MUNICIPIOS DE LA VEGA BAJA DEL SEGURA

COMARCA DE LA VEGA BAJA DEL SEGURA

ORIHUELA.

Esta ciudad y municipio de la provincia de Alicante, es la capital de la comarca de La Vega Baja del Segura. Con una población de 77.414 habitantes (censo 2019), es el primer municipio en extensión de la provincia y el sexto en población de la Comunidad Valenciana. A él pertenecen las pedanías de La Aparecida, Arneva, Barbarroja, Reiguero de Bonanza, Camino de Beniel, Camino Viejo de Callosa, La Campaneta, Correntías Bajas, Correntías Medias, Los Desamparados, El Escorratel, Los Huertos, Hurchillo, Media Legua, Molino de la Ciudad, Molíns, El Mudamiento, La Murada, Las Norias, Orihuela Costa, Parroquia de la Matanza, San Bartolomé, Torremendo.

Historia.

La historia de Orihuela es muy larga y compleja. Encontrados en la zona restos de sentamientos del Solutrense, Vestigios del Calcolítico, del paso de la cultura Argárica, de la Edad de Bronce, de la de Hierro (de esta última es el poblado de Los Saladares). Asentamiento conquistado por los íberos en el que surge ya un primitivo urbanismo y la utilización de la cerámica decorada. La presencia de los celtas que llegaron en busca de la sal de Guardamar hizo que las dos culturas se mezclaran, dando lugar en la zona del ‘pueblo contestano’. En el siglo VI a.C. llegaron a la comarca los griegos, que usaron el río Segura (llamado Thader) como vía de penetración de su comercio. La presencia fenicia hizo posible que enseñaran al núcleo ibérico la utilización del torno y el horno de alfarería. Posteriormente la llegada de los cartagineses modificó el tipo de comercio de los fenicios y los griegos por el de dominación política. Comenzó el uso de la moneda (Asdrúbal) en el año 223 a.C..

El emplazamiento de la actual ciudad fue fundado por los romanos, con el nombre de Orcelis, formando parte de la Provincia Cartaginense, imponiendo el latín, su cultura y sus cultivos.

El Imperio Bizantino conquistó estas tierras durante la época del emperador Justiniano.

Los visigodos, al mando del rey Suintila, en el año 625, conquistan toda la zona bizantina de Hispania, incluyendo claramente a Orcelis. A ésta, los visigodos la llamaron Auriiola.

Cuando la conquista musulmana de la península ya estaba muy avanzada, el señor de Orihuela, el visigodo Teodomiro, firmó un tratado con los musulmanes (El Pacto de Tudmir) por el que su señorío fuera respetado y mantuviera cierta independencia. En el año 825 este pequeño reino pasó a depender del Emirato Omeya. En 929 pasa a llamarse Reino de Murcia y en 1031 se convierte en una provincia del Califato de Córdoba.

Uryula (su nombre árabe) pasó a ser parte del emirato de Valencia y desde el 1053 hasta el 1212 fue cambiando de manos valencianas a murciana, y viceversa, pasando de la taifa de Dénia al reino de Murcia.

Es en esta época en la que Orihuela consolida un gran patrimonio, baños termales, edificios civiles, mezquitas, murallas, etc… En los territorios agrícolas se construyen norias y numerosas acequias. Los árabes llevan a la zona el cultivo de los agrios, como la naranja y el limón.

A mediados del siglo XIII, el infante Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio) toma Orihuela para la Corona de Castilla.

En 1296, Jaime II de Aragón conquista el territorio, que formaba parte del Reino de Murcia, para la Corona de Aragón y en 1304, tras la firma de la Sentencia Arbitral de Torrellas, pasa a pertenecer al Reino de Valencia. Al ser una urbe fronteriza con los grandes reinos, Orihuela gana en prestigio y fama, convirtiéndose en la segunda ciudad más importante del Reino de Valencia. De esta época de dominio cristiano son numerosos monumentos, la Catedral, el palacio episcopal, diferentes iglesias y monasterios, etc…

En 1437 fue elevada al rango de Ciudad por Alfonso V.

En 1510 el papa Julio II concede a Orihuela la Catedral.

En la Guerra de las Germanías (1519-1523), la ciudad se alza en contra de la política de Carlos I y se vio envuelta en graves conflictos. En la Batalla de Bonanza, 1521, las tropas reales-nobiliarias derrotaron a las milicias agermanadas. Los vencidos fueron ahorcados y descuartizados y la ciudad se enfrentó a un terrible saqueo que duró treinta días.

En 1564, gracias al rey Felipe II y al papa Pío IV, la ciudad obtiene la Diócesis de Orihuela y en 1610 se crea la Universidad.

Desde mediados del siglo XVII, en gran parte debido a las pestes de 1648 y 1678, el peso relativo con respecto a otras zonas de la provincia fue decreciendo paulatinamente. En 1647 la Jurisdicción General pasaría a instalarse en la ciudad de Alicante.

A finales del XVII, el rey Carlos II concedió la segregación de uno de los puertos de Orihuela, el de Guardamar del Segura, lo que supuso una gran pérdida para la ciudad.

En 1707, durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), la Corona de Aragón, el Marqués de Rafal y el Gobernador de Orihuela tomaron parte por el Archiduque Carlos de Austria, que hizo de la ciudad la capital de la provincia. Finalizada la guerra, el rey Felipe V, ganador en el conflicto, y como forma de ultrajar a la ciudad de Valencia, cambió la capital del Reino a Orihuela. El Cardenal Belluga, Virrey de Valencia, hizo cambiar al monarca de opinión y le fue devuelta la capitalidad a Valencia.

Desde esa época la prosperidad de Orihuela cayó en picado. La pérdida de su castillo tras el conflicto, la separación en 1737 de Alicante, Elche, Monforte, Jijona, Agost, Busot, San juan y Muchamiel de su provincia, formando la de Alicante, fueron las principales causas de su desplome. A finales del siglo XVIII, por decreto del rey Carlos III, se segregó de la ciudad el municipio de Torrevieja, perdiendo también las lagunas de La Mata y las de Orihuela, cambiando el nombre de las segundas por el de Lagunas de Torrevieja.

En 1799 Orihuela perdió su provincia, pasando a la de Alicante. Durante la gobernación de José Bonaparte, pasó al Departamento del Río Segura, con capital en Murcia y más tarde, en 1822, a la provincia de Murcia.

En 1829, el terremoto de Torrevieja, hizo estragos en la población, afectando a la mayoría de los edificios y a los pocos restos del castillo que quedaban. En 1833 Orihuela pasa definitivamente a la provincia de Alicante.

La Primera Guerra Carlista (1833-1839) tuvo una amplia repercusión en Orihuela, especialmente cuando, en el año 1837, el carlista Forcadell entró en Orihuela haciéndose fuerte frente a los gubernamentales.

La desamortización supuso un duro golpe para la ciudad y sobre todo para la jerarquía eclesiástica al perder múltiples posesiones como los actuales municipios de Bigastro y Redován, así como numerosos inmuebles, el convento de los Dominicos, el convento de los Agustinos, el convento de los Mercedarios, etc…

Durante la Primera República Española (1873-1874) se produjo el episodio de la toma de la ciudad por parte de revolucionarios cantonalistas, derrotando al gobernador militar Ruiz Piñero, en la llamada batalla de Orihuela. Tras la victoria cantonalista se creó el Cantón de Orihuela, destituyendo al ayuntamiento.

En 1879, la Riada de Santa Teresa, causando 300 muertos y numerosas pérdidas materiales, dejó a Orihuela en la ruina. En el año 1884 llegó el ferrocarril a la ciudad.

Incapaz durante los siglos XIX y XX, por sus estructuras sociales, de alcanzar una verdadera industrialización, el desarrollo del regadío, iniciado en época de Al-Ándalus, transformó la estructura económica de la ciudad y su comarca.La revalorización de su zona costera y el fomento del turismo hizo que la costa se urbanizara, creando nuevos puestos de trabajo y aumento de la población; ello ha llevado a que en la actualidad Orihuela se haya vuelto a convertir en una ciudad importante.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Casco histórico. Declarado Conjunto Histórico Artístico Monumental.

* Castillo de Orihuela. Siglo VIII.

* Puerta de la Olma. B.I.C.

* Murallas de la ciudad. B.I.C.

* Torres de Monserrate.

* Torre de la Casa Casinello.

* Torre de Embergoñes.

* Torre del Seminario.

