sant Vicent Ferrer y el ayuntamiento.
Salgo ahora por el sur de la localidad y me dirijo hacia el noreste, pasando por el río Frainós, las casas de Cabrera y la piscina municipal.
Sigo el camino, en la misma dirección, hasta llegar a la pequeña pedanía de Beniafé, un conjunto de casas pertenecientes al término de Alcoleja, con una bella ermita del siglo XVII en honor a la Mare de Déu dels Desamparats y una hermosa fuente, balsa y lavadero, en un rincón lleno de espectaculares panorámicas.
En este punto, comienzo el regreso al punto de partida.
Tomo el camino de Beniafé, en dirección oeste/noroeste, pasando por el puente sobre el río Frainós y llegando a la carretera CV-770.
Después de 500 metros de asfalto, conecto con el sendero/pista que me llevó a Alcoleja, ahora camino en sentido contrario hasta llegar a Penáguila.
En poco más de 2’5 kilómetros de sinuoso recorrido, con algún que otro desvío, llego, nuevamente, al Pont de l’Arcada, a la población de Penáguila y al auto.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido cerca de 10 kilómetros, con un desnivel de 360 metros, hechos en un tiempo más que correcto y en una jornada estupenda.
Para este último lunes del mes me he decidido por una caminata, en principio, bastante sencilla.
Me dirijo por la CV-800, la carretera que une San Juan, Jijona y Alcoy, y en el kilómetro 29’5, en pleno puerto de montaña, en un claro a mano derecha, junto al Camino de Vivens, dejo el auto para iniciar un recorrido por esta sierra, la Carrasqueta.
Paso al otro lado de la CV-800 y tomo un sendero paralelo al asfalto, en dirección norte, que me lleva hasta el kilómetro 30’2. Ahora vuelvo a cruzar la carretera y me dirijo de forma ascendente, por senda/trocha, hacia el oeste, pasando por un aljibe, un horno de cal y las ruinas del pequeño Pozo de Nieve de la Castellana.
Me encuentro en el llamado Camino Real de Alcoy que me lleva, en dirección oeste/noroeste, hasta la parte alta de la sierra, pasando por un depósito y una zona de colmenas.
Llego arriba, a una bifurcación, y tomo el camino de la izquierda, en dirección suroeste.
Sigo ascendiendo, ahora de manera más suave, y voy a encontrarme con el vértice geodésico de la sierra, aunque antes me encuentro con un gran hito, un mojón que señaliza el punto en el que se unen tres términos municipales, el de Alcoy, el de Ibi y el de Jijona.
Un kilómetro después tomo un pequeño desvío, a mano derecha, que me lleva hasta el vértice, Carrasqueta (1205 msnm).
Deshago mis pasos, vuelvo al camino y sigo en dirección suroeste. Llego al refugio de montaña de Esbarzerets. Unos minutos de relax en este espacio.
Ahora ya comienzo el regreso al punto de partida. Tras unos pocos metros en dirección suroeste me encuentro con un importante cruce de sendas. Hago un cambio de dirección, tomo el camino de mi izquierda, hacia el este, descendiendo la sierra y coincidente con el Camino de Santiago del Sureste.
En un punto determinado de la bajada, este camino me lleva a incorporarme al Camino de Vivens y éste me conduce hasta el Mas de Sant Ignasi. Una pequeña entrada en el espacio de esta masía para contemplar la construcción (ruinas), su pozo, su aljibe y su cava de nieve, el Pou de Neu del Carrascó de Dalt.
Sigo hacia el este y, siguiendo el Camino de Vivens, llego al descampado donde se encuentra el coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Claro que sí, sin ninguna duda. Han sido cerca de 8’5 kilómetros, con un desnivel que ha rozado los 200 metros, hechos en muy buen tiempo y en una mañana realmente estupenda.
Al este del término municipal de Onil, a poco más de 2 kilómetros del Espacio Natural Casa Tápena, aparco el auto en un claro del camino, junto al Mas y Font de l’Arcada, e inicio la caminata de este jueves tomando un tramo de la GR7 y ascendiendo, hacia el norte, por la rambla homónima, entre los Altos del Quico y la Penya del Flare.
La mañana se presenta con una bajada bastante importante de las temperaturas que hace augurar una ruta extremadamente agradable.
En el primer kilómetro hay una importante bifurcación, tomo la senda de la derecha, dejando la pista de la izquierda (GR7) que ya cogeré en el camino de regreso, y me dirijo hacia el este/noreste por el Barranco de Monvarí, pasando por las cercanías del Mas de la Capona y por el Mas, la Font y la Alberca de Monvarí.
Sigo ascendiendo por senda/pista que circula en paralelo entre la ladera norte de la sierra de Biscoi y el lecho del barranco y llego, en el kilómetro 5, a un importante cruce de caminos; ya en el límite del término municipal de Onil.
Tras una pausa para beber y comer alguna fruta, tomo la pista que va hacia el oeste, incorporándome a otro tramo de la GR7, pasando por el Mas del Palomaret y unos 300 metros después, en otra bifurcación, dejo la GR y me dirijo, a mano derecha, a la senda/trocha que me lleva, por el norte, hasta el Collado del Xocolater.
Aquí, ya estoy próximo al Barranco de Taguenga, al que accedo 200 metros después del collado.
Comienzo ahora el regreso al punto de partida y desciendo, en dirección suroeste, por dicho barranco, volviendo, en el kilómetro 7’8 (aprox.), a enlazar con otro tramo de la GR7; que ya me acompañará hasta el final del recorrido.
Termino el descenso del Barranco de Taguenga y continúo caminando ahora por la Rambla de l’Arcada, llegando, un kilómetro después, al coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Está claro que sí. Han sido cerca de los 11’5 kilómetros, con un desnivel próximo a los 250 metros, hechos en un tiempo más que aceptable y en una mañana verdaderamente espectacular.
Esta mañana, bien temprano (7:00 a.m./30º), me he dirigido a la población de Ibi, concretamente hasta la salida de la localidad, en la carretera CV-801, en el margen derecho, he aparcado el auto para iniciar esta caminata que me llevará por algunos de los puntos de interés de esta sierra, la dels Barrancs, que se encuentra dentro del Parc Natural del Carrascal de la Font Roja.
Inicio la caminata con una considerable subida, dejando Ibi a mis espaldas y dirigiéndome, hacia el noreste, al Mas del Canyo, por senda en paralelo al Barranco de las Zorras, en la zona llamada Solana de Campos.
A medida que se asciende la visión de Ibi y de los pueblos que componen la Foia de Castalla queda como una magnífica panorámica de máxima belleza.
Llego finalmente al Mas del Canyo, una casa que está en plena reforma, y este es el punto más elevado de mi caminata (1153 msnm)
Comienzo ahora el regreso, en suave descenso por la PR-CV127 y en dirección oeste, hasta llegar al valle de campos de cultivo, donde se encuentra el Mas de Foiaderes.
Queda atrás el valle y, ahora, comienza una cómoda subida que, durante un kilómetro y medio, me acerca hasta otra de las casas de mi caminata, el Mas de Foiaderetes.
Desde esta masía, y durante varios kilómetros, la pista desciende y serpentea hasta llegar a la entrada del Barranc dels Molins.
Entrando en el barranco comienzo el último tramo de esta caminata.
A mi paso se encuentra el Área Recreativa y el Refugio del Racó d’Almarra.
El recorrido me lleva hasta la Font de Santa María, con su salida espectacular de agua, a la zona rocosa de la Trompa de Elefante y a distintos molinos que se encuentran en el camino… Molí de la Penya, Molí de la Tía Roseta, Molí de la LLapissera, etc, así como la Cova del Pastor y el Acueducto del siglo XVI.
La salida del barranco me incorpora a la carretera CV-801, un poco de asfalto y, sin más dificultad, accedo al lugar donde se encuentra mi vehículo.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: De todas todas. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel cercano a 450 metros, en un día muy caluroso y salpicado de nubes, pero extremadamente hermoso.
Algo que me ha estado rondando toda la jornada. No salgas solo a la montaña!!! recomienda la gente… Y si te pasa cualquier cosa? Y es cierto, hacer esta actividad en solitario es bastante arriesgado, pero…
Si tuviera que esperar, en la gran mayoría de los casos, que alguien compartiera mis salidas a la sierra, haría mucho tiempo que habría dejado de practicar senderismo.
Al sur de la población de Biar, al final de la calle Partida del Figueral, en un claro de la pista, comienza, a primerísima hora, la caminata de este caluroso jueves de agosto.
En la ruta de hoy, como en tantas y tantas veces, haré un recorrido que me llevará a darle un buen paseo a la Sierra del Fraile.
Tomo la pista, en dirección este, que me conduce de forma ascendente hasta El Balconet, un primer collado desde el que se puede contemplar la población de Biar y su magnífico castillo, así como las sierras del alrededor.
En este punto, la pista cambia de dirección y me conduce hacia el sur por la ladera septentrional de la sierra. A los 1000 metros de recorrido dejo el camino (que coincide con la PR-CV155) y tomo una senda/trocha, a mano derecha, que me acerca de forma ascendente al Alt de les Voltes.
Un nuevo collado, cruce de sendas, y un nuevo cambio de dirección, el camino sigue en ascenso, primero hacia el noreste hasta el Alt de les Foyetes y después hacia el sureste para pasar por el Alt Redó y llegar al Paso del Contador.
Vistas espectaculares del entorno; sierras como de l’Arguenya, Reconco, Peñarrubia, Cabrera, Salinas… entre otras.
Ahora el camino continúa hacia el noreste, primeramente en suave descenso hasta un cruce con el Barranco de Santonja y una gran subida después para llegar al vértice geodésico de la sierra (Fraile, 1044 msnm).
Comienzo el regreso al punto de partida, deshago mis pasos hasta llegar al cruce con el Barranco de Santonja y tomo la pista descendente por esta depresión, en dirección noreste, coincidente con la PR-CV155 y pasando, en un momento dado, por el Corral del Flare (ruinas).
Esta pista me lleva a la que tomé para el ascenso a la sierra y, ahora, por la izquierda, me encuentro con el mirador de El Balconet.
Sólo tengo que seguir la pista descendente, en dirección oeste, que me acerca al lugar donde se encuentra mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto, muy recomendable. No ha sido una ruta muy larga, sólo han sido unos 7’5 kilómetros, con un desnivel cercano a los 300 metros, hechos en un muy buen tiempo y en una jornada calurosa y espléndida.
La caminata preparada para este martes la he pospuesto, en el último momento, y ha quedado pendiente para otro día, en un futuro próximo.
Y la ruta de hoy ha dado comienzo, a muy temprana hora, en el puerto de montaña de Benifallim, en un claro de la carretera CV-780, próximo al km 18 de la misma; es aquí donde dejo el auto e inicio el recorrido que, como en muchas otras ocasiones, me llevará a visitar la cumbre de la Sierra dels Plans y su vértice.
Tomo el sendero, Azagador del Puerto, en dirección suroeste, hacia el depósito de aguas contra incendio, que se encuentra muy cerca del Refugio Cumbres Alegres.
Ahora, la misma senda, hacia el oeste/suroeste, me lleva en progresivo ascenso, durante aproximadamente dos kilómetros, al Pou de Neu de Rontonar.
Durante el camino se hace indispensable el disfrute de las hermosas vistas de los alrededores.
Llego a la cava de nieve y se impone una pequeña parada para el refresco.
Sigo con el plan establecido y, en este punto, me incorporo a una estrecha senda (PR-CV232), a mano derecha, que, también hacia el suroeste, me lleva, durante unos mil metros, a la llamada Costera de la Mare de Déu.
Esta pista, con un ascenso algo más pronunciado, me acerca, en dirección noreste, al vértice geodésico de esta sierra, Plans (1330 msnm).
Unos minutos junto al vértice para beber, comer alguna fruta y disfrutar también de las hermosas panorámicas de los alrededores.
Momentos, además, compartidos con una pareja de senderistasque han tenido la amabilidad de hacerme una foto de cuerpo entero en la cumbre.