* Santa Iglesia Catedral del Salvador. Estilo gótico, del los siglos XIII al XV.

* Colegio Diocesano Santo Domingo.

* Iglesia Parroquial de Santas Justa y Rufina.

* Santuario de Nuestra Señora de Monserrate. Barroco del siglo XVII.

* Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol. B.I.C.

* Palacio Episcopal. Barroco del siglo XVIII. B.I.C.

* Palacio del Conde de Pinohermoso. Siglo XVI.

* Palacio de los Marqueses de Rubalcava.

* Palacio del Conde de Granja de Rocamora.

* Palacio de los Condes de Luna. Barroco del siglo XVIII.

* Palacio del Barón de la Linde. Barroco del siglo XVIII.

* Palacio del Marqués de Arneva.

* Palacio del Marqués de Rafal.

* Conjunto Severiano Sánchez Ballesta. Estilo modernista, años 20/30 del siglo XX.

* Casa Villaescusa. Modernista, año 1915.

* Casa de San Gregorio. Modernista.

* Casa Casinello. Modernista, siglo XIX.

* Casa Raimundo. Modernista.

* Plaza Nueva. Modernista, años 20, siglo XX.

* Teatro Circo Atanasio Díe Marín. Modernista, año 1908.

* Lonja de Orihuela.

* Plaza de Toros. 1905.

* Pozos del Cremós. Siglo XIX.

* Casino Orcelitano. 1887.

* Palmeral de San Antón. B.I.C.

* Los Saladares. Importante yacimiento arqueológico.

* Torre de Cabo Roig. Torre vigía.

* Molino de la ciudad.

* Mojones del Reino.

* Norias gemelas.

* Puente Romano de la Dehesa de Campoamor.

Museos:

* Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela San Juan de Dios.

* Museo Diocesano de Orihuela.

* Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias de Orihuela.

* Museo de las Fiestas de la Reconquista.

* Museo Etnológico de Orihuela.

* Casa-Museo de Miguel Hernández.

* Museo Fundación Pedrera.

* Museo del Hospital San Juan de Dios.

MUNICIPIOS DEL BAIX VINALOPÓ

COMARCA DEL BAIX VINALOPÓ

ELCHE.

Este municipio y ciudad es la capital de la comarca del Baix Vinalopó, en la provincia de Alicante. Con un total de 232.517 habitantes (censo 2019) y en toda su extensión tiene las partidas de Algoda-Matola, Algorós, Altabix, El Altet, Arenales del Sol, Asprella, Atsavares, Las Bayas, Carrús, Daimés, Derramador, La Foia, Jubalcoi, Maitino, La Marina, La Perleta, Pla de Sant Josep, Puçol, Torrellano y Vallverda.

Historia:

Elche ha tenido dos emplazamientos a lo largo de su historia. El primero en el yacimiento de l’Alcudia, situado dos kilómetros al sur del actual núcleo urbano, habitado desde el neolítico hasta la etapa visigoda y que ofrecía la ventaja estratégica de su fácil defensa gracias al río Vinalopó. El núcleo primitivo se desarrolló hasta configurar en el siglo V a. C. la ciudad ibérica de Helike, que perduró hasta la invasión cartaginesa en el 280 a.C. Fue la época esplendorosa de la cultura ibérica, en la que esculpió la Dama de Elche. En el año 209 a.C. la ciudad ibérica se romaniza, y ya en el siglo I a. C. adquiere el título de Colonia Iulia Illice Augusta. Desde aquí en adelante fueron constantes las destrucciones y reconstrucciones a consecuencia de la llegada de los bárbaros y la etapa final de los visigodos.

Con la llegada de los árabes a la ciudad se traslada a su emplazamiento actual entre los siglos VIII y IX, al barrio conocido como la Vila Murada. La ciudad cambió mucho con su llegada, pues tenían costumbres totalmente contrapuestas a los cristianos. La población árabe disponía de 1.500 casas, siendo un gran número de ellas de ricos y potentados. El gobierno recaía en manos de un tribunal llamado Aljama y tenían su consejo en la mezquita principal, cuyo edificio se situaba donde hoy está la Basílica de Santa María.

Tenían, asimismo, dos establecimientos para baños públicos, uno dentro del convento de monjas de la Clarisas. Como los árabes eran muy dados a la agricultura, esta fue la principal ocupación después de la guerra. Esto llevó a que el término de Elche fuera enormemente rico, cosechando una gran cantidad de aceitunas, con las que fabricaban un aceite de gran calidad, abundante cebada, además de las cosechas de granadas, dátiles, almendras y el gusano de seda que importaban.

En el interior de los huertos dispusieron extensos algodoneros, que les permitía fabricar tejidos de algodón, así como otras industrias muy lucrativas. En el campo de Elche se ubicaron más de 300 aljibes.

En virtud del tratado de Almizra (1244) por el cual las coronas de Castilla y Aragón se repartieron el reino de Murcia, Elche entró dentro la zona de conquista castellana. La conquista cristiana se efectuó por el infante Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio) alrededor del año 1250, pasando así Elche a la corona de Castilla. A raíz de la conquista, fue constituido el señorío de Elche, encomendado al infante D. Manuel, hermano de Alfonso X y padre de uno de los grandes escritores castellanos de la Edad Media, D. Juan Manuel. Tras una sublevación musulmana en el año 1265, Alfonso X de Castilla debió de pedir ayuda al monarca aragonés Jaime I; éste ayudó a los castellanos a recuperar la villa, junto con los territorios cercanos. Como represalia, los musulmanes fueron expulsados de la ciudad y se vieron obligados a edificar una nueva población en las cercanías de la Vila Murada, conocida actualmente como el Raval de San Juan. En 1296 Jaime II de Aragón atacó los territorios castellanos situados en la mitad sur de la provincia de Alicante y conquistó, entre otros lugares, la ciudad de Elche. En 1305 se firmó en la villa el Tratado de Elche, un acuerdo realizado entre los reinos de Castilla y de Aragón en donde se fijaron nuevos límites fronterizos de estos reinos, pasando Elche, junto con otros lugares como Alicante u Orihuela, al Reino de Valencia. Sin embargo, el señorío siguió en manos del castellano don Juan Manuel, príncipe de Villena.

En el siglo XIV, el día 4 de mayo de 1334, en la catedral de Santa Eulalia de Barcelona, Jaime II hizo donación con cláusula de reversión a la Corona a su quinto hijo, el infante Ramón de Berenguer (1308-1364), conde de Prades, de la villa de Elche, con su puerto Cap de l’Aljub, más tarde llamado de Pueblo Nuevo y por último Santa Pola. Posteriormente, Elche y Crevillente pasaron a manos de Juan de Aragón y en 1358 a las del infante Martín, segundo hijo de Pedro IV de Aragón.

Los siglos XVI y XVII son socialmente conflictivos. Por una parte, la rebelión de las Germanías (1519-1523), conflicto en los reinos de Mallorca y Valencia a comienzo del reinado de Carlos I. Por otra, la expulsión de los moriscos (1609-1613) que supuso la pérdida de un tercio de los habitantes.

En los años posteriores, la repoblación del territorio intentó no sólo rehacer una grave situación económica sino, también, recomponer un estado de debilidad política

El siglo XVIII empieza marcado por la abolición de los Fueros, en 1707, lo que da la oportunidad de aplicar sin estorbos la jurisdicción señorial, que crea la figura del alcalde mayor, nombrado personalmente por el señor. A partir de esa década, hay un crecimiento de la economía. Todo ello favorece la aparición de nuevas fortunas y recorta las posibilidades de los estratos más bajos. Esta situación, más la estructura administrativa y fiscal de naturaleza feudal actuando en coyunturas de baja producción y retraimiento comercial, provocó la revuelta antiseñorial, en 1766, a favor del libre comercio.

En el siglo XIX surgió una importante actividad alpargatera, origen de la actual industria del calzado que potenció el crecimiento de la ciudad. En 1871 el rey Amadeo I visita Elche y le otorga el título de Ciudad. En 1875 se instala la primera máquina de coser y se empezó a importar lona, progresivamente se sustituirá por la de producción local. Comienza el uso del telar mecánico.

Antes de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), existían unas cien fábricas de alpargatas, yute y trenza, que absorbían el 80% de la población obrera. El proceso de industrialización dio paso a la aparición de una nueva oligarquía. Fabricantes de alpargatas y calzado en general comenzaron a crear entidades financieras, cajas de ahorros, patronales, etc… Durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) se unieron las clases burguesas y la media burguesía. Los obreros, por su parte, comienzan a organizarse y crean los primeros sindicatos y partidos políticos. La Segunda República Española (1931-1939) fue un período convulso lleno de huelgas, cierres patronales, confiscación de fincas. El sentir mayoritario de la ciudad de Elche optó por el socialismo. La tensión social entre las distintas ideologías estalló con la quema de la Basílica de Santa María, antes de la Guerra Civil Española. Durante el conflicto, Elche se mantuvo fiel a la República y colaboró activamente con el Ejército Popular. Al término de la guerra, una ciudad inmersa en la miseria y el hambre, sufrió fuertes represalias por parte del bando vencedor, al ser Elche una ciudad mayoritariamente republicana. La situación económica empezó a despuntar a partir de los 50, debido sobre todo a la industria del calzado, consolidándose entre 1965 y 1975, con una importante recuperación demográfica.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Basílica de Santa María. Construída sobre la antigua mezquita. Siglos XVII y XVIII.

* Torre de la Calahorra. Estilo almohade. Siglos XII y XIII

* Torre del Consell. Siglo XV.

* Palacio de Altamira.

* Torre del Gall. Modernismo valenciano.

* Cine Alcázar.

* Misterio de Elche. Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

* El Palmeral. Patrimonio de la Humanidad.

* Parque Municipal.

* Huerto del Cura.

* Parque del Filet de Fora.

* Yacimiento Arqueológico de la Alcudia.

* Los Baños Árabes.

Museos:

* Museo Arqueológico y de Historia de Elche ‘Alejandro Ramos Folqués’

* Museo de la Festa.

* Museo del Palmeral.

* Centro de Cultura Tradicional Museo Escolar de Pusol.

* Museo Paleontológico.

* Museo de la Virgen de Elche.

* Museo de la Alcudia.

* Centro de Exposiciones de la Lonja.

MUNICIPIOS DEL VINALOPÓ MITJÁ

COMARCA VINALOPÓ MITJÁ

ELDA.

Este municipio y ciudad, situada al sur de la Comunidad Valenciana, en la provincia de Alicante, en la comarca del Vinalopó Mitjá, de la que es su capital administrativa, tiene una población de 52.618 habitantes (censo 2019) y a ella pertenece la pedanía de Estación de Monóvar.

Historia:

Los primeros indicios de asentamiento humano en la zona (parajes del Chorrillo y el Chopo) se remontan al Neolítico. Se han encontrado pinturas rupestres en el barranco del Gavilán, zona de Camara. De la Edad de Bronce, se han recuperado utensilios metálicos, ánforas y restos humanos de varios poblados y yacimientos, principalmente en zonas elevadas, como el Monastil o el Peñón del Trinitario. Existe también un asentamiento fenicio cerca del pico de Camara.

A partir del siglo VI a.C. el pueblo íbero surge del contacto entre los habitantes locales con los griegos y los fenicios. De gran importancia el poblado del Monastil, donde está localizado el primer monasterio bizantino de la península ibérica.

Durante el período de las guerras púnicas, entre los años 264 y 146 a.C., Roma y Cartago se disputan la hegemonía del sureste. En el 236 a.C. el Valle del Vinalopó quedó dentro de los dominios de Cartago en una situación estratégica privilegiada, paso obligado desde Cartagena a Sagunto. Numerosas reseñas señalan que por estos valles estuvieron líderes cartagineses como Amílcar Barca, Asdrúbal y Aníbal.

El Imperio Romano derrotó a Cartago en el año 201 a.C. los nuevos colonizadores utilizan el paso del Vinalopó para incluirlo en la importantísima Vía Augusta. Se produjo una rápida romanización de la zona. Se desarrolla una agricultura más organizada, una importante producción alfarera, una notable elaboración del esparto y la cestería, etc… Esto hace que el comercio se intensifique y, entre los siglos I y II, el poblado de El Monastil se desarrolle y expanda hacia las zonas más llanas y cercanas al río. Se impone el latín como idioma.

En el siglo V, Roma entra en decadencia y desaparece como imperio. Hispania sufre una invasión de pueblos germánicos, entre ellos los visigodos. En ese tiempo en Constantinopla se ha fundado un nuevo imperio, sucesor de Roma. El imperio Bizantino intenta reconquistar la península pero sólo consigue hacerse con algunas regiones del sureste y se crea la Provincia de Spania. El cristianismo se expande y núcleo de El Monastil vuelve a recuperar importancia. De esa época se han encontrado restos de una basílica, de una pila bautismal y de un sarcófago.

En el siglo VI, los reyes godos, Leovigildo y Recaredo, derrotan a los bizantinos y toda Hispania queda unida en el Reino Visigodo, con capital en Toledo. Oficialmente todo el territorio queda convertido al catolicismo.

En el siglo VIII el Reino Visigodo sucumbe ante la invasión árabe. Los habitantes de El Monastil huyen y el territorio queda en poder del Califato Omeya de Damasco. Cuando el emir de Córdoba se independiza de Damasco, concede a Teodomiro, un noble visigodo de Orihuela, un pacto por el que puede conservar sus posesiones. De este modo las tierras eldenses pasan a formar parte de la llamada Cora de Tudmir. Durante la invasión, el valle vuelve a poblarse, se instalan alquerías agrícolas en el lugar de las villas romanas, junto a las tierras fértiles del río. Toda la zona sufre una intensa islamización y el árabe se convierte el el idioma oficial. Con la fragmentación, en el siglo XI, del Califato de Córdoba el valle pasó a formar parte de la Taifa de Dénia y, posteriormente, un territorio fronterizo disputado entre otras taifas.

En 1147, el Imperio Almohade, con moriscos de origen bereber (y no de Oriente Medio, como los anteriores), invade lo que queda de Al-Ándalus, con el fin de unificar el territorio y frenar el avance cristiano. En este momento Elda queda gobernada desde Marrakech. Es en este período cuando se construye el Castillo de Elda. La población, entonces, comienza a concentrarse alrededor de la fortaleza, dando forma al actual casco antiguo de la ciudad.

Siglo XIII, la Reconquista cristiana llega al valle y convierte en territorio vasallo la Taifa de Murcia, que es a la que pertenecía en ese momento la ciudad. Con el tratado de Almizra, las coronas de Castilla y Aragón, se pacta el reparto de las tierras reconquistadas, quedando Elda dentro de territorio castellano.

Hasta los primeros años del siglo XIV, la propiedad de Elda y su valle cambio en multitud de ocasiones, cesiones, pactos y donaciones entre diversos nobles. Finalmente en el año 1304, Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón firman un acuerdo por el que se ratifica la anexión militar de la Gobernación General de Orihuela, dejando a Elda bajo la soberanía del Reino de Valencia, y por tanto de la Corona de Aragón.

También durante el siglo XIV la propiedad del valle de Elda (en el que generalmente se incluía Novelda y Aspe) cambió muchas veces de manos. Durante la Guerra de los Pedros, la comarca estuvo en varias ocasiones bajo dominio castellano. También hubo incursiones y saqueos por parte del Reino de Granada. Durante un tiempo, el valle alternó entre estar en manos de la Corona y las de otros nobles extranjeros.

En 1424, Alfonso IV vendió Elda al noble Jimeno Pérez de Corella, conde de Cocentaina. La familia Corella ostentaron el señorío durante casi un siglo.

En 1513, y debido a problemas económicos, la familia Corella vende, por 48.000 libras valencianas, a Mosén Juan Coloma, convirtiéndose en I Señor de la Baronía de Elda. En 1577, el rey Felipe II asciende la categoría nobiliaria del lugar otorgando el título de Conde de Elda, Petrel y Salinas a Juan Coloma y Cardona, nieto de Mosén. Es en ésta época cuando el castillo se convierte en palacio condal, construyendo dos torres y habilitando dependencias para la familia.

En 1609 se decreta la expulsión de los moriscos del Reino de Valencia. Los moros de Elda y del resto del Vinalopó se trasladan al puerto de Alicante para embarcarse rumbo a la ciudad de Orán, posesión española en África, para ser reubicados posteriormente. Elda sufrió, desde ese momento, una gran crisis económica y demográfica, quedando muchas tierras y casas abandonadas.