Comienzo el regreso, el recorrido se hace por el mismo sitio, paso por los mismos lugares que en la ida y ahora todo es prácticamente en descenso.
Llego sin mucha dificultad hasta el puerto de montaña de Benifallim y al coche.
Vuelvo a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Sin duda alguna, muy recomendable .Han sido algo más de 9 kilómetros, con un desnivel de unos 320 metros, hechos en un tiempo más que aceptable y en una mañana magnífica.
En esta mañana veraniega, muy temprano, no me he podido resistir…
Junto al Santuario de la Mare de Deú de Grácia de Biar, concretamente en el parking que hay detrás del templo, comienzo la ruta elegida para este segundo viernes de agosto; un recorrido que será en un primer tramo coincidente con la PR-CV55 y el Camino de Santiago del Sureste.
Tomo, de manera ascendente, la senda/pista/camino, hacia el este, pasando por las zonas del Racó de la Nória, Racó de la Plata y el Cap del Águila, hasta llegar al depósito de agua contra incendios.
En este punto, un importante cruce de caminos, continúo por pista (PR-CV55) de la izquierda, llegando a la Fonteta de Soriano. Pocos metros después, en una bifurcación, me incorporo a la pista de la izquierda, dejando atrás la PR-CV55 y pasando por el Mas de Camarasa.
Después de esta masía, el camino, me lleva en suave descenso, hacia el norte, pasando por el Barranco de Fontalbres y el Cabecet de la Noguereta.
Al llegar, aproximadamente, a la mitad de esta ruta, me incorporo a un largo sendero (5 km aprox.), también a mano izquierda, que me conduce, de forma sinuosa, entre suaves subidas y bajadas (pero en descenso principalmente) y en dirección suroeste, pasando por el Rincón de la Cueva Negra, hasta la Casa de Campaneta.
El último tramo de esta senda tiene una serie de construcciones (en ruinas) que sirvieron en su tiempo para recoger y canalizar las aguas de los barrancos.
Ésta desemboca en pista (asfaltada) donde coinciden la PR-CV55 y la GR Camino de la Defensa del Sur (o Camino del Cid). Un kilómetro y medio después, en dirección suroeste, llego al Santuari de la Mare de Déu de Grácia y al lugar donde se encuentra el auto.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido algo más de 11’5 kilómetros, con un desnivel cercano a los 350 metros, hechos en un tiempo más que aceptable y en una mañana calurosa, aunque bastante agradable, de verano.
Hoy, con este aviso de tremenda ola de calor, he decidido pegarme el madrugón y hacer una caminata por una de las sierras cercanas a la ciudad, la del Maigmó, y, procurando que no sea demasiado complicada, visitar el Alt de Guisop.
Comienzo en la Replana del Pino, camino primero por asfalto hasta el Collado del Portell y, desde este punto, me incorporo a la pista (PR-CV85) que asciende, a mano izquierda, por la Sierra del Carrascalet y que lleva a un cruce de sendas, siguiendo recto se llega a las Casas de Planises y por la derecha se asciende al Pou de Neu y a la cima.
Tomo la segunda opción, llego a la cava de nieve y continúo subiendo por esta sierra hasta llegar al Alt del Carrascalet (1245 msnm).
Ahora desciendo por la cara sur de la serranía y enlazo con la pista (PR-CV31) que, también hacia el sur, me lleva a una bifurcación importante, por la izquierda el camino conduce a la Antenas de Pedro Payá (1181 msnm), el Maigmonet (1182 msnm) y el Maigmó (1296 msnm), por la derecha la senda asciende al Alt de Guisop (1250 msnm).
Es el camino de la derecha el que elijo y cuando llego al Alt de Guisop es el momento de hacer una pausa para el refresco y el disfrute de las increíbles panorámicas.
Comienzo el regreso al punto de partida, el recorrido es el mismo que en la ida hasta un punto determinado; una vez llego a la base de la Sierra del Carrascalet, en lugar de ascenderla opto por rodearla y tomo la pista que, en dirección norte primero y oeste después me conduce a la Replana del Pino y al lugar donde está aparcado mi coche.
Valoración: 3***
Recomendable: Sin duda, muy recomendable. Han sido algo más de 9 kilómetros, con un desnivel de unos 255 metros, hechos en un tiempo más que aceptable, con unas temperaturas moderadas y una mañana espléndida,
En la carretera que va desde Hondón de los Frailes a Albatera (CV-873), concretamente en el Coll de la Algüeda, dejo el auto para iniciar la caminata de este primer lunes de agosto.
El recorrido me llevará por las sierras de Albatera y Crevillente; con estos calores veraniegos comenzaré la ruta bien temprano y no será demasiado larga a fin de evitar complicaciones, aunque no esté exenta de alguna dificultad.
Comienzo, en una subida relativamente suave y en dirección noreste, por la pista del Barranc dels Tesas hasta llegar al Racó del Moreno (PR-CV255).
En este punto, cruce de caminos, tomo la senda, hacia el sur/suroeste, que, con un ascenso más pronunciado, me conduce hasta el Collado del Picacho (otra confluencia por donde pasa la PR-CV278) y, 400 metros después, a la cumbre del Picacho (Pico San Cayetano, 819 msnm).
Este es el propósito de esta caminata. No es un lugar que tenga vértice geodésico (no siempre te encuentras el mojón de marras) pero las vistas desde esta impresionante atalaya son de una belleza sublime, incluso a pesar de lo nubosa que se ha presentado la mañana.
Inicio el camino de regreso al punto de partida. Tomo la senda (PR-CV278), dirección oeste/norte, en una bajada tan importante o más que el ascenso que me llevó al pico.
Con una atención máxima, poniendo los cinco sentidos, en el descenso, la senda me lleva a la pista inicial (PR-CV255). Aquí, el camino desciende con mucha más suavidad y me conduce, hacia el oeste, hasta el mirador, el Racó dels Drets y la cueva/sima de Jaume el Barbut.
Sigo en el camino (PR-CV255), en dirección oeste, hasta llegar al Coll de la Algüeda, donde se encuentra mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto que sí. Han sido cerca de 8’5 kilómetros, con un desnivel próximo a los 320 metros, en una, oh sorpresa, agradable mañana de agosto y en un entorno de espectaculares panorámicas.
Después de unos días complejos y complicados, hoy, a pesar de no estar al 100%, no he podido resistirme y me he animado a realizar una caminata.
Un recorrido muy corto y sencillo, aunque no exento de algunos puntos de interés, por una sierra de la provincia con mucho significado histórico.
A primerísima hora de la mañana me he dirigido al municipio de Campo de Mirra, pequeña población en el noroeste de la provincia y perteneciente a la comarca del Alto Vinalopó.
Por el acceso que asciende la ladera norte de la Sierra de la Villa, que lleva al cementerio y a la ermita de la localidad, en un claro del camino, dejo el auto e inicio esta caminata.
A unos 150 metros (aprox.) por el Camino del Calvario, en dirección noreste, me incorporo a una senda que me acerca a la zona de petroglifos, en la cara este de la sierra.
Desciendo esta senda hasta llegar al Camino de San Bartolomé, pista que rodea la Sierra de la Villa y que yo sigo, de noroeste a oeste, hasta el desvío, por camino y a mano derecha, que asciende esta serranía, en dirección norte/noreste.
Una vez arriba, me dirijo hacia la ermita de San Bartolomé/Sant Bertoméu, pasando antes por el vértice geodésico de la sierra, Penyetes (688 msnm).
Poco después llego al templo, a su área recreativa y a los restos de lo que fue el Castillo de Almizra.
En este monte, Sierra de la Villa, a poca distancia de la localidad de Campo de Mirra, se alza esta ermita construida en siglo XV. El templo aprovechó para su edificación una de las torres del castillo. Lamentablemente, los restos de la fortaleza de origen árabe que han llegado hasta nuestros días y que fueron testigo del Tratado de Almizra, se reducen a basamentos de dependencias y murallas.
El castillo estuvo en uso hasta el siglo XIV. Apenas permanece en pie una torre de base cuadrada, disimulada con un tejado, a la que se le adosó la ermita de San Bartolomé.
Momentos de contemplación y relax alrededor de esta magnífica atalaya para, seguidamente, descender por la carretera que lleva hasta ella y llegar, a unos 200 metros, al lugar donde se encuentra mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Sólo han sido unos sencillos 6 kilómetros y un desnivel de 115 metros, todo ello en un entorno muy agradable y de gran interés histórico.
Para este jueves, una caminata mezcla de un recorrido bastante conocida y un tramo, de unos 3’6 kilómetros, totalmente novedoso que aportan a esta ruta un toque original.
Dejo el coche a la entrada de la urbanización L’Estepar y comienzo, pasando por la pequeña área recreativa, a caminar por la Vía Verde de Alcoy, en dirección sur hasta el kilómetro 1,7.
En este punto tomo, a mano izquierda y hacia el sureste, una trocha que deja la vía y me lleva hasta las casas de la Sarga de Baix y a la pequeña población de la Sarga, pedanía perteneciente a Jijona.
Paso por la calle Mayor, junto a su iglesia, y me dirijo, por pista y hacia el suroeste, por el Camí de Xixona, llegando a un primer cruce de caminos.
Por error voy por el camino de la derecha durante unos cientos de metros. Una vez me doy cuenta del fallo, deshago mis pasos y tomo la senda de la izquierda, llegando en el kilómetro cuatro (+/-) a la Font de Sant Jordi, pasando antes por el Mas dels Pouets de Baix y el Mas dels Pouets de Dalt.
Una visita a esta bonita fuente y su área de descanso, un pequeño descanso y retomo el camino; ahora la pista me lleva, hacia el oeste, a incorporarme al Camí de Xixona, pasando antes por…
las casas de La Lloma.
Esta es una gran y cuidada finca, totalmente privada y vallada. He estado un buen rato buscando una alternativa, una salida de este espacio particular. He llegado a pensar, por un momento, en deshacer el camino y regresar por donde había llegado pero… Un casi imperceptible acceso en un lateral de la puerta de entrada me ha permitido salir de la finca.
Ahora ya sí, llego al Camí de Xixona que me conduce, nuevamente y hacia el noreste, hasta las casas de La Sarga.
Aquí, la pista, entre asfalto y cemento, a mano derecha y en dirección noreste, me lleva, en una subida algo importante, hasta el Mas de la Cova, muy cerca de la entrada de acceso a los abrigos y a las pinturas rupestres de la Sarga.
Desciendo este cerro, tomando el camino zigzagueante hacia el noroeste que al final, y haciendo un giro por el oeste/suroeste, me devuelve a la pista de la Vía Verde de Alcoy, el tramo que realicé al comienzo de esta caminata.
Ahora, en dirección norte, llego hasta la pequeña área recreativa y al lugar, frente a la urbanización L’Estepar, donde se encuentra el auto.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Totalmente recomendable hasta la llegada a la Font de Sant Jordi, después, con el fin de evitar problemas en la finca privada, recomiendo deshacer los pasos hasta llegar a la Sarga. Han sido unos 12,3 kilómetros, con un desnivel de unos 200 metros (aprox.), hechos en un tiempo más que correcto, en una mañana limpia y luminosa.
Me dirijo hasta la población de Planes de la Baronía, en la comarca del Comtat, tomo la carretera CV-711, la que va hasta el embalse de Beniarrés, aparco el auto en un pequeño claro que hay muy cerca de la subida a la Ermita del Santo Cristo y, aquí, comienza la caminata de este martes.
En este punto inicio una de las rutas emblemáticas de la provincia; la que me llevará a recorrer el Barranco de la Encantada y algunos de los lugares de interés de la zona.
Subo, como en tantas otras veces, el zigzagueante camino que asciende hasta la ermita, en un bonito vía crucis, teniendo unas vistas espectaculares de la población de Planes y las sierras y paisajes que lo rodean.
Un momento de descanso en lo alto del cerro donde se encuentra el templo, rodeado de pinos y una pequeña zona recreativa. Las vistas del Embalse de Beniarrés, desde esta atalaya, son realmente hermosas.
Desciendo el cerro de la ermita por la pista asfaltada que, en dirección noreste, me lleva, y ahora ya de forma ascendente entre campos de cultivo, a la zona de Les Penyetes.
Llego a una pista asfaltada, me dirijo, por ella, hacia el sur, hasta llegar a la carretera CV-700 y, unos 100 metros después, conecto, por la izquierda y hacia el norte, con otra pista cementada, llamada Camí de la Vall de Gallinera, que me lleva hasta… el Gorg del Salt.
El Gorg del Salt es uno de los puntos de interés de esta ruta. Se trata de una gran poza, alimentada por un salto de agua, en un entorno muy bonito.
En esta ocasión la cascada, tristemente, apenas tiene un hilillo de agua, pero en época de lluvias llega a ser realmente alucinante.
Vuelvo a la pista cementada (Camí de la Vall de Gallinera) y, a pocos metros, tomo una entrada, a mano izquierda y en dirección oeste, que me introduce de lleno en el Barranco de la Encantada.
Las aguas que han formado esta depresión, entre las Sierras de la Albureca, el Cantalar y el Tossal de la Dona, provienen de distintos aportes, diferentes barrancos, al oeste de estas tierras, en las cercanías de Alcalá de la Jovada, formando en este punto hermosas pozas y saltos de agua y llegando su caudal a engrosar el cauce del río Serpis, tras la presa del embalse de Beniarrés.
A mi paso por esta depresión puedo contemplar las distintas pozas, saltos y fuentes (aunque en esta ocasión, debido al mes que estamos, con muy poca agua), como el Toll de la Pau, Toll del Blavet, Toll de l’Estret, la Font del Molí, el Azud del barranco, etc… Y paso por algunas construcciones, ya ruinosas, entre las que se encuentra el conocido Molino de la Encantada.
Continúo por la senda, en suave ascenso, hasta conectar con la carretera asfaltada, Camí de Tormo, que, en dirección suroeste, entre campos de cerezos, almendros y olivos, me lleva directamente hasta el lugar donde se encuentra el auto.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Está claro que sí. Han sido, entre unas cosas y otras, cerca de 12 kilómetros, con un desnivel algo superior a los 400 metros, en un día estupendo de calor y hecho todo en un tiempo más que correcto.
La caminata de hoy tendrá como máxima dificultad, sin duda alguna, el calor sofocante. Comienzo bastante temprano y voy provisto de agua, creo que suficiente, por lo que espero que la ruta sea llevadera.
Comienzo a las afueras de la localidad de Lorcha, concretamente cerca de la Fábrica de Papel, la antigua estación de tren y el camino de subida al Castell de Perputxent, donde, en un claro de la pista, aparco el coche y doy inicio a este recorrido.
El itinerario va a ser el mismo tanto de ida como de vuelta y lo voy a hacer, siguiendo el cauce del río Serpis, por la llamada Vía Verde del río homónimo.
La pista me lleva, hacia el noreste en suave descenso, encontrando a mi paso una gran carrasca centenaria, alguna de las casetas del ferrocarril y un acceso, a mano derecha, a la Font de Boteros, con su pequeña y, con estos calores, muy mermada balsa.
Continúo por la vía y en el kilómetro 2’8 del recorrido se encuentra el túnel, de unos 200 metros de longitud, que me hace pasar por debajo de la Penya dels Coloms.
Al otro lado, y a unos 500 metros, se encuentra el Azud de l’Infern, con su salto de agua, y las ruinas de la Casella de Parres y del Molí de l’Infern.
Hay que resaltar durante toda la caminata los extraordinarios paisajes que rodean al río Serpis.
Hay que destacar que la Vía Verde, además de ser el antiguo itinerario del ferrocarril que unía las poblaciones de Alcoy y Gandía, llamado también el Tren dels Anglesos, es en la actualidad una maravillosa ruta senderista/cicloturista, la PR-CV207 y el Camino del Alba.
En el kilómetro 4’8 llego hasta otra nueva caseta del ferrocarril y un antiguo depósito de agua.
Por último, en el kilómetro 5’5 del recorrido, me encuentro con uno de los puentes de la Vía Verde y, al otro lado del Serpis, la Fábrica de la Llum y su pequeña área de descanso. En este lugar, aunque la vía continúa siguiendo al río hacia tierras valencianas, yo hago un stop para el refresco y considero esta parada como el punto de retorno a la casilla de salida.
Para el regreso nada a destacar, vuelvo a pasar por los mismos lugares que en la ida. Sólo que ahora el recorrido es en suave y sinuoso ascenso en dirección suroeste.
Atrás queda la Fábrica de la Llum, el depósito de agua, la caseta del ferrocarril, la Casella de Parres, el Azud de l’Infern, el túnel y la Font de Boteros, entre algunos de los puntos de interés.
Finalmente, llego a la Fábrica de Papel y al parking donde se encuentra el coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto, muy recomendable. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel nada destacable, hechos en muy buen tiempo, con calor extremo y unos paisajes de infarto.
Entre los municipios de Sant Joan y Mutxamel, he realizado la caminata de este jueves sofocante de julio.
Un recorrido que me ha llevado, por entre estas dos poblaciones, a visitar algunas de sus ermitas y un vértice geodésico que estaba pendiente desde hace mucho tiempo y, hasta hoy, no encontraba la ocasión.
Dejo el auto en el carrer del Pintor Sorolla, en Salafranca, barrio de Sant Joan, próximo a la primera de las ermitas de la caminata de esta jornada.
La ermita en cuestión es la de Santa Anna. Sobre este templo no se tiene constancia concreta de su fecha de construcción y carece prácticamente de motivos ornamentales, su fachada noble realizada en sillería posee un relieve que presumiblemente representa a los santos Abdon y Senen.
Tomo, ahora, en dirección sur, el camino del Serení, que me lleva directamente a la puerta principal del cementerio de Sant Joan.
Le doy un rodeo al camposanto y tomo el camino homónimo que me dirige, hacia el norte, hasta el carrer Nova Tabarca, pasando por encima del túnel de la autovía A-70.
En una primera curva de esta calle, me incorporo, a mano izquierda y en dirección oeste, a una senda/pista, que me lleva de forma ascendente por la Serra del Calvari hasta su vértice geodésico homónimo (101msnm).
Una breve parada, unas cuantas fotos (las de rigor) y reanudo el itinerario previsto.
Desciendo de este monte por su ladera norte y me encamino hasta otra de las ermitas del recorrido; la Ermita del Calvari de Mutxamel.
Este es un edificio religioso de cruz griega que data del siglo XVIII y está dedicado al Cristo de la Salud. Esta ermita, restaurada en diversas ocasiones y siendo la última en 2014, está construida con muros de mampostería, bóvedas de cañón en los cuatro brazos, cúpula de media naranja sobre tambor octogonal en el crucero y la cubierta de tejas curvas es a varias aguas. La fachada principal cuenta con dos elementos: una espadaña con campana y un retablo cerámico que representa el entierro de Cristo.
Una cuidada zona recreativa rodea este templo.
Comienzo el regreso al punto de partida. Por los carrers del Maigmó, del Céntim y Rafael Altamira, camino en dirección este/sureste/suroeste hasta salir del término municipal de Mutxamel y enlazar con el carrer Nova Tabarca de Sant Joan.
Ahora vuelvo a hacer el paso por encima del túnel de la autovía A-70 y comienzo a subir, por diferentes sendas, hasta llegar a la última de las ermitas de esta ruta; la Ermita del Calvario de Sant Joan.
La construcción de este edificio religioso de cruz griega data de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Esta ermita, situada en el cerro del Calvario (al igual que la de Mutxamel), está construida con muros de mampostería y cubierta por una cúpula de media naranja de tejas curvas. En la fachada principal, orientada a mediodía, destaca un frontón curvado y el amplio hueco de entrada. En el interior, se aprecia las capillas laterales en los pequeños brazos de bóveda de cañón y el altar adosado al testero en el brazo de cabecera. Además, y gracias a la última restauración en 2007, se observan las pilastras y la cornisa que recorren toda esta arquitectura.
Un pequeño descanso en este templo y, por sendas, hacia el este, me incorporo al camino del Serení y, por el norte, al carrer del Pintor Sorolla y al coche.
Regreso a casa.
Valoración: 2**
Recomendable: Una caminata, por muy pequeña y sencilla que sea, siempre es recomendable. Han sido unos 5’5 kilómetros, con un desnivel nada destacable, hecho todo desde muy muy temprano y en un tiempo más que aceptable, por una zona que rebosa historia por los cuatro costados y en una mañana estupenda.
Empieza julio con alguna que otra sorpresa, entre ellas la profunda ola de calor que nos está afectando. Aún así, yo, procurando llevar el máximo cuidado posible, me atrevo a hacer una caminata por la sierra alicantina; un recorrido no demasiado largo, bien provisto de agua y comenzando a primerísima hora de la mañana.
Entre las sierras del Carrascalet y el Flare, dejo el auto en la Replana del Pino, junto a la carretera CV-8170, la que une Petrer con Castalla, y comienzo tomando la pista que conduce a las casas (ruinas) de Planisses.
Esta pista, hacia el este, enlaza, en el kilómetro 1’2, con otra (PR-CV 85) y, antes, a mano izquierda, tomo una estrecha senda/trocha que me lleva a las casas de Planisses, por entre pinos y carrascas, pasando por el camino que accede a la Cova del Tío Melchor y un horno de cal.
El camino da paso a la pista que conduce, entre campos de cultivo, a las ruinas de las casas de Planisses.
Seguidamente la pista da paso, en dirección sureste, a una vereda poblada de pinos y carrascas que me acerca hasta el Pou de Neu de Planisses.
Dejo los restos de esta construcción y me dirijo por camino, hacia el sur/suroeste, a una bifurcación, junto a un abrevadero y, pasando antes, por las ruinas de otra antigua casa. .
Ahora hago un cambio total de dirección, accedo por camino, hacia el norte/noreste, entre una extensión importante de terrenos de cultivo y llego nuevamente a la zona de las casas de Planisses.
En este punto, deshago lo andado, retomo la vía que me llevó a la casas y, ahora, en continua subida, me incorporo a la pista PR-CV085, asciendo por la ladera este de la Serra del Carrascalet, llegando hasta su Pou de Neu, su cumbre (Alt del Carrascalet) y un estupendo mirador.
Una vez visitada la parte alta de la sierra, vuelvo sobre mis pasos y desciendo a la pista (PR-CV085) que me llevó hasta ella.
Ahora la bajada la hago por la ladera oeste y llego al Collado del Portell, junto a la carretera CV-8170.
Unos 300 metros después, en dirección norte y por asfalto, llego a la Replana del Pino y al coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Está claro que sí. Han sido cerca de 8’5 kilómetros, con un desnivel próximo a los 260 metros, hechos en un tiempo más que correcto y en una jornada calurosamente agradable.
Hoy, con esta ruta, digo adiós a las caminatas (me refiero a las de junio 😉 ).
Me dirijo a las afueras de la ciudad de Alcoi, a la zona de descampado junto al parque Poeta Pastor Aycart, en el barrio de Batoy, donde aparco el auto y comienzo el recorrido de esta jornada.
Camino, hacia el oeste, por la Vía Verde, pasando por el túnel de Riquer y, antes de seguir por el viaducto del Barxell, me desvío, por senda y pista, junto a la Font del Pont, hacia el noreste/este/noreste, hasta llegar de manera ascendente a las Casas del Salt.
Entre las construcciones que componen las Casas del Salt destacan varios edificios industriales, actualmente sin actividad, junto a otros residenciales, que conforman un paisaje singular. Las aguas del río Barxell, canalizadas a través de galerías y acequias, favorecieron el establecimiento, en esta zona, de molinos harineros y, sobre todo, molinos papeleros (dedicados a la fabricación de papel de fumar) cuyo origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII. En la parte más elevada destacan los molinos de Brutinel, con su jardín monumental y su atractivo invernadero. Junto a este conjunto, adosado a la antigua carretera se encuentra uno de los edificios del Molino de En Medio, que conserva su esbelta chimenea cuadrangular, y junto a él un grupo de casas de recreo que ocupan el espacio en el que hasta 1945 había diferentes edificios pertenecientes a este molino.