Ante tan inmensa despoblación, el II conde de Elda, dicta la Carta Puebla de la Villa de Elda, en noviembre de 1611. En dicha carta se detallan las condiciones de habitabilidad de las tierras de Elda. A la zona llegaron nuevos pobladores del Marquesado de Villena, de Alicante, Agost, Muchamiel, Onil o Aspe, entre otros. Durante esos años, en los que la economía estaba basada principalmente en la agricultura, los conflictos por la utilización del agua eran continuos. En 1698 queda finalizada la construcción del pantano de Elda, obra que permitió mayor estabilidad al regadío eldense.

El siglo XVIII comienza con el gran conflicto de la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). Mientras el Conde de Elda y unos pocos vecinos tomaron parte por el archiduque de Austria, la gran mayoría de la población se mantuve fiel al rey Felipe V. El valle, al encontrarse en lugar tan estratégico y fronterizo, fue lugar de contiendas de los dos bandos y durante varios años se suceden las invasiones y las escaramuzas, pasando la zona a estar en manos de unos y de otros. Al finalizar la guerra, las autoridades de Elda hicieron constar a la corte real los esfuerzos de la villa en apoyo de la causa borbónica. De esta manera se le concede a Elda el título de ‘Fidelísima Villa’.

A principios del siglo XIX estalla la Guerra de la Independencia (1808-1814). Elda, que en esos años andaba bastante escasa de recursos, a pesar de solicitar ayuda, no pudo ni siquiera crear una milicia local. En 1812 las tropas francesas entran en la zona y llevaron a cabo multitud de expropiaciones, confiscaban elementos de la huerta, pan, harina, vino, aceite y piensos para los caballos. A pesar de ello, según textos de la época, se relata que Elda fue una villa bastante pacífica con el francés.

En 1833 se crean las provincias y Elda queda incluída en la provincia de Alicante. Ese mismo año estalla la I Guerra Carlista, que pese a no tener mucho apoyo en la zona, sí hizo vivir algunos conflictos con algunos insurgentes de la comarca.

El año 1855 comienza un brote de cólera , creando una situación de pánico en la ciudad. En 1858 entró en funcionamiento el ferrocarril Madrid-Alicante. Esto supone para Elda, al contar con una estación, una gran oportunidad de apertura y desarrolla. En 1884 tuvo lugar una gran inundación que se llevó por delante algunos puentes y molinos en la villa. En 1885 vuelve a tener lugar una nueva epidemia de cólera, aún más virulenta que la de treinta años atrás, falleciendo un 10% de la población. El XIX, a pesar de ser un siglo lleno de grandes y trágicos acontecimientos, fue una época de notable desarrollo cultural e industrial, apareciendo las primeras e importantes fábricas de calzado de piel.

El siglo XX es el de la expansión definitiva de Elda. Crece la clase media y una incipiente burguesía. En 1900 llega la luz a las calles y las casas. En 1904 se fundan el Teatro Castelar y la Cruz Roja eldense, llega por primera vez la instalación de la línea telefónica y se concede a Elda el título de ciudad. En 1936, con el comienzo de la Guerra Civil Española, Elda no se libra del conflicto. Durante la contienda quedó alejada de los frentes y se convirtió en una importante ciudad de retaguardia de la zona republicana. La llegada de refugiados y la falta de recursos provocó una hambruna terrorífica. En 1939, a pocos meses de la finalización de la guerra, la posición estratégica de la ciudad hace que acabe siendo la última capital de la II República. En ella, el presidente Juan Negrín estuvo escondido, también muchos de los miembros destacados del Partido Comunista. Se celebraron importantes reuniones y consejos de ministros. El 6 de marzo se celebra la última reunión en España del gobierno republicano, todos los dirigentes comunista se enteran del golpe de Casado y deciden huir del país, abandonando Elda para tomar los aviones, en el aeródromo de Monóvar, que los llevarían a Orán y Toulouse. Las fuerzas del bando nacional y sus aliados entraron en Elda, tomaron la ciudad y después prosiguieron hasta Alicante, conquistarla y dar por finalizada la guerra.

La postguerra trajo unos años muy duros marcados por la escasez, el aislamiento y el estancamiento económico. En los años 50 empezó el desarrollo, la industria del calzado comienza su época dorada, las fábricas se multiplican y se vive una explosión demográfica sin precedentes. En 1960 se funda la primera Feria Internacional de Calzado en España.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Castillo de Elda. De los siglo XII y XIII.

* Iglesia de Santa Ana. Del año 1528.

* Yacimiento Íbero-Romano del Monastil. Edad de Bronce (1800-1000 a.C.)

* Casa Grande del Jardín de la Música.

* Teatro Castelar.

* La Torreta. B.I.C.

* Pantano de Elda. Siglo XVII.

* Calle Nueva. Siglo XVII.

* Casino Eldense.

* Finca Lacy. Siglo XVII.

* Casa Colorá.

Museos:

* Museo del Calzado ‘José María Amer’

* Museo Arqueológico Municipal.

* Museo Etnológico.

MUNICIPIOS DE L’ALT VINALOPÓ

COMARCA ALT VINALOPÓ

VILLENA.

Este municipio es la capital de la comarca del Alt Vinalopó, cuenta con 33.964 habitantes (censo de 2019), su término es el segundo en extensión de la provincia de Alicante y a él corresponden las pedanías de Casas de Menor, La Encina, Santa Eulalia, Sierra de Salinas, Las Virtudes y La Zafra.

Historia:

En el término municipal de Villena los vestigios más antiguos encontrados se remontan al Paleolítico Medio, de ello hace unos 50.000 años (la cueva del Cochino). Se pueden observar el proceso humano y la evolución cultural en yacimientos como el del paraje de la Huesa Tacaña y el de la Cueva del Lagrimal, y restos del neolítico en la Casa de Lara. Destaca de la Edad de Bronce el yacimiento de El Cabezo Redondo y el conjunto de piezas, encontradas en una rambla cercana a la villa, conocido como el Tesoro de Villena.

Después de la Edad de Bronce se produjo una disminución considerable de la población. Alguna presencia de yacimientos ibéricos, algún otro celta… Durante la época romana tampoco hubo ningún asentamiento estable.Durante la dominación visigoda, la comarca de Villena formó parte de una provincia que correspondía aproximadamente con la antigua Cartaginense.

Cuando en el año 711 los musulmanes invadieron la península se encontraron con un duque visigodo, llamado Teodomiro, que dominaba una amplia comarca y tenía como centro la ciudad de Orihuela. La primera noticia, aunque hay algunas dudas, que se tiene de Villena como núcleo urbano estable es en el tratado de los musulmanes con Teodomiro, en el año 713. Realmente el primer testimonio en el que se menciona la ciudad es en un documento del siglo XI. Con el dominio musulmán Villena se convirtió en un núcleo de gran importancia, una ciudad con jardines en los que el agua de su antigua laguna y sus numerosos manantiales jugaría un papel predominante.

Un primer intento serio de conquista por parte de los cristianos fue en 1238, aunque la conquista definitiva tuvo lugar en 1240, en nombre de Jaime I y de la Corona de Aragón. Con el Tratado de Almizra, en 1244, devolvían la villa a Castilla y se fijaban las fronteras entre Castilla y Aragón. Se creó el señorío de Villena a favor de Manuel de Castilla, que poseyó el señorío a manera de rey. A su muerte heredó su hijo, don Juan Manuel (el conocido escritor de ‘El Conde de Lucanor’, entre otras obras), segundo señor, príncipe y primer duque de Villena. En 1308 comenzó a amurallar el barrio de los cristianos viejos.

En el año 1333 el señorío pasó a ser principado y en 1336 ducado. Finalmente en el año 1445 pasó a ser marquesado, el más antiguo de la Corona de Castilla.

En 1476 la población, alentada por los Reyes Católicos, se levantó contra el marqués Diego López Pacheco. En 1480 pasó a depender del realengo, aunque el término geográfico de marquesado se siguió utilizando para esta región, que estaba dentro del antiguo Reino de Murcia.

En 1525 el emperador Carlos V le concedió el título de ciudad y comenzó, entonces, un período de tranquilidad.

Durante la Guerra de Sucesión (1701-1713) Villena apoyó a los Borbones en la figura de Felipe V, lo que le hizo ganar el título de “Muy noble, muy leal y fidelísima”.

En 1803 se ordenó desecar la laguna de Villena para convertirla en tierras de cultivo. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) Villena fue tomada por las tropas napoleónicas y para provocar la rendición de las fuerzas que defendían el castillo de la Atalaya bombardearon la fortalezas y, una vez conquistado, volaron las bóvedas almohades de la torre del homenaje.