El río Barxell, a su paso por este conjunto de edificaciones, cae (sobre todo en épocas de fuertes lluvias) desde la altura en la que se encuentra formando lo que se llama El Salt, una espectacular cascada de más de 70 metros.
Cruzo ahora al otro lado del cauce, paso por una cueva y un mirador y tomo la senda que en dirección sureste, de forma descendente, me conduce, pasando por el Molí del Racó, Molí de d’Alt y la Font y Molí de Baix, al Racó de Sant Bonaventura; otro lugar donde, en este caso se trata del río Polop, nos regala una serie de miradores, de pozas y una especial área recreativa, aunque hoy, con estos calores, apenas si lleva un pequeño hilo de agua.
Siguiendo el sendero que hay junto al curso de este río (prácticamente seco), ahora hacia el este/noreste, llego en un primer momento a pasar bajo el Pont de les Sets Llunes y, después, hasta la Font del Quizet y su zona de recreo, lugar donde se unen (cuando llevan agua) el río Polop y el río Barxell (o Riquer) para adentrarse en la ciudad de Alcoi y llamarse Río Serpis, algunos kilómetros más adelante.
Tras este último espacio natural sólo me queda tomar la pista que, en dirección norte/noreste, me lleva a enlazar con la Vía Verde y llegar al lugar donde tengo aparcado el coche.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Alguien lo podría poner en duda? Muy recomendable. Han sido cerca de 9 kilómetros, con un desnivel de unos 160 metros, hechos en tiempo correcto y en una mañana calurosa aunque agradable.
Una caminata en solitario para este día de San Juan.
Hoy me dirijo hasta la población de Agres para efectuar la ruta de este martes; un recorrido urbano por esta bella localidad y visitar algunos de los puntos de interés de sus alrededores.
Agres es un pueblo de montaña situado entre la sierra de Mariola y la sierra de Agullent, en la zona norte de la provincia de Alicante y sur de la de Valencia, su término delimita ambas provincias. Las calles empinadas de su casco antiguo están bien conservadas y destacan sus numerosas fuentes de limpia y buena agua fría.
Mi itinerario comienza recorriendo algunas de sus calles y visitando el Llavadoret, la Font de Barxeta, la Font d’Enmig y la Esglesia de Sant Miquel Arcángel.
Continúo con la pronunciada subida y accedo hasta la Font del Raval y, por el Carrer de la Purísima, llego al Camí del Convent y al Santuari de la Mare de Déu d’Agres.
Momentos para disfrutar de este maravilloso entorno, de su arboleda y sus fuentes, y…
…deshago mis pasos, vuelvo a la entrada del pueblo y ahora en el Carrer de la Purísima tomo un desvío, l’Esqueregola, que me lleva zigzagueando al Lavadero municipal y a las fuentes del Molí y del Azud.
Aquí tomo la pista que me conduce, durante 1’9 kilómetros en dirección noreste, al Yacimiento Arqueológico Poblado Íbero de la Mola, un importantísimo conjunto de vestigios de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce.
Vuelvo por la misma pista, el Camí de la Mola, y regreso al pueblo.
Ahora, tomo de nuevo la serpenteante subida de l’Esqueregola y comienzo a caminar por pista asfaltada, en dirección suroeste, hasta llegar al Área Recreativa del Refugio Zamorano, un auténtico oasis para el disfrute de la naturaleza.
Cuatrocientos metros más, en dirección poniente, se encuentra otro punto de interés, la Font del Molí Mató y su espacio recreativo; un lugar encantador de la Sierra de Mariola.
Me vuelvo a dirigir al Refugio Zamorano y comienzo el regreso al pueblo. En este último tramo desciendo por pista hasta llegar a la carretera CV-7930, pasando por la Torreta.
En este punto, el asfalto, en dirección noreste, me conduce a la entrada de Agres y al lugar donde está el auto, pero, antes, en un pequeño desvío, visito la Font de Bonell.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Alguien podría dudarlo? Han sido cerca de 10 kilómetros, con un desnivel de 200 metros, hechos en un tiempo más que aceptable y en una jornada calurosamente espléndida.
En un claro del desvío asfaltado que lleva a la partida de Rambla Alta, próxima a la ciudad de Alcoi, dejo el coche y doy comienzo a la caminata de este jueves de junio.
El recorrido, como en muchas otras ocasiones, será el mismo tanto de ida como de vuelta, y lo haré por la vertiente norte de la Serreta hasta llegar a la parte alta de esta serranía.
Un primer tramo en ascenso algo exigente, de unos 500 metros hacia el sureste, hasta llegar a la carretera CV-70 (la que conecta Alcoi con Benilloba).
Al otro lado del asfalto me incorporo a la pista y el camino que, en dirección este, me lleva, ahora en una subida algo más suave, a las proximidades del Mas de la Serreta.
Continúo por senda, hacia el noreste, caminando por la umbría de la sierra.
En un punto del recorrido (km 2’5 aprox), tengo que hacer un cambio de dirección, un ascenso hacia el sur primero y, unos metros más allá, hacia el oeste después, para acceder a la parte alta de este monte.
Sigo caminando en suave ascenso hasta llegar a la zona de los restos arqueológicos…
Unos 300 metros hacia el ocaso me encuentro con el monolito en memoria del Arqueólogo Camilo Visedo Moltó y con las ruinas de la casa que sirvió de refugio durante sus trabajos.
Pocos metros después llego al vértice geodésico de esta sierra (Serreta, 1052 metros). Aquí se impone una pausa para beber y comer alguna fruta, así como para la contemplación de las imponentes panorámicas que regala esta montaña.
Comienzo, desde esta posición, el regreso; nada a destacar, lo que antes era subida ahora es descenso, pasando por los mismos puntos de interés.
Unos cientos de metros antes de llegar al parking tomo un desvío, a mano derecha, que me lleva a la Font de la Salut, una fuente emblemática para los alcoyanos, ubicada a los pies de la Serreta y rodeada por un área de descanso con una estupenda arboleda.
Doy una pequeña vuelta por los alrededores y, finalmente, me dirijo hasta el lugar donde se encuentra el auto.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido unos 9 kilómetros, con un desnivel de unos 400 metros, hechos en un tiempo más que aceptable y en una mañana espléndida.
En el kilómetro 2’4 de la CV-794, la vía que une las poblaciones de Bocairent y Alcoi, en un claro del asfalto donde se encuentra el Alt del Portell, Jesús y yo iniciamos la caminata de este martes.
En este punto dejo el auto y comenzamos esta ruta que nos hará visitar algunos interesantes lugares, dentro de la provincia de Valencia, de este Parque Natural de Sierra Mariola.
Tomamos una pequeña trocha, hacia el este, para incorporarnos, a sólo 100 metros, a la pista Camí de Reiner, que, en dirección sureste, nos lleva, durante dos kilómetros y entre campos de cultivo, hasta el Mas y la Font de Reiner.
Una vez llegamos a esta magnífica finca, con su alberca y su fuente, se impone un pequeño descanso para tomar aire y disfrutar del entorno.
Continuamos con el camino marcado, ahora un nuevo cambio de dirección, nos dirigimos por senda hacia el suroeste para llegar al Azagador de la Font Freda y enlazar, después, con el Camí de les Aguilelles.
Aquí se encuentran dos edificaciones muy emblemáticas en la zona, el Mas de la Aguilella Vella y el Mas de Aguilella, con su ermita de la Concepción, unos terrenos y unas construcciones muy cuidadas.
Seguimos por la pista, en dirección suroeste, y vamos acercándonos al cauce del río Vinalopó.
En un momento dado, en el camino, hacemos un cambio de dirección, hacia el noreste primero y oeste después, hasta llegar al puente por el que pasan las aguas del río.
Caminamos por la pista, hacia el norte, y a contracorriente, para llegar a la Font de la Coveta, uno de los principales aportes del Vinalopó; un bello lugar al que acompaña la música del agua.
Continuamos río arriba, la pista nos lleva al Mas de les Torretes y, unos metros más allá, a la Font dels Brulls, otro rincón hermoso y otro aporte para este río (aunque en estos días no lleve agua).
Seguimos hacia el norte y, en el kilómetro 7 (+/-) de la ruta, hacemos un cambio de dirección. Ahora tomamos la senda que, dejando el río atrás, asciende de forma ondulada, hacia el oeste, por la zona llamada el Pla de Navarro.
Esta senda nos lleva a la pista Camí Vell de Banyeres (PR-CV04), nos incorporamos a ella y, durante más de tres kilómetros hacia el noreste, llegamos al Alt del Portell, donde está aparcado el coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto, de todas todas. Han sido algo más de 12 kilómetros, con un desnivel de unos 180 metros, hechos en tiempo aceptable, buena compañía y en una jornada espectacular.
Hasta la vía de servicio del puerto de montaña de Albaida, donde dejo el coche, para dar comienzo la caminata de este segundo jueves del mes.
Todo el recorrido transcurre en el área noroccidental de la Sierra del Benicadell, una parte importante del denominado Paisaje Protegido de la Umbría, en esta serranía.
El camino, sin posibilidad de pérdida, lleva, hacia el norte y en ligero ascenso, hasta una primera bifurcación donde se encuentra la Font de Fontanares.
Aquí, ignoro la senda de la derecha (que me llevaría a la parte alta de la sierra y a su vértice) y continúo en dirección norte por el camino de la izquierda, durante unos 700 metros de suave subida, hasta llegar, en un collado/cruce de senderos, a la Nevera y el Corral de Diego.
Sigo la vía que, hacia el norte/noreste, me conecta con la Pista Forestal de la Umbría (PR-CV213.4), donde se encuentra un mirador y una cruz , desde el que se puede admirar la grandeza de la Vall d’Albaida (a pesar de la neblina).
Ahora, esta pista, continúa hacia el este y me lleva hasta el área de la Font Freda, una pequeña zona recreativa donde es imprescindible hacer una parada, refrescarse, comer alguna fruta y disfrutar de las hermosas vistas.
Desando mis pasos, vuelvo al mirador de la cruz y, en este lugar, comienzo el camino de regreso al punto de partida. Lo voy a hacer continuando, hacia el oeste, por la Pista Forestal de la Umbría, durante 1’3 kilómetros, hasta una bifurcación, próxima a la casa Villa Lolita, para incorporarme, por la izquierda, a una nueva pista (Camí del Corral de Diego).
El camino me lleva, en dirección sureste, hasta collado/cruce de sendas donde se encuentra el Corral y la Nevera de Diego, pasando antes por el Corral de Penalba, el Colomer y, haciendo un pequeño desvío, por la Nevera de Joaquim.
Ahora ya, llegado al collado, hago una visita a la Nevera de Diego y…
…tan sólo tengo que deshacer los pasos del comienzo de la caminata, volver a la bifurcación en la Font de Fontanares, seguir la pista hacia el sur, llegar al parking del Port d’Albaida y al coche.
Regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido cerca de 10 kilómetros, con un desnivel próximo a los 240 metros, hechos en muy buen tiempo y en una mañana espléndida.
Esta jornada de caminata da comienzo, como en tantísimas ocasiones, en el parking del hotel de Xorret de Catí, un entorno emblemático dentro del Paisaje Protegido de las Sierras del Maigmó y del Cid.
Hoy he preparado un recorrido por pistas, sendas y trochas por los alrededores de estas sierras tan conocidas y cercanas a la ciudad de Alicante.
Dejo atrás la zona del alojamiento y, por pista en dirección sur, accedo al cruce de caminos de la Ferrería, pasando antes por la mina, el pozo y el estanque de la zona recreativa del hotel.
Continúo, hacia el sur, por la pista que lleva al Mirador del Mar, otra encrucijada de sendas.
Tomando el camino/trocha, en dirección sureste, llego a la parte oriental de las Peñas de la Foradá, unas elevaciones rocosas emblemáticas de la zona, con numerosas vías de escalada.
Continúo el camino por la ladera sur de estos riscos y, siguiendo en esa misma dirección, llego a otra encrucijada. Tomo la senda/trocha que, hacia el oeste y en descenso, me lleva hasta el Racó de la Servera, obviando la pista paralela que accede a la misma zona (esta segunda opción es mucho más aburrida).
Al llegar a este punto de la ruta, uno de los menos elevados de la misma, recorro la pista entre campos de cultivo y paso por las ruinas del Mas del Calafate.
En un momento del itinerario la pista enlaza con otra a través de una estrecha senda que conduce, después, con un sendero/trocha, a mano izquierda y hacia el oeste, llegando a las peñas del Cantal del Moro, otra elevación rocosa con vías de escalada.
Sigo hacia el oeste/suroeste (circundando un pequeño cerro) y accedo al parque de montaña Rabosa.
El Parque de Montaña Daniel Esteve, más conocido como Rabosa, es un área recreativa ubicada en la naturaleza, en pleno corazón del Paisaje Protegido de la Sierras del Maigmó y del Cid. Este espacio es de titularidad privada, propiedad del Centro Excursionista Eldense, entidad que lo gestiona y mantiene, y el acceso está abierto al público dispuesto a disfrutar de la naturaleza, siempre con respeto al entorno y a las personas.
Tras unos minutos de relax en este paraje, retomo el itinerario previsto. Desando mis pasos unos doscientos metros para enlazar, por el este, y enlazo con un camino que, de forma ascendente, circunvala el cerro por su cara norte (el que antes rodeé por su ladera sur).
Ahora me incorporo a una pista de fuerte subida que me lleva, en dirección norte/noreste, al Collado de Amorós.
Este cerro es, además de un importante cruce de sendas, un fabuloso mirador desde donde se puede admirar el paisaje y las sierras de los alrededores.
Ahora, comienzo el retorno al punto de partida, tomo la senda/trocha ascendente que, por el norte, lleva a la parte alta del monte de Catí, y enlazando con otra pista por la que fluyen un montón de PR’s.
Caminando hacia el oriente se encuentra la Torre de Vigilancia forestal y más allá accedo a la Ermita de la Purísima.
Dejo la ermita, vuelvo a la pista y llego al cruce de caminos de la Ferrería. Aquí sólo queda tomar la misma pista que me llevó hasta este punto; ahora me dirijo en dirección norte, durante 1’5 kilómetros, hasta llegar al hotel de Xorret de Catí y al lugar donde se encuentra mi coche.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Totalmente. Han sido cerca de 12’5 kilómetros, con un desnivel de unos 270 metros, hechos en un buen tiempo y en una mañana muy agradable, aunque calurosa.
La ruta de hoy es una caminata que la primera vez que la realicé dije, por la dureza, que no volvería a hacerla nunca y, de eso hace mucho tiempo, la he realizado en incontables ocasiones; con frío, con calor, con lluvia, con niebla, con nieve, etc…
En esta mañana me dirijo hasta la Font de la Carrasca, en el término municipal de Castalla, para realizar un recorrido por la Sierra de la Argueña y acceder, entre otras cosas, a su vértice geodésico, la Replana.
Desde la fuente, junto a un depósito contra incendios, me incorporo a una senda y una pista que, en dirección suroeste, me lleva en ascenso hasta el Mas del Carrascal, una enorme y cuidada finca de este paraje.
Ahora, el camino, hacia el suroeste/sur, me acerca a uno de los pozos de nieve más bonitos de la provincia (naturalmente totalmente reformado), el Pou del Carrascal, perteneciente a la magnífica finca antes comentada.
Un rato aquí para el disfrute de este bello nevero y las espectaculares vistas del entorno y… continúo mi recorrido.
Retomo la pista que me llevó al pozo, sigo ascendiendo hacia el sureste, ahora es algo más empinado el camino, y llego al Collado de la Hermosas, un pequeño punto para tomar aire y seguir con el ascenso.
La pista sigue hacia el sur unos 200 metros para llegar a un pequeño collado y comenzar la fuerte subida, en dirección oeste, que me acerca a la parte más alta de la sierra y me lleva hasta el vértice geodésico, la Replana (1229msnm).
Momentos para el descanso, refrescarme, comer alguna fruta y realizar las ya tradicionales fotos en la cumbre y sus panorámicas.
Comienzo el regreso que hasta un punto determinado es por el mismo sitio que en la ida.
Lo que fue suave o brutal subida es ahora sencilla bajada o peligroso descenso.
Vuelvo, por pista, al Collado de las Hermosas, a las inmediaciones del Pou y a las puertas del Mas del Carrascal.
Ahora el regreso al punto de partida lo hago dando un rodeo, por pista, hacia el norte/noreste, al cerro llamado Cabeço Paella.
Este último tramo del recorrido, unos dos kilómetros aproximadamente, me lleva al lugar donde tengo aparcado el coche.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido unos 9 kilómetros, con un desnivel de 405 metros, hechos en muy buen tiempo y con una mañana calurosa pero agradable.
Para esta primera salida del mes de junio, y con estos terribles calores, me he animado en hacer una caminata cercana y no demasiado exigente.
Para ello, Jesús y yo, nos hemos acercado hasta las proximidades de la ciudad de Alcoy, concretamente a la urbanización L’Estepar, donde comenzará la ruta de este martes.
Iniciamos la travesía incorporándonos, hacia el sur, a la Vía Verde de Alcoy, el tramo más cercano al túnel de l’Estepar, y que seguiremos durante unos dos kilómetros (+/-) hasta llegar a una bifurcación, dejar la vía a mano izquierda y continuar por senda/trocha para llegar a la Sarga.
La Sarga es una pedanía perteneciente al municipio de Jijona. Situada entre esta localidad y la ciudad de Alcoy, a los pies de la Carrasqueta, en el valle de La Canal. Con no más de 20 casas, en la actualidad todas las casas están habitadas durante todo el año. En el siglo XVIII, La Sarga llegó a constituirse en municipio independiente. Sin embargo, debido al descenso de su población, volvió a ser reabsorbido en el siglo XIX por Jijona.
Continuamos nuestro recorrido. Ahora tomamos la pista cementada que, de forma ascendente y hacia el noreste, nos conduce hasta el Mas de la Cova y los Abrigos rocosos de la Sarga con sus pinturas rupestres; esto ya perteneciente al término municipal de Alcoy.
La Sarga es un yacimiento de arte rupestre pospaleolítico. La tutela y gestión del yacimiento están a cargo del Museu Arqueològic Municipal Camilo Visedo Moltó.
En sus abrigos están representados tres de los horizontes artísticos prehistóricos de la fachada oriental de la Península Ibérica: Macroesquemático, Levantino y Esquemático.
En 1998 La Sarga fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial por la UNESCO dentro del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. Además, los abrigos y su entorno de protección están declarados Bien de Interés Cultural.
Ahora descendemos este cerro caminando por senda zigzagueante, en dirección noroeste, para incorporarnos a una pista que, hacia el este, nos lleva al Mas dels Ginerets.
Esta misma pista, durante 1500 metros, nos lleva hacia el noreste por la Canal Baixa, en paralelo a la Urbanización de l’Estepar.
En el kilómetro 6’5 de nuestro recorrido, accedemos, por senda y a través de los campos de cultivo, a la pista cercana al Mas de Montllor que, en dirección norte, nos conduce hasta otro gran cruce de caminos.
Aquí, nos dirigimos de forma ascendente hacia el noroeste, primero por carretera asfaltada, entre grandes fincas del extremo norte de L’Estepar, y por camino después hasta llegar a los restos del poblado íbero del Puig de les Florencies.
El Puig de Alcoy es un buen ejemplo de poblado fortificado en altura de época ibérica, entre los siglos VII y IV aC. Al amparo de una abrupta topografía se construyó un pueblo que ocupaba la práctica totalidad de la colina y que estuvo protegido por un excepcional torreón.
Un buen ratocontemplando las hermosas vistas y admirando este poblado para comenzar el regreso al punto de partida, deshacemos los pasos efectuados hasta acceder al cruce y tomamos la carretera que bordea la urbanización, en dirección oeste, que nos deja en el lugar donde se encuentra el vehículo.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Absolutamente recomendable. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel de unos 240 metros, hechos en un tiempo más que correcto, en una mañana calurosamente agradable y en muy buena compañía.
En la carretera CV-847, la que da entrada a la población de Aspe desde Alicante, en un claro a mano izquierda, entre el cauce del río Vinalopó y la Línea de Alta Velocidad (AVE), dejo el coche para iniciar la caminata de este último jueves del mes.
Una ruta que me llevará por los caminos de la Sierra de la Temerosa y el P.N. de los Algezares, haciendo un recorrido por algunos de los puntos de interés de estos entornos.
Camino por pista, hacia el sur, hasta una primera bifurcación. Tomo la senda de la derecha que me acerca al Puente de los Dos Ojos. Sigo en dirección sur, por camino, y enlazo con la pista, Camino de la Temerosa, que me lleva, hacia el oeste, a cruzar al otro lado del puente por donde pasan las vías del AVE.
A los pocos metros hago un pequeño desvío, a mano derecha, y llego hasta la Fuente de la Coca.
Vuelvo atrás, sigo por la pista, Camino de la Temerosa, ahora hacia el suroeste, y en el kilómetro 2’5 (aprox.) del recorrido me desvío, por una senda a mano izquierda que me conduce, de forma ascendente y en dirección sureste, a la parte alta de la Sierra de la Temerosa.
Llego arriba y atravieso un angosto paso que me acerca al mirador donde se puede admirar el paisaje de los Algezares.
Los Algezares (Denominado también Yesar o Algezería) son antiguas canteras de mineral de yeso ubicadas en distintas zonas de la península. La palabra algez es la denominación en árabe del mineral de yeso, y la procedencia de su explotación se suele remontar en la mayoría de los casos a los periodos de romanización que posteriormente se continuaron empleando durante la época del Al-Ándalus.
La senda, ahora descendente, me lleva, por el sureste, a incorporarme a la pista, Camino de Pere Mina.
En un punto de este recorrido tomo un desvío, en dirección sur/suroeste, que me conduce hasta el Aljibe y el Puente de los Cuatro Ojos.
Deshago mis pasos, vuelvo al Camino de Pere Mina y, a mano izquierda y hacia el oeste, tomo el camino que me lleva al Puente de los Cinco Ojos.
Vuelvo nuevamente a la pista, Camino de Pere Mina, me dirijo, hacia el norte, por el Camino del Puente de Hierro y, antes de llegar al mismo, paso por el Mirador del Barranco de los Ojos y el Mirador Cola del Pantano.
En el kilómetro 6’5 (+/-) se encuentra el Puente de Hierro y a los 200 metros el Molino de la Caraseta y la Fábrica de la Luz.
El camino ahora, en dirección norte, lo hago en paralelo al cauce del río Vinalopó, hasta llegar a la zona donde está aparcado el vehículo.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Totalmente. Han sido unos 9’5 kilómetros, con un desnivel de 110 metros, hechos en un tiempo correcto, dentro de un entorno muy interesante y en un día tremendamente ‘veraniego’.
En este último martes del mes, Óscar, Jesús, Pedro y yo, nos hemos acercado hasta las proximidades de la ciudad de Xàtiva, capital de la comarca valenciana de la Costera, para efectuar un recorrido por el Paraje Natural de la Cova Negra y l’Estret de les Aigües.
En un claro de la carretera CV-620, en el kilómetro 5’9, dejamos el coche y comenzamos nuestra caminata.
Tomamos la pista hacia el noreste, en paralelo al Barranc del Quadrado y en la confluencia con el Barranc de la Penya de la Mel nos incorporamos a la senda ascendente donde comienza el Paraje Natural.
En el kilómetro 1’5 de nuestro recorrido comenzamos a descender, en dirección este. En una bifurcación, 400 metros después, nos dirigimos hacia el sur hasta llegar a la Cueva del Águila.