En 1836, tras haber pertenecido a las provincias de Murcia y Albacete, Villena se incorporó definitivamente a la de Alicante.

En 1858, con la construcción del ferrocarril Alicante-Madrid, y en 1884, con el trazado que conectaba Cieza y Alcoy, aumentó considerablemente el comercio y surgieron las primeras industrias.

En 1888 se derribó la torre del Orejón, eliminando de esta manera el último lienzo de muralla que quedaba en la ciudad.

Durante los primeros años del siglo XX, la conciencia de clase llevó a una importante difusión del anarquismo y el socialismo en la zona y esto se reflejó en la huelga general de 1917, saldándose con muertos y heridos. Durante la guerra civil, la ciudad, se vio envuelta en numerosos destrozos y bombardeos. Al término de la contienda Villena se encontró en una situación crítica, tanto económicamente como por falta de suministros y la cantidad de infraestructura destruida. Todo ello empezó a reconstruirse lentamente y, a partir de los años sesenta, con la llegada de inmigrantes, sobre todo de Castilla-La Mancha y Andalucía, la ciudad comenzó su importante resurgir hasta nuestros días.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Centro histórico.

* Castillo de la Atalaya.

* Castillo de Salvatierra.

* Palacio municipal.

* Iglesia arciprestal de Santiago Apóstol.

* Iglesia de Santa María.

* Teatro Chapí.

* Santuario de Nuestra Señora de las Virtudes.

* Cabezo Redondo.

* Ermita de San Antón.

* Ermita de Nuestra Señora del Pilar.

* Casa de la familia Selva.

* Casa de la familia Mergelina.

* Plaza de toros.

Museos:

* Museo arqueológico José María Soler.

* Museo escultor Antonio Navarro Santafé.

* Museo del Botijo.

* Museo del Festero.

MUNICIPIOS DE L’ALACANTÍ

COMARCA DE L’ALACANTÍ

ALICANTE.

Alicante es una ciudad y un municipio, capital de la provincia homónima, en la Comunidad Valenciana. Capital, a su vez, de la Comarca de L’Alacantí. Con un total de 334.887 habitantes (censo 2019) es el segundo municipio más poblado de la comunidad autónoma. Pertenecen al municipio las pedanías de La Alcoraya, El Bacarot, Cañada del Fenollar, Font Calent, Isla Plana o Tabarca, Monnegre-Cabeçó d’Or, Moralet. Partida de Vallonga, Rebolledo, Santa Faz y Verdegás.

Historia:

Los primeros asentamientos en la huerta y alrededores de Alicante se remontan a la aparición de poblados íberos que datan del siglo II a.C. Son colonos de Focea los que toman como referencia marítima para la navegación al monte Benacantil, llamándolo Akra-Leuka (‘promontorio blanco’), si bien no hay certeza de edificaciones hasta que Amilcar Barca situó allí su principal acuartelamiento, al valorar su cima como asentamiento militar.

En el 201 a.C., los romanos capturan la ciudad íbera conocida como Leukante o Leukanto (Lucentum es una latinización del nombre original) que contaba con un aceptable puerto marítimo en la desembocadura del barranco de la Albufereta. Hacia el final del dominio romano, lo fangoso de este torrente deja de ser el adecuado como puerto y la población se va desplazando progresivamente hacia las faldas del Benacantil, dando lugar al verdadero origen del actual casco urbano.

Del siglo VIII al siglo XIII, la ciudad estuvo bajo el dominio islámico y pasó a llamarse Al-Laqant. Durante este período, la ciudad siguió los destinos de Al-Ándalus y tras el desmembramiento del Califato de Córdoba perteneció a las Taifas de Dénia, Almería y Murcia. Hoy en día se pueden observar restos arqueológicos de la medina islámica junto al ayuntamiento de la cuidad.

Según el Tratado de Cazorla, entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón, la frontera meridional de Aragón se fijaba en la línea que une Biar, Castalla, Jijona y Calpe. Por lo tanto Alicante pertenecía a la zona de expansión castellana. En el año 1243, el gobernante musulmán de la Taifa de Murcia, Muhamad Ben Hud, firmó el Tratado de Alcaraz con el infante Don Alfonso, que después se convertiría en Alfonso X el Sabio, por el cual el reino musulmán de Murcia se ponía bajo protectorado castellano. El gobernador de Alicante, Zayyan Ibn Mardanish, no aceptó el pacto y fue obligado, acompañado de muchos pobladores, a abandonar el área en 1247, año en que comenzó la soberanía castellana de Alicante. El infante Alfonso X el Sabio, una vez tomada la villa a los andalusíes, conmemora la victoria denominando al castillo árabe construido sobre el monte “de Santa Bárbara”, por coincidir esta festividad con el día de la toma de la ciudad por los cristianos.

Desde un principio, Alfonso X el Sabio, intentó establecer en Alicante un numeroso grupo de cristianos dada la importancia militar y mercantil de la villa, pero el proceso fue lento y se prolongó a lo largo de todo el siglo XIII. Los repobladores cristianos fueron principalmente castellanos y leoneses y recibieron todo tipo de privilegios y franquicias para facilitar su asentamiento. En 1252, Alfonso X, otorgó a la ciudad el Fuero Real, la dotó de un concejo fuerte, de numerosas exenciones fiscales y de un amplio término municipal en el que se incluían las poblaciones de Agost, Monforte del Cid, Aspe, Novelda, Elda, Petrel, Busot, Aguas de Busot, El Campello, Muchamiel, San Juan y San Vicente del Raspeig. Además el rey dispensó grandes medidas de favor al puerto de Alicante, considerado de gran valor estratégico.

Entre los años 1264 y 1266, Alicante estuvo inmersa en una rebelión mudéjar, extendida por casi todo el Reino de Murcia, el rey castellano pidió ayuda a su suegro, Jaime I de Aragón, para sofocarla. Éste intervino y redujo la insurrección pero dejó en el reino murciano a más de 10.000 catalanes y aragoneses que a partir de ese momento tendrían cierto predominio.

Una crisis por la sucesión del trono castellano hizo que Alfonso de la Cerda, aspirante ilegítimo al trono, pidiera ayuda a Jaime II de Aragón, a cambio de donarle el Reino de Murcia, en caso de conseguir la corona castellana. En abril de 1296, Alicante fue conquistada por Jaime II de Aragón, ayudado sobre todo por los colonos cristianos catalanes y aragoneses que quedaron en estas tierras en la rebelión mudéjar del año 1266.

Alicante y las comarcas limítrofes pasaron entonces al Reino de Valencia.

En el siglo XIV, el crecimiento de la ciudad se vio truncado por distintos acontecimientos, la Guerra de la Unión (1347-1348), la Peste Negra (1348) y la Guerra de los Dos Pedros (1356-1369), que tuvo en Alicante uno de sus principales escenarios. Esto mermó de manera drástica a la población, que quedó reducida a la mitad. Con la paz comienza la reconstrucción social y económica.

Durante el siglo XV, Alicante continuó creciendo y una próspera agricultura orientada a la exportación (vino, frutos secos, esparto, etc…) impulsó un gran desarrollo del puerto y de la clase media. En 1490, Fernando el Católico otorga a Alicante el título de ciudad.

En el siglo XVI, Alicante era la quinta ciudad del Reino de Valencia, su desarrollo institucional, económico y demográfico era palpable. El puerto se convirtió en el más importante del Reino y, ello, propició el asentamiento de colonias de comerciantes extranjeros, dándole un gran dinamismo al tráfico mercantil. La construcción del Pantano de Tibi, a finales del XVI, revitalizó la producción de la huerta alicantina.

En el siglo XVII, la ciudad fue objetivo militar en casi todos los conflictos bélicos. En 1691 fue casi destruida por la escuadra francesa que dirigía el almirante D’Estrées.

Ya en el siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión (1701-1713) fue ocupada alternativamente por austracistas y borbónicos. La voladura parcial del Castillo de Santa Bárbara determinó la salida de los aliados de la ciudad y el triunfo borbónico en esta parte del Reino de Valencia. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) Alicante también se vio afectada por el conflicto. En ese tiempo se construyeron nuevas murallas y el Castillo de San Fernando, aunque las tropas francesas nunca llegaron a ocupar la ciudad.

Durante el siglo XIX, el talante abierto y liberal de los alicantinos se manifestó en acontecimientos como la promulgación de la Constitución Española de 1812 (La Pepa), la desaparición de la Inquisición (1834), la dificultad para reprimir a los liberales en la rebelión de Boné (1844), el apoyo a la Vicalvarada (1854), etc… El primer club republicano se abrió en Alicante en noviembre de 1868.