Deshacemos los pasos hasta la confluencia y nos incorporamos a la senda que era de la izquierda, seguimos descendiendo hacia el norte, hasta llegar a la pista, un tramo de la GR-160, junto a un área recreativa cerca del río Albaida.
Ahora, desde la zona de descanso, nos dirigimos a los edificios anexos del Molí Guarner y la Casa de la Llum, dos construcciones emblemáticas de este entorno.
Tomamos el camino que va al puente, pasamos al otro lado del río y, por pista, hacia el norte primero y el noreste después, llegamos a la altura de las vías del tren (línea férrea que une Alcoy y Xátiva).
Aquí, por senda y en dirección sureste, caminamos en paralelo al ‘camino de hierro’ con la Penya l’Aventador junto a nosotros.
En un punto de la caminata pasamos al otro lado de las vías y nos dirigimos hasta la zona del Estret de les Aigües y el Azud del río Albaida (todo esto ya pertenece al término municipal de Bellús, en la comarca de la Vall d’Albaida).
Cruzamos el río por el azud y nos incorporamos a la pista GR-160 (Camino del Cid o de la Defensa del Sur). En este punto tenemos una pequeña zona de recreo, la Font de Xátiva y la Cova de la Petxina.
Seguimos por la pista, en dirección norte/noroeste, en paralelo al río, rodeados de exuberante vegetación y hermosos rincones, hasta llegar a la Cova Negra, pasando antes por el Molí Guarner, la Casa de la Llum y el área recreativa… y haciendo una breve parada para el baño en la playa fluvial…
El abrigo de la Cova Negra, declarada Bien de Interés Cultural, constituye un importante yacimiento, dentro de la prehistoria europea, básico para explicar el mundo del neandertal y la cultura musteriense.
Dejamos atrás el yacimiento, seguimos en la pista, hacia el norte, hasta llegar a la Font de la Cova y, en este punto, comenzamos el regreso al punto de partida.
Tomamos la senda que, en dirección oeste y caminado en paralelo al Barranc del Quadrado nos llevará, unos 1600 metros después, hasta el coche.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Totalmente recomendable. Han sido, entre unas cosas y otras, cerca de los 11 kilómetros, un desnivel de unos 230 (+/-), con un montón de puntos de interés, en una mañana luminosa y con una compañía estupenda.
Hoy, Óscar y yo, nos hemos dirigido hasta las inmediaciones de la localidad de Ontinyent, población valenciana de la comarca de la Vall d’Albaida.
Dejamos el coche en el kilómetro 7’5 (+/-) de la CV-81, en un claro, a la entrada del Barranc dels Tarongers, por el que haremos un recorrido y visitaremos algunos de los puntos de interés del mismo y de sus alrededores.
A lo largo de toda esta hermosa rambla, que lleva de Ontinyent hasta Bocairent, también transcurre un tramo de la GR-160 (Camino del Cid o de la Defensa del Sur).
Nosotros vamos a hacer este recorrido hasta el Molí de Pep Joan, pasando antes por la Font del Barranc, el Molí de Patirás, el Molí de Lluna, el Molí de la Fos y la Fábrica dels Beneito.
En el Molí de Pep Joan, donde hay una bifurcación, tomamos el camino de la izquierda y subimos por la pista que nos conduce al Coll de la Dona, donde se encuentra un importante cruce de sendas y trochas.
Ahora, nos incorporamos a una de ellas, la que en un ascenso algo más pronunciado, nos lleva, hasta el Alt del Castellar (655 msnm), el punto más elevado de nuestra caminata.
Comenzamos, desde esta atalaya, el camino de regreso al parking.
Nos dirigimos por la cara norte de esta elevación, por una zigzagueante e inquietante trocha que nos dejará en la carretera CV-81; unos metros de asfalto y llegamos al lugar donde se encuentra el auto.
Ahora hacemos un cambio de chip, dejamos los bártulos en el coche y nos preparamos para otro recorrido distinto.
Vamos, por la carretera, hasta la entrada al Pou Clar donde podremos disfrutar del agua de sus pozas.
Unos agradables momentos en esta zona de recreo, volvemos al coche y…
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido, entre unas cosas y otras, unos 8 kilómetros, con un desnivel cercano a los 255 metros, en un día estupendo y refrescante…
Para este martes de mayo, Pedro, Jesús y yo, nos dirigimos hasta el término municipal de Caudete, más concretamente al Paraje Natural de la Toconera, declarado Espacio de Protección Ecológica y Paisajística, situado al sur del municipio, en la comunidad de Castilla-La Mancha, y siendo frontera natural con la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana.
Dejamos el coche en el área recreativa, donde se encuentra el Albergue, la Ermita, el Mirador Astronómico y la zona de mesas y bancos.
Aquí comienza nuestra caminata, que nos hará recorrer gran parte de este Espacio Natural y visitar algunos de los puntos de interés que lo componen.
Por pista, caminamos hacia el suroeste hasta llegar, en un cruce de sendas, a una primera fuente. Seguimos en la misma dirección y llegamos, unos 200/300 metros después, a la Fuente y la Charca de los Patos; lugar emblemático del paraje, habitado por aves durante todo el año.
En la bifurcación, tomamos el ramal de la derecha, una senda que hacia el oeste conecta, en una confluencia de caminos, con la pista que, ahora en dirección norte, nos llevará hasta la Sierra de la Lácera.
En el kilómetro 3 de nuestro recorrido, en un nuevo cruce de sendas, optamos por la vereda de la derecha, hacia el noreste/sureste, en importante ascenso por el cordal, hasta llegar al vértice geodésico, Peñón Grande (862 msnm).
Ésta es una nueva cumbre dentro de todas nuestras caminatas. Aquí, como es lógico, un tiempo de descanso y las típicas fotos junto al vértice.
Iniciamos el regreso, deshacemos nuestros pasos hasta el kilómetro 7 (aprox.), lo que fue una fuerte subida es ahora un importante descenso para llegar a la base de esta montaña, en la zona de la rambla de La Toconera.
En este punto el descenso se suaviza y hacia el sureste, a través de diferentes pistas (con algún despiste que otro), llegamos a las inmediaciones de la Charca de los Patos.
Ahora nuestra intención es la de llegar al paraje de la Loma Gorda para acceder a la Piedra Agujereada, una curiosa formación calcárea modelada caprichosamente por la acción del viento y el agua, pero… nuevamente nos despistamos y no acertamos a llegar hasta este punto de interés.
La mañana se nos ha echado encima y decidimos abandonar la idea de visitar la Piedra Agujereada, otra vez será!!!, desandamos nuestros pasos y tomamos la pista que nos lleva hasta el Albergue, la Ermita y el lugar donde se encuentra nuestro coche.
Regresamos a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Sin duda alguna, muy recomendable. Han sido algo más de 10 kilómetros, con un desnivel de unos 315 metros, hechos en un tiempo relativamente bueno, una mañana calurosamente estupenda y una compañía de lujo.
En este jueves de mayo me dirijo hasta el puerto de montaña de Confrides para efectuar una caminata, hecha en bastantes ocasiones, no demasiado complicada, ida y vuelta por el mismo sitio, que me hará recorrer parte de la ladera suroeste de la gran Sierra de la Serrella y llegar a uno de los dos vértices geodésicos de este estupendo macizo montañoso.
La sierra de la Serrella.
Se encuentra al norte de la provincia de Alicante y se extiende sobre los términos de Beniardá, Confrides, Castell de Castells, Benasau, Cuatretondeta, Facheca y Famorca durante una longitud aproximada de 15 km.
Su posición este-oeste con una naturaleza accidentada hace de barrera entre comarcas, teniendo por el sur la de La Marina Baja y por el norte la del Condado de Cocentaina y la de La Marina Alta.
En ella podemos encontrar cuatro picos por encima de los 1.300 metros de altitud: la Hiedra (1.359 m), la Serrella (1359 m), el Plá de la Casa (1.379 m), y la Mallada del Llop (1.354 m).
Dejo aparcado el coche en el margen derecho de la CV-70, en el kilómetro 19, en pleno puerto de montaña. Al otro lado del asfalto me incorporo a la pista, Camino de Serrella, que se adentra de manera ascendente y en dirección suroeste primero, noroeste después, para llegar hasta un collado y confluencia de pistas, el Cruce de Benasau a Cuatretondeta.
Una pequeña parada en este collado a fin de recuperar el aliento y disfrutar de las maravillosas vistas de los alrededores.
Seguidamente continúo en ascenso por la pista Camino de Serrella, ahora en dirección noreste, durante 1’6 kilómetros hasta llegar a otro importante cruce de sendas, el Collado de la Caseta del Retor, donde se encuentra un depósito contra incendios y la senda/camino que conduce a la población de Cuatretondeta, en la ladera norte de la sierra.
Sigo ascendiendo la pista, ahora hacia occidente durante 500 metros y después hacia el norte unos 400 metros, llegando a la zona llamada del Bancal del Clot. En este lugar hay abundante vegetación y un hermoso pinar, además del cruce de senderos, por la derecha se llega al pico de La Hiedra, con sus 1359 metros y tomando la senda de la izquierda, que es la que yo voy a tomar, se accede al vértice geodésico La Serrella, también con 1359 metros.
Unos 800 metros después, hacia el oeste, llego a la cumbre donde se encuentra uno de los dos vértices de la sierra (el otro es la Mallá del Llop), junto a una caseta de vigilancia forestal.
Desde esta altura las panorámicas, tanto de la vertiente norte como las del sur, son realmente brutales, sobre todo en los días de máxima visibilidad; a mis pies tengo una parte importante de la superficie de la provincia.
Con las pilas recargadas, comienzo el retorno… Ahora todo es más sencillo, sólo hay que desandar lo caminado, es un descenso que me lleva, nuevamente, a pasar por los mismos puntos que en la subida, sin más complicación.
Fueron algo más de 5 kilómetros hasta la cima, ahora son los mismos hasta el puerto de montaña de Confrides.
Realizado el recorrido, disfrutando con calma de las hermosas vistas, llego al coche.
Regreso a Alicante.
Valoración: 4****
Recomendable: Totalmente recomendable. Han sido cerca de 11 kilómetros, con un desnivel próximo a los 475 metros, hechos en muy buen tiempo y en una mañana de espléndida primavera.
Hoy, junto a Pedro y Jesús, realizo una caminata que hice (con alguna que otra variante) hace ahora casi 11 años (10/06/2014).
En el kilómetro 6’5 (aprox.) de la CV-830, la carretera que comunica la CV-83 y Monóvar con Salinas, en un claro, junto a la Casa del Puntal, aparcamos el auto y comenzamos nuestra caminata por la Sierra de la Sima.
Situada entre las sierras de la Umbría y la de Salinas, en la comarca del Alto Vinalopó, ésta es una pequeña formación montañosa cubierta de pinos y vegetación mediterránea con una altura máxima de 867 msnm.
En una clara bifurcación, a los 1300 de nuestro recorrido, en suave subida hacia el oeste, nos incorporamos a la pista de la derecha.
Ahora el camino nos lleva, en dirección suroeste, por pistas, sendas y trochas, en ascenso mucho más importante, hasta la cumbre de la sierra, el vértice geodésico Don Pedro, pasando antes por el Alto de la Cruz y las proximidades de Coves Sima de Borreguillos.
Desde la atalaya del vértice las panorámicas son realmente espectaculares.
Ante nosotros las vistas de las sierras del alrededor: Cabrera, Camara, Salinas, Marín, Umbría, Pedrizas, Cid, Carche, etc…
Momentos para el relax, el refresco, las ya clásicas instantáneas en la cumbre e… iniciamos el regreso al punto de partida.
Tomamos la senda zigzagueante que, hacia el oeste y en un importante y cómodo descenso, nos lleva hasta la pista del Barranco del Collado.
Cambiamos de dirección, nos encaminamos hacia el norte primero y el noreste después, entre campos de cultivo por la zona de la Fontana Baja hasta la Pista de las Fontanas.
Aquí, en un cruce de sendas, nos incorporamos, hacia el sur, por la pista, cerca de la Casa de Don Pedro.