Por su condición portuaria, la ciudad, tuvo diferentes epidemias. Una de las peores fue la del cólera-morbo en 1854.

La provincia de Alicante nació como tal en las Cortes liberales de 1822.

En 1847 comienza la ampliación del puerto, en 1858 finaliza la construcción del ferrocarril Alicante-Madrid y se levantó la llamada estación de Madrid, entre los años 1854 y 1878 se derruyeron las murallas de la ciudad y en 1884 se inaugura la línea ferroviaria Murcia-Alicante y la estación de Benalúa.

En 1893 el Ayuntamiento adoptó la bandera naval de Alicante como bandera de la ciudad.

Siglo XX. Entre los años 1920-1935 la economía alicantina de decanta por la industria mientras la agricultura se sume en una crisis. Alicante fue una ciudad donde los republicanos ganaron la elecciones de 1931 y durante toda la II República (1931-1939) los partidos de izquierdas mantuvieron una mayoría holgada, tanto en la ciudad como el provincia. El primer alcalde de este período fue Lorenzo Carbonell Santacruz (republicano socialista) que ganó con un 81% de votos. En 1933, las mujeres votan por primera vez (sufragio universal), ganando el PSOE y en las elecciones generales de 1936 triunfó el Frente Popular. A la proclamación de la República le siguió la destrucción y quema de las principales iglesias de la ciudad. Ésta fue proporcionalmente la mayor quema en toda España, ante la pasividad de las autoridades, que tan sólo protegieron la Santa Faz.

Comienza la Guerra Civil Española (1936-1939) y un suceso importante fue el fusilamiento del falangista José Antonio Primo de Rivera, que se encontraba preso en Alicante, el 20 de noviembre de 1936. Como represalia la ciudad sufrió el famoso ‘bombardeo de las ocho horas’. Durante el conflicto Alicante sufrió 71 bombardeos, el que más víctimas causó fue el Bombardeo del 25 de mayo, en el año 1938, murieron 313 personas, en gran parte mujeres y niños que se encontraban en el Mercado Central. A pesar de los bombardeos Alicante permaneció fiel a la República hasta el final de la Guerra y la ciudad vivió momentos de enorme dramatismo. El 30 de marzo de 1939 entraban en Alicante los Nacionales con un ostentoso desfile delante del Ayuntamiento y las principales calles de la ciudad. Al tachar Alicante y su provincia como ‘zona roja’, la represión en los años de postguerra fue mayúscula.

Los años sesenta, y posteriores, trajeron el florecimiento económico y el crecimiento demográfico. La economía evolucionó hacia el sector servicios, especialmente dedicado al turismo, y se produjo el mayor desarrollo urbanístico de la ciudad con el nacimiento de nuevos barrios en el extrarradio.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Basílica de Santa María. Estilo gótico. Siglos XIV-XVI.

* Concatedral de San Nicolás de Bari. Siglos XV-XVII.

* Monasterio de la Santa Faz. Siglo XV.

* Torres de Defensa de la Huerta de Alicante. Siglos XV-XVII. B.I.C.

* Casa de la Asegurada. Siglo XVII. Alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante.

* Convento Canónigas de San Agustín. Siglo XVIII.

* Palacio Gravina. Siglo XVIII. Alberga el Museo de Bellas Artes Gravina.

* Palacio Maisonnave. Siglo XVIII.

* Palacio del Portalet. Siglo XVIII.

* Teatro Principal de Alicante. Edificio neoclásico.

* Plaza de toros de Alicante.

* Mercado Central de Alicante.

* Edificio de la Diputación Provincial de Alicante. Estilo neoclásico.

* Lonja de Pescado.

* Castillo de Santa Bárbara. Siglos XIV-XVIII.

* Castillo de San Fernando. Siglo XIX.

* Isla de Tabarca. Declarada Conjunto Histórico Artístico.

* Restos Arqueológicos de la ciudad íbero-romana de Lucentum.

* Explanada de España.

* Parque de Canalejas.

* Plaza de los Luceros.

Museos:

* Museo Arqueológico de Alicante.

* Museo de Arte Contemporáneo de Alicante.

* Museo de Bellas Artes Gravina.

* Museo Volvo Ocean Race.

* Museo de arte bizantino del monasterio de la Trinidad.

* Museo Nueva Tabarca.

MUNICIPIOS DE EL COMTAT

COMARCA DE EL COMTAT

COCENTAINA.

Se encuentra al norte de la provincia de Alicante y la capital de la comarca que lleva su nombre El Condado de Cocentaina (El Comtat). Tiene una población de 11.511 habitantes (censo 2019) y a su municipio pertenecen las pedanías de Alcúdia, Algars, Alqueríes de Benifloret, Estació Nord, Gormaig, Penella y Poble Nou de Sant Rafel.

Historia:

Ya en el paleolítico, neolítico y época prerromana fue una ubicación muy importante y estratégica. En Cocentaina hay tres abrigos con pinturas rupestres, el de Alberri, el de la Paella y el de la Penya Banyá. Declarados Patrimonio de la Humanidad en 1998. También están ubicados algunos yacimientos ibéricos de máxima importancia como la ‘Serreta’, ‘Pic Negre’, ‘Jovades’, ‘Petxineta’, Terratge’, ‘Tortea’, ‘Cova dels Coloms’, etc… Destacar el yacimiento de la Serreta en el que se encontraron los ‘Plomos de Alcoy’ y la ‘Divinitat de la Serreta’.

En la época musulmana, Qustantaniya (Cocentaina), volvió a ser un enclave de gran importancia a todos los niveles. Está demostrado es diferentes documentos y elementos arquitectónicos y urbanísticos (el arrabal, el castillo, las alquerías, etc…).

En 1245 conquistó la villa el rey Jaime I. A partir de aquí comenzó una etapa marcada por grandes revueltas protagonizadas por el caudillo Al-Azraq (1247 y 1275) y en el año 1304 la villa fue saqueada e incendiada por musulmanes procedentes de Granada; de aquí viene el actual mote, ‘Socarrats’, que reciben sus habitantes.

El primer señor feudal de Cocentaina, con el título de barón, fue el almirante de la Corona de Aragón, Roger de Lauria, en 1291.

A finales del siglo XV, Alfonso III, vendió la villa por 80.000 florines a Jimeno Pérez de Corella. En el siglo XVII pasó a manos de la familia Benavides.

A raiz de la expulsión de los moriscos, en 1609, Cocentaina entró en una gran depresión económica. La villa tenía unos 2.000 cristianos y 1.000 moriscos.

A principios del XVIII, y durante un siglo, comenzó su recuperación económica. En 1805 pasó a depender de los duques de Medinaceli.

A finales del XIX comenzó a surgir en Cocentaina una tímida industrialización textil, inducida por la cercanía de la ciudad de Alcoy, pionera en la zona. Comenzó la producción de textiles, cemento, papel, calzado y cartonajes. La llegada del tren Alcoy-Gandía en 1893 supuso una gran mejora de sus comunicaciones. A mediados del siglo XX Cocentaina recibió una importante cantidad de inmigrantes castellanos.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Palacio Condal. Del siglo XIII, de estilo gótico-renacentista, construido sobre un edifico musulmán del siglo XII.

* Castillo de Cocentaina. De estilo gótico-militar construido entre los siglos XIII y XIV

* Castillo de Penella.

* Muralla y torres.

* Arrabal.

* Iglesia de El Salvador. Del siglo XVI.

* Iglesia de Santa María. Del siglo XIII.

* Edificio Merín.

*Vía verde del Serpis.

Museos:

* Casa-Museo del Comtat.

* Casa Museo Festero.

MUNICIPIOS DE L’ALCOIÁ

COMARCA DE L’ALCOIÁ

ALCOY.

Alcoy es el municipio y la ciudad, capital de la comarca de L’Alcoiá. Cuenta con una población de 58.994 habitantes (censo 2019), es una de las ciudades más importantes de la Comunidad Valenciana, con especial relevancia tras la Revolución Industrial, especialmente en el sector textil. Conocida también, por su peculiar orografía, como la ciudad de los puentes.