Esta es la pista que nos lleva a la primera encrucijada de nuestra caminata; ahora sólo tenemos que caminar por ese primer tramo, en sentido este, para llegar, 1’3 kilómetro después, hasta la zona del parking y al coche.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido algo más de 13 kilómetros, con un desnivel de 420 metros, hechos en un tiempo más que correcto, en una mañana absolutamente primaveral y una buena compañía.
En la confluencia de las carreteras CV-801 y CV-802, en el término municipal de Ibi, en un claro, dejo el coche para comenzar una caminata por la Sierra de Biscoi.
Tomo una senda, en dirección oeste, que, durante 1’2 kilómetros de fuerte ascenso, me lleva hasta el punto más elevado de esta ruta, el Alt de Biscoi (1156m).
Sigo ahora la senda de suave descenso, hacia el noroeste/suroeste, pasando por la Penya Roja (1147m) hacia el Alt del Palomaret (1092m), aunque antes, en el kilómetro 2’1 del recorrido, tomo un desvío, a mano izquierda, que me acerca hasta la Cueva de la Moneda (1083m) y su Mirador (1098m).
Desando la senda del desvío y vuelvo al camino inicial. Tras el paso por el Alt del Palomaret, sigo, en dirección suroeste primero y norte después, descendiendo por la sierra hasta llegar a un cruce de pistas, cercano al Barranc de Monvari, todo ello ahora en el término municipal de Onil.
En la confluencia me dirijo, hacia el noreste, por el llamado Rincón de los Ratones, hasta acceder a la Font y el Mas del Palomaret.
En este punto me incorporo a la pista (GR7) que, hacia el este, me hace llegar a una importante confluencia de caminos. Sigo en dirección levante por la GR7, hago un pequeño desvío de unos 600 metros (ida y vuelta) para visitar la Font de la Caseta del Portet (término municipal de Alcoi) y continúo por la gran ruta hasta el kilómetro 8 (+/-) del recorrido.
Ahora la GR se desvía a mano izquierda y yo sigo en la pista, hacia el sureste, para llegar, en poco más de un kilómetro, hasta donde esta aparcado mi vehículo.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto. Han sido unos 10 kilómetros, con un desnivel cercano a los 300 metros, hecho en un tiempo más que correcto y en un día de nubosa primavera.
Para este primer martes del mes, la ruta elegida comienza desde la población de Carrícola, una de las localidades valencianas de la comarca de la Vall d’Albaida, en la ladera norte de la Sierra del Benicadell.
Carrícola tiene su origen en una alquería musulmana que Jaime I cedió junto con la torre del Castellet –que hoy se encuentra en el término de Palomar– a Berenguela Alonso en 1270. En 1273 pasa, también por donación de este mismo rey, al obispo de Valencia. La baronía de Carrícola fue vinculada, en 1477, por el cardenal Lluís Joan del Milà i Borja y recaló posteriormente en los Orense y los Tamarit.
Fue lugar de moriscos y contaba antes de la expulsión con 56 casas.
Pedro, Óscar, Jesús y yo, iniciamos la caminata desde el Carrer del Trinquet de la localidad, lugar donde se deja aparcado el vehículo, y se comienza el itinerario, hacia el sur, en dirección a la Ermita del Crist del Calvari y tomando el Camí del Castell, por importante senda ascendente, hasta la fortaleza; un camino lleno de rincones con manifestaciones artísticas… esculturas, grabados, pinturas, etc…
El Castellet de Carrícola o Castillo de Carrícola, está construido sobre una roca en el Paraje Natural Protegido de la Ombría del Benicadell, dentro de la sierra homónima, pertenece al término municipal de El Palomar, en la comarca valenciana del Valle de Albaida. Se declaró Bien de Interés Cultural, el 6 de octubre de 2000.
Hay expertos que aproximan la fecha de su construcción entre los años 1249-1257, bajo el periodo almohade, lo cual se ve reforzado por conservar características típicas islámicas para este tipo de fortalezas, en forma de torre vigía.
Un rato de relax en esta magnífica atalaya y continuamos con la ruta. Ahora tomamos el zigzagueante camino, hacia el sur, hasta llegar a un hermoso mirador, desde donde se puede contemplar con amplitud de la comarca.
Seguidamente, la pista, en dirección este, nos conduce a la Font del Melero y, después, la senda serpenteante, hacia el suroeste y con un importante ascenso, nos lleva a la pista PR-CV213.4, cerca de Villa Lolita, en la Serreta de la Creu.
Aquí tomamos una pista, al otro lado de la PR, dirección sur, que conduce a un importante cruce, en el que se encuentra un tramo del llamado Camino del Alba (Camino de Santiago del Sur).
Ahora, hacia el este/sureste, entramos de lleno en el trecho del Camino del Alba que conduce hasta el paraje de La Font Freda.
Antes pasamos por el Corral de Penalba, la Nevera de Joaquim (haciendo un pequeño desvío), el Nevero de Diego, el Corral de Diego y, ahora hacia el norte/noreste, el Mirador de la Cruz.
Ya en el Área Recreativa de la Font Freda, y después de unos minutos de relax, se comienza el camino de regreso al punto de partida.
Volvemos hasta el Mirador de la Cruz y tomamos la pista (PR-CV213.4) que, en dirección oeste, nos conduce hasta las cercanías de Villa Lolita, en la Serreta de la Creu.
A mano derecha se accede al sendero zigzagueante y descendente que lleva a la Font del Melero y, metros antes de la fuente, tomamos, a mano derecha, la pista (Camí de Melero) que conduce, en dirección norte hasta Carrícola.
Llegamos a la población y al coche.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: De todas toda. Han sido algo más de 11 kilómetros, con un desnivel de unos 390 metros, hechos en un tiempo más que correcto, en una mañana primaveralmente luminosa y en buena compañía.
La caminata de hoy es el resultado de una semana, por llamarla de alguna manera, atípica,
Han sido unos días, con apagón incluido, donde, una serie de extrañas circunstancias no me han permitido realizar mis actividades habituales.
Para este sábado, totalmente irregular, me dirijo hasta el parking del faro, en plena Sierra de Santa Pola, y comienzo una ruta, sencilla y cercana; procuraré, con esta salida, calmar mi ‘mono’ senderista.
La zona tiene multitud de pistas, sendas y trochas donde se pueden realizar un montón de variantes.
En esta ocasión he comenzado en las proximidades del faro, he seguido el contorno de las instalaciones hasta llegar al mirador, en el norte, que sirve de lanzadera para los parapentes.
Ahora tomo la pista/senda (PR-CV61) que se dirige a las primeras casas del complejo de Gran Alacant.
En el kilómetro 2 (+/-) del recorrido cambio de dirección y me incorporo a la pista que, hacia el suroeste, me lleva a cruzar la Carretera del Faro y el Camí del Far para llegar, en la misma dirección, al Camí del Flare, pasando por los Barrancs de la Tía Amália y de La Severina, teniendo como vista, al frente, la población de Santa Pola.
Llego al kilómetro 5 del recorrido (aprox.) y dejo la pista, cambio nuevamente de dirección, tomo el camino, hacia el noreste, que me acerca al paraje de la Foia Roja, pasando por la cantera y el Barranc Fondo.
Bordeando la Foia Roja, tomo una de las sendas que me dirige hasta el Camí del Far (PR-CV61) y, desde este punto, hacia el este, hasta el Vértice Geodésico de la sierra y a las Baterías Antiaéreas de la Guerra Civil.
En la misma dirección, unos 500 metros después, llego hasta el mirador y la pasarela del faro.
Hoy, una mañana bastante ‘raruna’, con neblina en el horizonte y, por momentos, amenazando lluvia no ha permitido tener una clara visión de la isla de Tabarca ni de la costa alicantina.
En este punto, deshago unos cientos de metros mi camino, me dirijo al parking del faro y accedo a mi coche.
Regreso a casa.
Valoración: 2**
Recomendable: Eso, siempre. Han sido algo más de 9 kilómetros, con un desnivel inapreciable, hechos en un tiempo más que aceptable y en una mañana tan extraña como lo ha sido la semana.
Eso sí, las ansias de sendero han quedado algo aplacadas.
Todo ello en una jornada en la que también hemos gozado de momentos de relax, con un buen aperitivo, junto al Río Segura y hemos saboreado su comida en uno de los cientos de restaurantes que tiene Orihuela.
Al finalizar Óscar y Elena han regresado a Alicante. Yo permanezco en Orihuela, donde pasaré la noche… La idea era realizar al día siguiente una ruta senderista por la sierra de la ciudad pero… el ‘apagón’ ha frustrado mis planes y volveré a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: De no serlo no habría repetido. Totalmente recomendable. Ha sido una caminata urbana de unos, aproximadamente, 12 kilómetros, con un desnivel que no supera los 130 metros, en una mañana totalmente luminosa y con una compañía maravillosa.
Entre las sierra de la Argueña y la del Frare se encuentra la Sierra de Castalla, lugar elegido este jueves abrileño para realizar mi caminata; un recorrido de ida y vuelta por el mismo sitio, un macizo atravesado, de norte a sur, por la omnipresente GR7.
Dejo el coche en la zona llamada Litero, al borde de la senda (camino de Petrer a Castalla-GR7-PRCV141), muy cerca de las vallas que sólo permiten el paso a caminantes y vehículos autorizados..
La pista, en progresivo ascenso, me hace pasar por las ruinas del Corral Roig (783m) y sus hornos de cal y yeso.
El primer tramo del recorrido, hasta el kilómetro 2’5 (aprox.), serpentea en una subida, en ocasiones importante, pasando por los alrededores del Mas de Litero y las Peñas homónimas.
Llegado al Collado de Roque (1006m), el Pino (1003m) y la Caseta del Ángel (1008m) la pista se suaviza y llanea. Pocos metros después me encuentro con un cruce de sendas; aquí la PR-CV141 se desvía hacia la izquierda y yo continúo en la GR7, hacia el suroeste.
En el kilómetro 4’6 hay otra bifurcación, tomo la opción de la izquierda, la que me hace abandonar la GR y seguir la senda ascendente de la Loma Gorda, hacia el sureste, para, en lo alto, llanear hacia el suroeste y llegar al Alt del Bubo (1072m); meta de esta caminata (kilómetro 6’2 +/-)
Comienza ahora el regreso al punto de partida. Todo igual pero al revés; lo que antes era subida, ahora es bajada y… viceversa.
Paso por los mismo lugares que en la ida, la GR7, la incorporación de la PR-CV141, el Collado de Roque, la Caseta y el Pino de Ángel, las Peñas de Litero, el Mas homónimo, el Corral Roig y, finalmente, el coche.
Vuelvo a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto que sí. Han sido algo más de 13 kilómetros, con un desnivel de unos 340 metros, en una mañana primaveralmente luminosa.
La ruta de este martes da comienzo a las afueras de la población de Agullent (Valencia) y será un recorrido, sin demasiada dificultad, por la sierra homónima.
Dejo aparcado el coche en la zona de la piscina y el polideportivo municipal, donde también se encuentra el Fornet de la Neu.
El Fornet de la Neu d‘Agullent es uno de los símbolos del municipio. Construido entre los siglos XV y XVI, se trata de un gran patrimonio valenciano de pequeñas dimensiones que está rematado con una bóveda.Es el claro ejemplo de la actividad del comercio ya extinguido de la nieve, aunque hay que decir que, en el caso de este pozo, su actividad era exclusivamente a nivel local.
Me dirijo por pista, en dirección sur, hasta un primer cruce de caminos. Tomo la senda de la izquierda, hacia el este, bordeando la falda de la umbría de la sierra.
En un punto, como en el kilómetro 1’6 del recorrido, accedo a una pequeña senda, a mano derecha, Camino de Agres, que me lleva en una importante y zigzagueante subida hasta la parte alta de la sierra, al Camino Torrater/La Cova Alta.
Ahora, el camino, en dirección oeste, enlaza con la Senda Enginyers, que me dará acceso, durante los siguientes 2’5 kilómetros, al Barranc del Sapo, pasando antes por la Caseta dels Guardes.