Historia:

Nos remontamos al paleolítico medio (hace unos 40.000 años) para situar los primeros testimonios de presencia humana en el término de Alcoy. El yacimiento de El Salt, gracias a los trabajos arqueológicos, es uno de los mejores documentados. El estudio de los instrumentos tallados de sílex, de los restos de fauna y de otros restos evidencian la presencia humana, sugiriendo que este fue un campamento temporal, revisitado por estos grupos durante miles de años.

Al final de las glaciaciones del Cuaternario, y coincidiendo con el período epipaleolítico, comienza en la zona la introducción de la agricultura primitiva. En el abrigo de la Falguera se reconocen dos grandes tecnocomplejos culturales, el microlaminar y el complejo geométrico. En los abrigos próximos a la Sarga se encuentran pinturas rupestres prehistóricas con escenas de caza, recolección, además de motivos figurativos. Otros restos de época Neolítica y de la Edad de los Metales, atestiguan la ocupación prehistórica en el término municipal.

Hacia el 3000-2500 a.C. (período eneolítico), se abandonan la cuevas como vivienda, utilizándose como corrales o lugares de enterramiento, y se generaliza la vida en las llanuras.

Se establecen poblados fortificados en las cimas de las montañas como la Mola alta de Serelles, el Mas del Corral, el Mas de Menente y el Puig que desarrollan economías cerealistas evidenciadas por la abundancia de dientes de sílex y molinos de mano.

En los inicios del primer milenio, durante el período de bronce final, llegaron a estas tierras diversas influencias foráneas que produjeron transformaciones en el sustrato indígena, como la incineración de cadáveres, la aparición del hierro, el torno cerámico y la diversificación de la población que daría lugar al desarrollo de la cultura ibérica, desarrollada entre los siglos VI y I a.C.. Ésta es el resultado del desarrollo social de las comunidades del bronce final, sobre las cuales actúan otras influencias de culturas mediterráneas: fenicias, y griegas. Los poblados ibéricos constituyeron la antigua región de la Contestania, dentro de las actuales comarcas de L’Alcoiá y el Condado de Cocentaina.

Durante la época romana, estas comarcas fueron un espacio rutal de la periferia de las principales ciudades, que se situaban en la costa, como: Dianium (Denia) o Lucentum (Alicante), o próximas a las vías de comunicación principales, como: Saetabis (Játiva). Este territorio se caracterizó por algunos asentamientos de carácter nómada, las denominadas villae, que se desarrollaron principalmente entre los siglos II y IV d. C. La presencia de restos de la romanización, aunque escasos, fueron hallados en pequeños poblados denominados alquerías, cuyos topónimos persisten en la actualidad (Uixola, Benisaidó, Polop, Barxell, etc.), los cuales dependían, entre los siglos X y XIII, de la fortificación en el Castellar.

A partir del siglo VIII se produjo la conquista andalusí de estas tierras, que quedaron integradas en el Sharq Al-Andalus. Los andalusíes se estructuraron a partir de centros rurales de tipo clánico que dieron lugar a formas de ocupación caracterizadas por las típicas alquerías, en torno a las cuales se desarrollaron espacios agrarios irrigados. Las alquerías se organizaban en torno a un castillo fortificado emplazado en altura que les servía de refugio y defensa, como es El Castellar d’Alcoi.

En el momento de producirse la conquista cristiano-feudal por Jaime I de Aragón, Alcoy era un distrito territorial formado por diez alquerías que dependían del centro fortificado de El Castellar.

Fruto del afán de colonizar y asegurar la frontera meridional del Reino de Valencia, Jaime I somete pacíficamente, mediante tratados, los territorios árabes de Valencia, su huerta y los de ‘más allá del Júcar’, entre los que se encuentran los Valles de Alcoy y los Valles de Alcalá, Zeta y Travadell.

Una vez expulsados la mayor parte de los musulmanes y despobladas muchas alquerías, se fundó, en marzo de 1256, la villa de Alcoy: un núcleo urbano nuevo, centralizado y fortificado, destinado a acoger a los repobladores que se asentaban en el término. El cierre del recinto amurallado finalizó en los últimos años del siglo XIII.

Sin embargo, no todos los señores árabes estaban de acuerdo con este sometimiento y entre los años 1248-1276 se inician una serie de revueltas por parte del señor de la Vall d’Alcalá, el caudillo Al-Azraq. A consecuencia de estas revueltas, el rey Jaime I, manda construir una serie de castillos en la entonces línea fronteriza del reino, Alcoy, Sax, etc…

Las últimas revueltas de Al-Azraq, en el año 1276, fueron finalmente sometidas (muriendo el propio caudillo mientras sitiaba la ciudad de Alcoy) y estos hechos determinaron definitivamente el poder cristiano sobre la actual provincia de Alicante.

En 1291 el rey Jaime II de Aragón donó Alcoy al almirante Roger de Lauria, no volviendo la villa al poder de los reyes hasta 1430. En este año, a consecuencia de la sublevación del entonces señor de Alcoy, Federico de Aragón, Conde de Luna, la villa pasó a poder real, y desde 1447 el rey Alfonso el Magnánimo le confirmó el privilegio de tener representación en las Cortes Valencianas.

Durante la Guerra de Sucesión (1705-1707) los alcoyanos defendieron la causa del archiduque Carlos, por lo cual la villa estuvo sitiada y padeció ataques, la abolición de privilegios locales, multas, etc. Todo este conjunto de factores provocaron que la población menguara de forma considerable. No obstante, años más tarde, el rey Felipe V concedió a la villa la supresión de los gravámenes y otorgaría privilegios a la Real Fábrica de Paños de Alcoy.

En el siglo XIX comenzó una fuerte desarrollo industrial que provocó importantes movimientos obreros. En 1821 se produjo en Alcoy el primer episodio ludita ducomentado en la historia de España. En 1844 la villa recibió el título de ‘leal ciudad’ otorgado por Isabel II, por su lealtad durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840).

La ciudad desempeñó un importante capítulo de su historia durante la Primera República al protagonizar la llamada Revolución del Petróleo. El día 9 de julio de 1873, mientras el alcalde republicano Agustín Albors negociaba con una comisión de obreros declarados en huelga general, en demanda de mejoras salariales, la guardia urbana, por orden del alcalde, abrió fuego sobre los trabajadores que se encontraban en la plaza del ayuntamiento. Éstos, encolerizados, asaltaron el edificio, matando al alcalde y mutilando su cadáver. Alcoy, ese día, se declaró independiente y fue gobernada por un ‘comité de salud pública’, hasta la llegada de las tropas federales, el 13 de julio.

Con la industrialización, Alcoy se convirtió en un nudo importante de comunicaciones y llegó a contar con la presencia de varias líneas de ferrocarril. Desde finales del siglo XIX funcionaron los trayectos entre Villena-Alcoy-Yecla y el de Alcoy-Gandía. En 1904 entró en servicio la línea Xátiva-Alcoy.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República y la Guerra Civil Española, la ciudad se convirtió en una plaza fuerte del socialismo y el anarcosindicalismo.

A partir de los años 50 del siglo XX, Alcoy atrajo un importante número de inmigrantes. A las industrias textiles, papeleras y metalúrgicas se les unió la alimentaria (dulces, licores, aceitunas, etc…) y más adelante la industria cosmética.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Yacimiento arqueológico de la Serreta.

* Yacimiento arqueológico de El Puig.

* Restos arqueológicos ‘La Mola de Serelles’.

* Restos arqueológicos ‘El Castellar y El Salt’.

* Torre de Na Valora. Torre medieval del siglo XIII.

* Torre N’Aiça. Siglo XIV.

* Arco de San Roque. Siglo XVIII.

* Torre-portal de Riquer, Siglo XIV.

* Castillo de Barxell. B.I.C.

* Plaza de España.

* Casa Consistorial. Edificio de los años 1846-1863.

* Lonja de San Jorge.

* Plaza de Dins. Siglo XIV.

* Palacete de Albors.

* Banca Vicens. Edificio señorial de 1881.

* Banco de España.

* Teatro Principal de Alcoy. Edificio de 1838.

* Teatro Calderón de Alcoy.

* Cine Goya. Edificio de estilo art decó valenciano.

* Hospital Civil de Oliver. Edificio de 1877.

* Hospital Sueco-Noruego.

* Escuela de Artes y Oficios de Alcoy.

* Barrio La Sangre.

* Círculo Industrial de Alcoy. Edificio modernista.

* Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Alcoy. Edificio modernista.

* Casa del Pavo. Edificio modernista.

* Casa Laporta. El edificio introductor del modernismo en Alcoy.

* Casa del Escaló. Edificio modernista.

* Casa Vilaplana. Edificio modernista.

* Casa Mataix. Edificio modernista.

* Casa Sant Nicolau 29. Edificio modernista.

* Casa Sant Nicolau 35. Edificio modernista.

* Casa País Valenciá 30. Edificio modernista.

* Viviendas Bartolomé José Gallardo, 1, 3 y 5. Conjunto de edificios modernistas.

* La Glorieta. Parque público del año 1836.

* Parque de bomberos. Edificio de estilo art nouveau.

* Cementerio de San Antonio Abad. Destacan panteones de estilo modernista y neogótico.

* Iglesia arciprestal de Santa María.

* Iglesia de San Jorge. Estilo neobizantino.

* Monasterio del Santo Sepulcro. Estilo barroco del año 1598.

* Iglesias de San Mauro y San Francisco.

* Iglesia de San Roque y San Sebastián.

* Iglesia de la Virgen de los Desamparados. Siglo XIX.

* Ermita de San Antonio Abad. De los siglos XVII y XVIII.

* Ermita de Polop. De los siglos XVII y XVIII.

* Capilla de San Miguel. Construida en el año 1790.

* Convento de San Agustín de Alcoy.

* Puente de la Pechina. Del año 1863.

* Puente de las Siete Lunas.

* Puente de San Roque. Del siglo XIX.

* Puente de María Cristina. Del primer tercio del siglo XIX.

* Viaducto de Canalejas.

* Puente de San Jorge.

* Puente de Fernando Reig.

Museos:

* IVAM Centre d’Art d’Alcoi.

* Museu Alcoiá de la Festa.

* Museo Arqueológico Camil Visedo.

* Refugio-Museo de Cervantes.

* Museo de Bomberos del Consorcio Provincial de Alicante.

* Museo de Interpretación Turística de Alcoy.

MUNICIPIOS DE LA MARINA BAJA

COMARCA DE LA MARINA BAJA

VILLAJOYOSA.

Este municipio costero es la capital de la comarca de la Marina Baja, cuenta con una población de 34.673 habitantes (censo 2019) y pertenecen a él las pedanías de La Ermita, Plans y Torres.

Historia:

Los primeros pobladores de Villajoyosa se sitúan en la Edad de Bronce; el cerro donde hoy día se encuentra el casco antiguo fue un poblado ibérico.

En la época romana toda la zona experimento un gran auge siendo Villajoyosa, según muchas hipótesis, la ciudad de Alone/Alonis. Se han encontrado en el centro de la vila restos de termas y de un asentamiento bélico.

En la Edad Media el lugar estaba despoblado. La fundación como ciudad cristiana, con el nombre de La Vila Joiosa (Villa Alegre), se produjo en el año 1300 por el almirante de Jaime II de Aragón, Bernardo de Sarriá, con la finalidad estratégica de controlar el ataque marítimo de los musulmanes. Después, La Vila pasó por varias familias nobles. En el año 1443 obtuvo el privilegio de pasar a ser villa real.

En el siglo XVI tuvo un papel muy importante en la defensa de la costa alicantina de los numerosos asaltos de los piratas berberiscos. Es por ello que el rey Felipe II mandó construir una nuevas murallas, ocultando las que ya existían, y que son las que hoy día se encuentran en pie. Con el cese de los ataques corsarios (finales del siglo XVII) la urbe tuvo un considerable crecimiento extramuros.

En el año 1911, Alfonso XIII concedió a Villajoyosa el título de ciudad.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Conjunto histórico-artístico de la Vila (en el caso antiguo). Murallas renacentistas y la Iglesia/fortaleza de la Asunción, declaradas Bien de Interés Cultural.

* Torre de Aguiló, del siglo XVI.

* Torre de Dalt.

* Torre del Baix o de Xauxelles.

* Torre del Charco.

* Torre de la Torreta.

* Torre Simeón.

* Villa Giacomina.

* Torre de Sant Josep, del siglo II

* Santuario de la Malladeta, santuario íbero y romano (siglos IV a.C.- I d.C.).

* Termas públicas monumentales de Allon.

* Sus playas: Paraíso, El Bol Nou, La Caleta, Centro, Racó del Conill, del Torres, Estudiantes, del Varadero, del Tío Roig, del Esparelló, del Charco, Puntes del Moro.

Museos:

* Vilamuseu. Museo de la ciudad con importante colección arqueológica, etnográfica, paleontológica, etc…

* Museo del chocolate de Villajoyosa.

* Casa Museo la Barbera dels Aragonés.

MUNICIPIOS DE LA MARINA ALTA

COMARCA DE LA MARINA ALTA

DÉNIA.

Se trata de la capital de la comarca de La Marina Alta, también conocida como ‘Marquesado de Dénia. Según censo del año 2019 cuenta con 42.166 habitantes, pero en verano esta población puede llegar a quintuplicarse, alcanzando los 200.000. Al municipio pertenecen tres pedanías: Jesús Pobre, La Pedrera y La Xara.

Historia:

Aunque hay indicios arqueológicos ibéricos, el origen de esta ciudad es romano, situándola en el siglo I antes de Cristo. En la época romana disfrutó de periodos de gran esplendor. Con la llegada de los musulmanes Dénia será la capital de la taifa, creada en 1010 por el amiri Muyahid al-Amiri al-Muwaffaq que, anexionándose la Baleares, convertirá el reino en un importante centro marítimo y comercial (con moneda propia) hasta la invasión almohade. La taifa perdió su independencia en 1076 y pasó a ser parte de la taifa de Zaragoza hasta la llegada de los almorávides.

La conquista cristiana, en 1244, llevó a esta ciudad a una severa despoblación y un serio retroceso en su desarrollo. Pasó, durante años, por distintos dominios, casas y coronas, siendo villa, condado y, finalmente, marquesado. El duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, quinto marqués de Dénia y favorito del rey Felipe III, proporcionó a la villa importantes privilegios y el título de ciudad. Impulsó la expulsión de los moriscos (1609-1613) y 25.000 de ellos embarcaron en el puerto de Dénia con destino al norte de África. Después de este éxodo el marquesado sufrió una grave ruina económica.

En el siglo XVIII, la ciudad participó abiertamente en la guerra de Sucesión (1701-1713) y fue la primera en proclamar rey al archiduque Carlos. Dénia sufrió una gran crisis tras esta guerra y las posteriores represalias. Los borbónicos la ocuparon en el año 1708. El castillo de la ciudad, que estaba seriamente dañado, se hundiría definitivamente durante la guerra de la Independencia Española (1808-1814). Ya en el siglo XIX Dénia experimenta un gradual crecimiento . El floreciente comercio de la pasa hizo que apareciera una burguesía y atrajo empresas extranjeras. Con todo ello aumentó la población a prácticamente el doble.

Patrimonio, Monumentos y lugares de interés:

* Castillo de Dénia.

* Antiguos Astilleros (siglo XVI, modificados en el XVIII)

* Ayuntamiento, de estilo Neoclásico.

* Barrio Baix la mar, antiguo barrio de pescadores.

* Barrio Les Roques, junto al castillo.

* Casa fortificada de Benitzaina, declarada B.I.C.

* Caseta del Pare Pere, arquitectura rural del siglo XVII

* Convento de las Agustinas, siglos XVI y XVII

* Iglesia de la Asunción, Barroco valenciano del XVII

* Iglesia de San Antonio, siglos XVI y XVII

* Iglesia y Convento de Nuestra Señora de Loreto, del siglo XVI

* Iglesia de Jesús Pobre

* Iglesia de San Mateo de La Xara

* Yacimiento de la Almadraba, villa marítima romana, siglos I al IV d.C.

* Yacimiento del Alto de Benimaquia, poblado ibérico, siglos VI al III a.C.

* Yacimiento Pico del Águila, poblado ibérico, siglos IV al I a.C.

* Ermita de San Juan.

* Ermita de Santa Paula.

* Ermita de Santa Lucía, del siglo XV

* Torre de la Almadraba.

* Torre del Gerro (Jarrón), del siglo XVI. Destaca el escudo de armas de Carlos I.

Museos:

* Museo Arqueológico. Recorrido por la historia de la ciudad, desde sus orígenes hasta el siglo XVIII

* Museo Etnológico. Dedicado al siglo XIX en Dénia y al comercio de la pasa.

* Museo del Juguete. La industria del juguete desde 1904 hasta 1960.Centro de Arte ‘La Estación’.

* Centro cultural con distintas exposiciones temporales.