Al entrar al Barranc del Sapo, el sendero descendente me conduce, en dirección norte, hasta la falda de la sierra para tomar un desvío, hacia el este, y llegar al Área Recreativa de la Font Maciana.
Esta pequeña zona de recreo, cercana a la población de Agullent, dispone, además de la fuente, de una arboleda con una serie de bancos y mesas para el disfrute. También, con un corpóreo, le rinde homenaje al escritor Enric Valor, que pasó en esta población algunos momentos de su vida.
La idea era descansar un rato en este rincón, beber y comer algo, pero el cielo, que había respetado mi recorrido, se ha cerrado rápidamente y una gruesa lluvia ha empezado a caer, así que… comienzo bruscamente el regreso al parking; unos 1000 metros después, hacia el norte, llego bastante mojado al coche y…
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto que sí. Han sido algo más de 11 kilómetros, con un desnivel de unos 300 metros, en un día estupendo de convulsa primavera.
Un día más me dirijo a la montaña alicantina para efectuar esta caminata en plena primavera explosiva. Un recorrido muchas veces realizado que me transporta por pistas, sendas y trochas a visitar algunos rincones de interés por el entorno de la Sierra de la Carrasqueta.
Dejo el auto junto al Mas de Sant Ignasi (1025m) e inicio el trayecto, en dirección oeste/suroeste, por la pista Camí de Vivens.
Por entre campos de cultivo y rodeado de hermosos pinares paso por el Maset de Brossa (1068m), la Casa de Miralles (1066m) y el Mas de Don Francisco (1065m), así como por el Barranc del Trisinal (1063m) y cerca del Puntal de Quemados (1081m).
La pista me lleva, en un ascenso más o menos cómodo, hasta el kilómetro 4’5, donde me incorporo, a mano derecha, a una senda/trocha que, cambiando radicalmente de dirección, ahora marcho en dirección noreste, me dirige en fuerte subida por el Camí de la Umbría, y durante 2’4 kilómetros, hasta un importante cruce de sendas y el Refugio de Montaña de Esbarzerets (1161m).
Unos minutos de relax en el refugio y sigo hacia el último tramo de esta caminata, el Vertice Geodésico de esta sierra, Carrasqueta (1205m).
Las clásicas fotos en la cima, la contemplación de la bellas panorámicas y comienzo el regreso al punto de partida, deshago mis pasos hasta, nuevamente, el refugio, donde hago un alto un poco más extenso para el refresco y la ingesta de una fruta.
Ahora me incorporo, en el cruce, a la senda que, a mano izquierda y hacia el oriente, me conduce, durante un kilómetro (aprox.), hasta la pista (Camí de Vivens) que me dirige al Mas de Sant Ignasi.
Antes de tomar el coche y volver a casa, me paro a contemplar el Aljibe, el Pozo y la Cava de Nieve de esta finca.
Ahora, ya sí, vuelvo al vehículo y regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Absolutamente recomendable. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel que supera los 300 metros, hechos en un tiempo más que aceptable, una mañana de frío viento, con nubes y claros, en una primavera exultante y pletórica.
En el pequeño descampado que hay Frente a la Venteta dels Cuernos, en plena carretera CV-801, la que comunica las poblaciones de Ibi y Banyeres de Mariola, da comienzo la caminata de este martes abrileño.
En este punto, aparcamos el coche y comenzamos, Pedro, Jesús, Óscar y yo, caminando por pista, hacia el noreste/este, coincidente con un tramo de la GR7, adentrándome al Parc Natural del Carrascal de la Font Roja y el recorrido nos hará visitar algunos puntos de interés de esta magnífica sierra.
Llegamos, en el kilómetro 1’2, haciendo un pequeño desvío a mano izquierda, al Pou del Barber.
Este pozo de nieve, también conocido como la Cava Blanca o la Cava de Santa María, es un nevero de planta circular, revestido por dentro de un muro de mampostería de piedra calcárea. Este monumento formó parte de la red de pozos de la sierra del Carrascal de la Font Roja y fue explotado por los “nevateros” de Ibi para abastecer a poblaciones como Alcoi y Alicante.
Continuamos nuestro itinerario ascendente, pasando por el Coll del Barber, por los alrededores del Pilar de Ximo y del Cabeç Ras, entre un espeso bosque de pinos, hasta llegar al Mas de Tetuán, su Área recreativa y su Tejo Centenario.
El Mas de Tetuán es una masía del siglo XIX que constituye un excepcional ejemplo de la economía rural autosuficiente, habida cuenta que disponía de granja, establos, almazara, horno e incluso una ermita. Sin embargo, el deterioro de esta construcción en los últimos años ha sido galopante, dado que se han registrado diversos hundimientos tanto del tejado como de las plantas interiores, lo que amenaza con enviar al suelo toda la estructura.
Aquí se impone un alto para el refresco y comer alguna fruta.
Dejamos, en esta zona, la GR7 y tomamos la senda, hacia el sureste primero y el este después, en un potente ascenso, para llegar a otro punto de interés, la Teixereta.
Unos minutos en esta cumbre para observar y disfrutar de las hermosas panorámicas que ofrece este elevado mirador del Parque Natural del Carrascal de la Font Roja y… comenzamos el regreso.
Desandamos la senda que nos llevó a la Teixereta y volvemos a las inmediaciones del Mas de Tetuán.
Ahora nos incorporamos a la pista (PR-CV26) que, en dirección suroeste, nos hace descender la sierra hasta el kilómetro 5’5 (+/-) del recorrido, donde tomamos un desvío, a mano derecha, que nos conduce por senda/trocha, primero descendente, suave subida después, pasando por el Barranco de la Camarera.
En un momento de nuestro itinerario nos hemos encontrado con un grupo de chavales, acompañados por sus monitores, pertenecientes a un centro escolar de Alcoi.
Hemos estado compartiendo un tramo del camino hasta llegar a las inmediaciones del Pou del Barber, donde ellos se disponían a hacer una parada. Un grupo escolar muy majo.
Los hemos dejado en el Pou y hemos continuado con nuestro retorno.
Ahora ya sólo nos queda, volver por el camino (GR7) del comienzo, durante algo más de un kilómetro, en dirección oeste, para llegar a las cercanías de la Venteta dels Cuernos y al coche.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Muy recomendable. Han sido algo más de 10 kilómetros, con un desnivel próximo a los 380 metros, en una mañana típicamente primaveral y con una compañía extraordinaria.
La ruta pensada para este martes es la más clásica y espectacular de la provincia de Alicante. En esta ocasión, a pesar de ser un grupo algo más reducido que otras veces, Óscar, Elena y yo, nos hemos dirigido a la localidad de Fleix, para realizar el popular recorrido por el Barranco del Infierno, la llamada Catedral del Senderismo.
Fleix es una población que junto a Benimaurell, Campell y Fontilles, componen el municipio de la Vall de Laguar, en plena comarca de la Marina Alta, al noreste de la provincia de Alicante.
Arranca nuestro recorrido desde el parking público de Fleix.
Nos dirigimos hasta el Llavador y la Font Grossa, al oeste del municipio, donde da comienzo la ruta, también conocida como la de los 6000 escalones, por el Camino de la Juvea (PR-CV147).
Las Juveas (Juvees en valenciano) son un tipo de hábitat rural disperso localizado en el municipio del Valle de Laguar. Se encuentran asentadas en el extremo Nordeste del río Girona. El topónimo de las Juveas hace referencia a antiguas casitas de campo que históricamente fueron utilizadas como hogar en tiempo de recolecta, actualmente algunas están en escombros y otras reconstruidas. Los pobladores del valle distinguieron entre las Juveas de Enmedio y las Juveas de Arriba.
Un primer descenso, zigzagueante, hasta el lecho del Barranco del Infierno (río Girona), pasando por el Forat de la Juvea y el Salt de Fleix, impresionados por las magníficas vistas de los alrededores.
Comienza ahora la primera de las subidas, según dicen una de las más fuertes.
También de forma serpenteante y brutal, escalón tras escalón, hasta acceder a las Juvees d’Enmig, pasando por el Pou de la Juvea y algunos puntos donde admirar el paisaje.
Desde las construcciones de las Juvees d’Enmig, afrontamos la segunda bajada, ésta es la más corta y la que tiene menos visibles los escalones (o al menos a mi me lo parece), llevándonos hasta otro punto del lecho del Barranco del Infierno (río Girona), pasando por la Font de Reinós, lugar que aprovechamos para hacer un descanso, beber y comer algo.
Andando unos metros por el lecho pedregoso del barranco, tomamos la senda por la que iniciamos la segunda subida, la que nos lleva hasta las Juvees de d’Alt, pasando por un corral en ruinas y un Aljibe Morisco.
Una vez llegamos a este lugar, hemos realizado ya dos terceras partes de la ruta, se impone un breve descanso y, tras él, comenzamos los últimos 3’3 kilómetros de la caminata por estos barrancos (1’2 de descenso y 2’1 de subida).
Las piernas ya están tan cansadas que afrontamos estos dos últimos tramos con cabeza y con calma, haciendo las pausas que nuestro cuerpo necesite.
La tercera bajada nos lleva por los barrancos del Tuerto y de Racons. Y, desde el lecho de este último, encaramos el tercero de los ascensos, brutal y en zigzag, llegando hasta el Camino del Pla, pista asfaltada que nos lleva a la población de Benimaurell, pasando antes por la Font dels Olbis, lugar donde hacemos un receso para refrescarnos.
Atravesamos la población de Benimaurell y tomamos la pista, entre campos de cultivo, en dirección a Fleix, pasando por la Font y Llavador del pueblo.
Dos kilómetros después, en suave descenso, llegamos al parking de Fleix y al auto.
Regresamos a casa.
Valoración: 5*****
Recomendable: Absolutamente recomendable. Han sido cerca de 15 kilómetros (+/-), con unos 900 metros de desnivel (aprox.), en una mañana estupenda y con una compañía, como la valoración, de 5*****
Como dato curioso, esta ruta, contando con la de hoy, la he realizado 19 veces. 😉
Para este primer jueves abrileño, y después de darle vueltas a qué zona dirigirme, me he decidido por acercarme hasta las inmediaciones de Xorret de Catí y, desde la Replana del Pino, donde he dejado el coche, hacer una caminata por los alrededores.
Comienzo subiendo por la carretera que comunica Petrer con Castalla hasta el Portell de Catí.
Aquí, tomo la pista (PR-CV85) que asciende, a mano izquierda, y me conduce hasta el Pou del Carrascalet, en plena sierra homónima.
Ahora la ruta continúa hacia el sur, me lleva hasta el Alt de esta montaña (1245m) y, unos metros más adelante, al mirador (1234m).
Sigo por la pista, comienzo a descender y llego a una zona llana de tierras de cultivo. Tomo un desvío, por la derecha, que me acerca hasta la Cova de Mossén Francés.
Unos minutos en esta espectacular atalaya para hacer una pausa para el refresco y contemplar las maravillosas vistas.
Deshago mis pasos y vuelvo a la pista inicial, sigo descendiendo y encuentro una bifurcación, tomo el ramal de la derecha (PR-CV31), hacia el sureste, que me lleva durante 1’4 kilómetros, en ascenso, en ocasiones importante, hasta un punto alto de la Sierra del Maigmó (1197m) en el que hay señales de información.
Ahora tomo la senda de mi derecha, esta vez el ascenso es brutal, y accede hasta el Alt de Guisop (1249m) una de las cuatro cumbres importantes de esta sierra (Maigmó-1296, Guisop-1249, Maigmonet-1182, Las Antenas-1181).
Otro momento, aquí en lo alto, para el relax y la contemplación.
Comienzo, desde este punto, el camino de retorno al lugar inicial de esta ruta.
Deshago mis pasos hasta el panel informativo, en una bajada de infarto.
Me incorporo a la pista PR-CV31 en dirección noroeste hasta llegar a la bifurcación antes descrita.
Tomo el ramal de la derecha, que bordea, primero hacia el norte y después hacia el oeste, la Sierra del Carrascalet.